Por Alfredo Guillermo Bevacqua –
Por un festejo familiar nos encontrábamos en Buenos Aires el domingo. La manía de despertarse temprano no sabe de geografía. Y a las 7 de la mañana, la luz del velador que alumbraba nuestra lectura se apagó.
Habrá pasado una hora cuando nuestra hija nos informa que por las redes sociales se informa que ha sido un corte gigantesco que abarca no solo la Argentina, sino también Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile, y que no sabe cuánto tiempo demandará la reparación.
El panorama desalentador y oscuro. No se dan condiciones elementales para celebración alguna. En la heladera hay leche solo para el día; no hay velas, para completar el panorama las pilas de la linterna están agotadas.
Pero claro, el Supermercados Disco, de ahí de Avenida Directorio y Puan, es gigantesco, y tiene grupo electrógeno. Ahí fue nuestra hija. Y en el “Super” ya se sabía la verdad, develada a través de las redes sociales que suplían eficazmente la falta de información certera, porque desde el gobierno se dijo que era una falla de Yaciretá, que inmediatamente salió a desmentir, lo que obviamente hacía suponer que algo se estaba escondiendo, que algo más grave había ocurrido.
En las largas colas de las muchísimas cajas que tiene el Disco, unos a otros se pasaban en el teléfono donde aparecía la verdad del caso, con toda su carga de angustia y de incertidumbre.
Todo fue así.
Donald Trump tenía todo dispuesto para atacar a Rusia. Pero los servicios de inteligencia rusos lo supieron y obviamente informaron a Putin. El presidente ruso dijo con firmeza para que se supiera en Estados Unidos: “OCTAHOBN CBOHO PYKY”, cuya fonética es OSTANOVI SVOYU RUKU, y que traducido al español es un imperativo “¡Paren la mano!”. Y ordenó la liberación de un virus para afectar el sistema energético de los “gringos del norte”. Pero claro, estos están más avanzados y secretamente habían desarrollado un antivirus, por eso no les pasó nada.
Nosotros fuimos afectados porque los gobiernos nacionales de Argentina y Brasil están muy alineados con Donald Trump, y Putin hizo extensivo el castigo a los aliados. La cruda verdad era esa.
Las cajas del Disco hacen de “Cajero automático”. Los cajeros de la red link que están instalados en el interior del Supermercado por supuesto que no funcionaban; ergo, las cajeras se quedaban sin dinero, ante los precavidos que por “lo que pudiera pasar” –al menos- iban a tener efectivo, porque los posnet no funcionarían.
Se agotaron las velas, las pilas y todos los artefactos lumínicos artificiales con batería.
Al mediodía ya en media capital federal había luz…
