-El presidente siempre planteó su postura a favor de la legalización del aborto, aun así, ¿fue necesario que usted lo asesore en este tema respecto a algún punto en particular?

-Desde el primer día él sostuvo que era necesario legalizar el aborto. Hemos coadyuvado fuertemente, sobre todo a lo que fue la decisión final del envío. El proyecto estaba listo en marzo, pero luego vino el ciclo inesperado de la pandemia. A mí me pareció bien que se suspendiera el envío porque la oportunidad hubiera sido una aproximación al trastabilleo porque muchos sectores iban a decir que la oportunidad no era esa, que en medio de la vorágine había habido una suerte de aprovechamiento coyuntural. A eso se sumaron las dificultades para reunir al propio Congreso. Luego se restableció un círculo de cierta estabilidad dentro de la cuestión de la pandemia y ahí era fundamental el envío del proyecto.

-¿Por qué era fundamental que el envío del proyecto fuera ahora?

-Porque fue una promesa del propio presidente en la campaña, no una sino varias veces. Se trataba de tomar la decisión en el tiempo adecuado. Yo sabía que esto iba a llegar pero había cierta inquietud en las filas del feminismo.

-Si el presidente ya tenía la decisión tomada de enviar la iniciativa, ¿en qué lo tuvo que asesorar respecto a este tema?

-La ley no tiene una sola coma mía. La redacción de la ley fue emprendida por (la secretaria de Legal y Técnica) Vilma Ibarra, (la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad) Elizabeth Gómez Alcorta y (el ministro de Salud) Ginés González García. Sí fui fuertemente inductora de la presentación del proyecto ahora, entre otras voces. En general, el grupo de asesoría fue muy acompañante de esto.

-Son ambas cosas. Sin la inmensa movilización del 2018 tendríamos un poco más de incertezas respecto del estado de la opinión y de lo que significaba para las nuevas generaciones. Eso es un buen antecedente. Y a eso se suma la enorme sensibilidad del presidente para estos temas, un grado de convicción y mucha firmeza en este aspecto.

-A partir de 2003 los gobiernos de corte peronista/kirchnerista se caracterizaron por avanzar en la ampliación derechos, incluso a costa de provocar tensiones al interior del partido con los sectores más conservadores, ¿hasta qué punto la legalización del aborto contribuiría a consolidar a ese espacio político como una fuerza progresista?

-Se supone que los derechos personales, personalísimos son propios de una concepción liberal pero no es así. Acá, los derechos sociales participaron en avances considerables de derechos personales durante los peronismos. El único traspié fue cuando Perón vetó la patria potestad compartida o cuando hubo una inhibición en la cuestión de los anticonceptivos. Pero en 1946 Perón indultó a tres médicos que practicaron abortos en Córdoba, dentro de lo que marca la norma de la no punición. Y en 1954 se dictó divorcio vincular, que se suspendió con la Libertadora por decreto en 1956. Después tenemos las conquistas más recientes durante el kirchnerismo. El matrimonio igualitario, que no fue propuesto por el Poder Ejecutivo pero fue fuertemente sostenido y contó con la militancia de Néstor Kirchner; y luego la ley de identidad de género. He ahí consagrada la gran hipótesis de que los derechos personales, personalísimos han avanzado fuertemente con gobiernos peronistas.

-¿En qué otros terrenos el Estado debe avanzar para garantizar una mayor equidad de género?

-El de los cuidados. Las mujeres no van a poder liberar la vocación con relación al trabajo mientras tengan tanta participación en tareas domésticas y de cuidado. El Estado es un actor gravitante para resolver esta cuestión. Concomitantemente debe haber una gran participación del Estado en materia de ampliación de oportunidades del mercado laboral para las mujeres. Una de las cuestiones son los mecanismos fiscales que puedan propiciar el aumento de mujeres y personas de identidad diversa en el mercado laboral. Por ejemplo, si una empresa quiere traer equipos nuevos uno de los pactos para que tribute menos por esa importación es que se comprometa a elevar el número de mujeres en su planta. O calificar con mejor puntaje cuando hay licitación por obra pública a las empresas que se comprometan a tomar fuerza de trabajo femenina y de otras identidades.

-¿Y cuáles son medidas las medidas que ya se han llevado adelante para garantizar más igualdad?

-El cupo trans en la administración pública es notable y el decreto que hace a la transversalidad de género. También la resolución que ha tomado la Dirección de Audiencias de la Casa de Gobierno para que las audiencias con el presidente que impliquen una presencia de 4 y más personas tengan una cuota de género.

-Lo que solía verse en las fotos de esas audiencias era una fuerte presencia de varones…

-Eso fue lo que ocurrió. Al presidente le gusta mucho decir «Yo estoy aprendiendo». Lo manifiesta públicamente y también en las reuniones.

-En varias oportunidades usted planteó que es necesario modificar la currícula de las escuelas para combatir la violencia patriarcal, ¿se está trabajando en ese sentido?

-En estos días presenta su libro Los feminismos en América Latina, ¿cuáles son las particularidades de los feminismos en la región?

-Los feminismos que se irradiaron hasta los años 60 tenían una composición de mujeres letradas, había una matrícula del feminismo de mujeres de clase media, que habían pasado por la universidad o la docencia. En esos feminismos también ha habido integrantes que venían de nuestras naciones originarias y ha habido afrodescendientes. El tema eran los derechos básicos y fundamentales, como los derechos civiles, cívicos y de educación. El cambio es de los 60 y 70 para acá. Otros feminismos, otra agenda. La cuestión de la violencia ocupa un lugar altísimo. Y ahora, los cambios urgentes en los últimos 15 años. Aparece la masividad de los feminismos. Eso es lo nuevo. Los feminismos populares. Los feminismos de antaño, de los 80 y 90, eran feminismos todavía articulados sobre la excelencia conceptual. Hoy, felizmente todo eso ha estallado y hay feminismos de todos los colores y características para militar a favor de los derechos nuestros y de las diversidades.

-¿Y en Argentina?

-Muestra una saga particular, porque además de los encuentros nacionales de mujeres está la gran movilización de Ni una Menos, que ha sido una excelente contaminación para que el escenario argentino tenga una prolífica agregación de feminismos que no están clausurados en ciertos motivos de la excelencia conceptual.

-¿A qué atribuye que el feminismo se haya masificado en nuestro país?

Por Gabriela Vulcano
(fuente: Bae Negocios)
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 6/12/2020