Representantes de empresas locales y de los trabajadores apoyaron la iniciativa del FdT y alertaron por medidas que, como en los ’90 y entre 2016- 2019, destruyeron la industria nacional.
Avanza a paso firme en la Cámara de Diputados de la Nación un proyecto de ley que apunta a asegurar condiciones de protección y promoción para la industria del calzado en Argentina y su cadena de valor. El sector genera más de 50.000 puestos de trabajo directos e indirectos, y en un 98% está integrado por micro, pequeñas o medianas empresas nacionales. En 2022 la producción creció 34% en relación a 2019 y fue la mayor desde el 2015, en tanto que en los primeros meses de este 2023 se ubicó 4,4% por arriba del año pasado, según datos oficiales.
Uno de los aspectos centrales tiene que ver con que, a lo largo del tiempo, esta industria ha sufrido las consecuencias de las políticas económicas de apertura indiscriminada de importaciones y desprotección de la producción y el empleo nacional, esto ocurrió tanto en la última dictadura cívico-militar, como en la etapa 1991 a 2001 y entre 2016 a 2019, donde enfrentó la destrucción de fuentes de trabajo, debido a las mismas medidas que hoy son plataforma en las elecciones 2023, de candidatos como Javier Milei o Patricia Bullrich. De hecho en el gobierno macrista se perdieron, al menos, 10 mil puestos de trabajo en esta industria.
La iniciativa busca «apoyar la industria nacional y la creación de empleos», declarando al calzado y sus empresas proveedoras como industria estratégica para el país, para fortalecer la sustitución de importaciones y potenciar también su capacidad exportadora. Fue presentado por la legisladora del Frente de Todos, Constanza Alonso, en tanto que cuenta con el apoyo de las cámaras sectoriales y los representantes sindicales de diferentes puntos del país donde este sector cumple un rol clave para el desarrollo local.
“Buscamos cuidar y potenciar el empleo industrial registrado y de calidad, generar más puestos de trabajo, fortalecer el capital productivo de la industria e incentivar la inversión tecnológica de toda la cadena de valor y generar un sector con potencial exportador real y competitivo a largo plazo”, se señaló en el texto del proyecto legislativo. Tras la aprobación del dictamen que contó con firmas del oficialismo y el rechazo de Juntos por el Cambio, la iniciativa está en condiciones de ser tratada en una próxima sesión.
Características del sector
La industria del calzado abarca unas 1200 fábricas, principalmente micro, pequeñas y medianas empresas que ocupan a más de 50.000 personas en forma directa e indirecta, además de a unas 40 cooperativas registradas en el INAES. La cadena de valor involucra a los fabricantes de calzado, a proveedores de la industria, curtiembres, proveedores de textiles y sintéticos, proveedores de avíos, y a la cadena de comercialización La industria está concentrada principalmente en la provincia de Buenos Aires, con el 55% del empleo, seguido por CABA y Santa Fe, Catamarca, La Rioja, Tucumán, Córdoba y Misiones.
“El sector mostró un gran crecimiento a partir de 2002, cuando se comenzó a revertir la evolución negativa sufrida durante los noventa. A partir de ese momento, la producción nacional de calzado creció en forma continua hasta el 2012, estancándose posteriormente y mostrando un leve crecimiento en 2015. Los años siguientes registran una caída año tras año, retrocediendo de 111 millones de pares en 2016 hasta los 81 millones de pares en 2019”, señaló un informe de la Cámara de la Industria del Calzado (CIC). En relación, al golpe de la etapa 2016-2019 se sumó luego el impacto de la pandemia donde la producción descendió a 56 millones de pares, “profundizando aún más la tendencia negativa de los cuatro años anteriores”.
Sin embargo, en 2021 con la recuperación de la actividad económica, el sector logró una importante reactivación de la producción, donde se destacaron “inversiones en nuevas líneas de producción, robotización de procesos, incorporación de nueva tecnología y reapertura de fábricas que habían suspendido actividad, dando como resultado un crecimiento de la producción que superó los 106,5 millones de pares, marcando un incremento del 90,2% respecto a 2020”. En 2022 la tendencia positiva continuó, alcanzando una producción de 130 millones de pares, un incremento del 22,1% respecto a 2021 y según el último informe del INDEC, la producción aumentó 4,4% en el período enero–abril de 2023 en relación al año anterior.
En cuanto al consumo en el mercado interno, desde la CIC explicaron que “a partir del 2016, se quiebra la tendencia registrada hasta 2015 y el consumo se contrae los siguientes años”. El consumo aparente de calzado disminuyó a lo largo de todo el período con caídas anuales de entre 4% (2016) y 11% (2019), el consumo per cápita local cayó de 3,4 pares por año en 2015 a 2,5 en 2019. No obstante, con la reactivación en la post pandemia, y el fin de medidas de aislamiento, “se registró un aumento del 79% en 2021 llegando a los 139 millones de pares, explicando un consumo per cápita de 3,1 pares” De este modo, “en 2022, el 24% del consumo nacional se abasteció con productos importados, siendo el 76% restante cubierto con producción nacional”. A partir del 2003, el consumo de calzado comenzó a recuperarse y a alcanzar los niveles de la década anterior.
La industria del calzado se caracteriza por ser intensiva en mano de obra, de acuerdo a datos del Plan Argentina Productiva 2030 de la Secretaría de Desarrollo Productivo de la Nación “dentro de la industria manufacturera, el sector calzado se encuentra entre los de mayor participación asalariada en el ingreso, con un 42% (13 puntos por encima de la media industrial)” y “el 51% del empleo se genera en MiPymes de menos de 50 empleados”. En el 2021, la fabricación de calzado generó 16.657 empleos asalariados formales, el 1,5% del total de empleo registrado en la industria manufacturera. De acuerdo a datos oficiales, entre 2016 y 2020 el sector registró una de las mayores contracciones de la industria argentina, con una merma superior al 50% (más de 17.000 puestos de trabajo destruidos). A partir de la última información oficial disponible, se estima que el sector tuvo a su vez un 33% de asalariados informales y un 10% de no asalariados para el período 2016-2021.
En cuanto a las empresas del sector, la mayoría son micro, pequeñas y medianas (98,9%) de capital nacional y, en muchos casos, familiares. Entre 2016 y 2021, se registró una caída del 29% en la cantidad de empresas empleadoras formales (más de 400 firmas), alcanzando su valor más bajo con 991 empresas, para escalar posteriormente a las 1200 fábricas actuales.
Qué dice el proyecto de ley
La iniciativa presentada por la diputada Constanza Alonso, del Frente de Todos, apunta a crear un “Régimen de Promoción de la Industria del Calzado y su Cadena de Valor”, y señala que “por ser un gran empleador de mano de obra y antesala de la industria liviana, requiere de una especial atención de las políticas públicas en las áreas de producción y comercio exterior”.
Según explicó la legisladora en comisiones del Congreso, “buscamos darles a los empresarios del sector una herramienta que va a permitir que crezcan con previsibilidad, con reglas claras y, también, con muchas exigencias, para que vuelvan en recursos productivos e inversiones para darle potencia y volumen al sector”. Además recordó en lo sucedido con la fábrica Paquetá en 2018, ubicada en Chivilcoy, de donde es oriunda: “pasamos de la noche a la mañana a ser la quinta ciudad con mayor desempleo del país, no podemos permitir que eso vuelva a ocurrir”. La empresa se vio afectada por la apertura de importaciones desde 2016, la caída de la demanda y altas tarifas de energía. Actualmente capitales nacionales la reactivaron.
El dictamen firmado en las comisiones de Industria, Presupuesto y Hacienda y Legislación del Trabajo tuvo el apoyo de las y los diputados del Frente de Todos y de Provincias Unidas, y el rechazo de Juntos por el Cambio desde donde argumentaron que no acompañarían ni presentarían dictamen de minoría, pese a que el sector se vio directamente afectado en el gobierno de dicho signo político. Entre los argumentos, el diputado Fabio Quetglas (UCR-JxC) dijo que el tratamiento “tuvo una sola reunión informativa” y cuestionó “¿en función de qué criterio se fundamenta el carácter estratégico de esta o cualquier actividad?”. También su par, José Núñez (Pro-JxC), dijo que “creemos que va a haber un cambio de gobierno muy pronto y entonces tenemos que hacer que estos temas no sean particulares, sino generales”
Por otra parte, tanto representantes empresariales como desde la dirigencia gremial expusieron a favor de que se avance en esta iniciativa. Alberto Sellaro, presidente de la Cámara de la Industria del Calzado y de la Federación Argentina de la Industria de Calzado y Afines (FAICA), destacó que el proyecto “es una herramienta fundamental para el posicionamiento de nuestra industria en el largo plazo. Todo generará mayor inversión genuina, más tecnología, industria más competitiva y fortalecer la cadena de valor”. En ese sentido, dijo que “un régimen de promoción es estratégico porque no sólo incentiva el crecimiento del mercado interno, sino que también hace hincapié en la inversión, en alentar y facilitar el empleo formal, y lo que hoy más necesita la Argentina y los empresarios, es liderar proyectos de industria a mediano y largo plazo”.
A su turno, Agustín Amicone, secretario general de la Unión Trabajadores de la Industria del Calzado (Uticra), valoró que “es la primera iniciativa legislativa vinculada al calzado en toda la historia del parlamento argentino», y agregó que “en estas elecciones también se define el destino de nuestra industria” por lo que “el proyecto tiende a evitar los vaivenes que puedan plantear la política argentina con medias económicas que van en contra de los intereses de los trabajadores”. También recordó que en 2001, junto al sector de fábricas nacionales, marcharon conjuntamente contra los cierres de fábricas.
El proyecto tiene cinco ejes clave. Por un lado propone crear un “Programa de fomento de la industria local y de la integración de valor local del calzado” que propone un registro de fabricantes e importadores, al tiempo que fija un porcentaje de contenido mínimo nacional que se debe producir para 2024 (5%), 2028 (23%) y 2033 (45,5%). Para el calzado importado establece qué porcentajes de “calzados terminados” y “calzados desmontados y partes” deben componer la importación, apuntando a que vayan creciendo los segundos. En segundo lugar, se crea el “Programa de Fomento de Inversiones para el desarrollo de nuevos proyectos de proveedores de materias primas e insumos de la cadena de valor de la industria del calzado y fabricantes de calzado” que fija beneficios fiscales para promover la inversión y la exportación, y un tercer punto fomenta un “Programa de promoción del empleo del calzado y de regularización del empleo industrial no registrado” con reducción de las contribuciones patronales para las empresas.
En cuarto lugar, se crea el “Instituto de Promoción de la cadena de valor del Calzado Argentino”, un organismo público-privado integrado por las cámaras empresarias, el sindicato y el Gobierno Nacional para “articular los distintos eslabones de la cadena del sector, capacitar recursos humanos, capacitar empresas en las mejores prácticas productivas, crear un observatorio de precios para monitorear precios, entre otros”, y finalmente se promueven modificaciones en el sistema de etiquetado incorporando datos como el año de fabricación para que “los consumidores puedan elegir si quieren, por ejemplo, pagar lo mismo por un producto que tiene más de dos años de acopio en un depósito que por aquel que fue producido en el último año”. Finalmente, la autoridad de aplicación será la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo de la Nación.
Fuente: El Destape