La única vez que se produjo un plebiscito en Argentina, fue cuando Raúl Alfonsín buscaba el apoyo social para evitar la guerra por el Canal de Beagle.
La disputa por el Canal de Beagle
La investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) María Cecilia Míguez publicó un artículo que explica todo el contexto que envolvía al plebiscito radical, y los antecedentes del conflicto sobre el Canal de Beagle y su soberanía.
En 1971, ambas naciones le confiaron el problema a un equipo compuesto por cinco jueces de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, cuya decisión debía ser sometida a la reina de Gran Bretaña. En 1977, los magistrados comunicaron su criterio final: dejaba para Chile las islas Picton, Lennox y Nueva, y todas las islas e islotes próximos a ellas. Sin embargo, la dictadura argentina pronunció la nulidad, y la disputa empezaba a escalar.
Posteriomente, se desarrollaron negociaciones fallidas, algunas de ellas secretas, y en el ’78 el Gobierno de facto estaba dispuesto a lanzar una ofensiva militar, llamada Operación Soberanía, para ocupar los territorios en disputa. «Contaron con el respaldo de amplios sectores civiles, particularmente empresarios», repasa la investigación histórica.
Frente a ese clima de tensión regional, la Casa Blanca le pidió al Vaticano que interviniera en el conflicto en calidad de mediador, y el presidente Jimmy Carter envió a un vocero especial para convencer al papa Juan Pablo Segundo. La relevancia geopolítica era tal que incluso Rafael Videla habría hecho contactos con Estados Unidos, la Unión Soviética y la Santa Sede, para intentar que Chile cediera en su postura.
La paz requería apoyo popular
A fines de ese año, el papa envió a un delegado para conversar: Antonio Samoré. Acto seguido, en enero de 1979, Argentina y Chile firmaron el Acta de Montevideo, «un acuerdo que los comprometía a no hacer uso de la fuerza ni a amenazar con ello». Sin embargo, no era un acuerdo de paz definitivo: la tensión siguió y la disconformidad del lado argentino provocó que la posibilidad de una guerra siguiera latente.
Ya para 1982 la dictadura local desató la Guerra de Malvinas. Con una victoria, también podría mejorar su posición estratégica sobre el Canal de Beagle. Lo que ocurrió después es más conocido: Argentina perdió la guerra contra el Reino Unido, concluyendo con la posterior caída de la dictadura, que perdía popularidad. Así, para la campaña electoral, el alfonsinismo planteaba la paz con Chile como una de sus principales propuestas.
Finalmente, ya en un contexto democrático -al menos en Argentina-, los cancilleres de los dos países firmaron la Declaración de Paz y Amistad en el Vaticano. Así, el Gobierno argentino reconocía que las islas Picton, Nueva y Lennox estaban dentro del canal y pertenecían a Chile, algo que causaba grandes críticas en las cúpulas de las Fuerzas Armadas locales, que marcaban que su ubicación correcta era el océano Atlántico.
En medio de tantos cuestionamientos, Alfonsín quiso zanjar la situación y para eso necesitaba el apoyo popular, convocando a un plebiscito. Hace unos años, la UCR compartió en sus redes sociales una imagen de aquella vieja papeleta.
La votación de 1984
La consulta popular no estuvo exenta de polémicas, y dividió las aguas en la dirigencia política. De hecho, el peronismo llamó a una «abstención masiva y militante», considerando que el Ejecutivo buscaba desviar la atención de la grave situación económica.
Igualmente, el plebiscito del domingo 25 de noviembre de 1984 tuvo una gran participación ciudadana, con el 70,09% de los habilitados para votar. Así, a la pregunta sobre la aceptación del Tratado de Paz y Amistad con Chile el 82,60% contestó «SÍ», triunfando en todas las provincias.
«El Gobierno mostraba éxito en sus objetivos, dejando poco margen a los parlamentarios para oponerse a la ratificación del acuerdo en el recinto», se lee. Igualmente, en el Senado su tratamiento estuvo parejo: 23 votos a favor contra 22 rechazos, de los cuales 21 eran peronistas.
Los proyectos que hoy analizan los senadores
Ahora, hay varios proyectos en análisis. En concreto, el senador Oscar Parrilli pide modificar el primer artículo de la Ley 25.432 sobre la Consulta Popular Vinculante y No Vinculante. Su objetivo, es que se pueda someter a un plebiscito cualquier proyecto de ley, «con excepción de aquellos en los cuales se traten reformas a la Constitución Nacional, presupuesto nacional y temas tributarios, materia penal y Tratados Internacionales», dice el texto.
Por su parte, la titular del bloque de Unidad Ciudadana, Juliana Di Tullio, plantea permitir que los plebiscitos puedan llevarse a cabo el mismo día de una elección. Además, el presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, el jujeño Guillero Snopek, presentó un proyecto que va en sintonía con los otros dos: eliminar las mayorías especiales y poner como único requisito el voto mayoritario de los legisladores presentes. También incorpora una nueva instancia burocrática, llamada Oficina de Iniciativa Popular.
Fuente: Ámbito
