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CARTA DE BELGRANO A SAN MARTÍN: CONSEJOS, BANDERA Y RELIGIÓN

Mi amigo…

La guerra, allí, no sólo la ha de hacer usted con las armas, sino con la opinión, afianzándose siempre en las virtudes naturales, cristianas y religiosas; pues los enemigos nos la han hecho llamándonos herejes, y sólo por este medio han atraído las gentes bárbaras a las armas, manifestándoles que atacábamos la religión.

Acaso se reirá alguno de mi pensamiento; pero usted no debe dejarse llevar de opiniones exóticas, ni de hombres que no conocen el país que pisan; además por ese medio conseguirá usted tener al ejército bien subordinado, pues él, al fin, se compone de hombres educados en la religión católica que profesamos, y sus máximas no pueden ser más a propósito para el orden.

He dicho a usted lo bastante: quisiera hablar más, pero temo quitar a usted su precioso tiempo; mis males tampoco me dejan. Añadiré únicamente que conserve la bandera que le dejé; que la enarbole cuando todo el ejército se forme; que no deje de implorar a Nuestra Señora de las Mercedes, nombrándola siempre nuestra generala, y no olvide los escapularios a la tropa. Deje usted que se rían; los efectos lo resarcirán a usted de la risa de los mentecatos, que ven las cosas por encima.

Acuérdese usted que es un general cristiano, apostólico, romano; cele usted de que en nada, ni aun en las conversaciones más triviales, se falte el respeto a cuanto diga a nuestra santa religión; tenga presente no sólo a los generales del pueblo de Israel, sino a los de los gentiles, y al gran Julio César, que jamás dejó de invocar a los dioses inmortales y, por sus victorias, en Roma se decretaban rogativas.

(Carta de Manuel Belgrano dirigida a José de San Martín, 6 de abril de 1814).

(Comisión Nacional del Centenario. Documentos del Archivo de San Martín, Buenos Aires 1910, cf. n. 6, t. 2, p. 43).

Esta nota fue publicada por revista La Ciudad el 20/6/2017