En las 8 provincias que tenían dos filas para marcar, se registró más del doble de opciones sin marcar. Hubo casos que superó el 9%. Una advertencia para 2027.
Más allá de todo el autobombo del Gobierno nacional y los medios aliados, la poca información e instrucción de cómo usar la Boleta Única Papel (BUP) terminó impactando en lo que se presuponía que podía pasar: las provincias que votaban también a senador vieron crecer el voto en blanco en la segunda fila, al no saber que debían marcar con una X ambas opciones, y no solo la primera.
Fueron 8 los distritos que tenían dos filas, una de senadores y otra de diputados. En todos los casos la fila de abajo tuvo menos marcas. A nivel nacional, el voto en blanco para las listas de diputados fue del 2,74% y el nulo 2,46%, pero en los distritos en los que se eligieron ambas categorías creció de manera exponencial, algo que no ocurrió en ninguno de los casos que solo tenían una fila.

Los peores fueron Chaco (9,26% blanco en Diputados; y apenas 2,12% en Senadores); Entre Ríos (9,90% en Diputados y 3,36% en Senadores); Neuquén (9,30% en Diputados y 3,61% en Senadores) y Salta (9,55% en Diputados frente a 3,62% en Senadores).
En Chaco, por ejemplo, de 1.010.480 personas habilitadas para votar, apenas 581.678 votaron afirmativamente para Diputados. Y La Libertad Avanza terminó primera con 265.098 votos. Poco más del 25% del padrón total.
A los anteriores distritos se suman la Ciudad de Buenos Aires (4,61% de blanco en Diputados); Río Negro (7,57%); Santiago del Estero (4,88%) y Tierra del Fuego (6,99%). Exceptuando CABA y Santiago del Estero (donde además se elegía gobernador), la suma de los votos en blanco con los nulos en Diputados superó el 10% del total. Un dato nada menor, sobre todo en distritos con elecciones peleadas como Chaco.
“En seis de las ocho provincias que eligieron senadores y diputados, el voto en blanco al menos duplicó en categoría diputados sobre senadores. En Entre Ríos y Salta, triplicó: casi 10% de voto en blanco para diputados. No sólo triplicó sobre el Senado en esas provincias, sino sobre el promedio del voto en blanco a diputados donde sólo se votó para la Cámara Baja”, planteó el periodista Sebastián Lacunza.
Y acotó: “Podemos inferir que fue gente que en gran medida no se dio cuenta de que no votaba a diputados porque la categoría estaba más abajo, salvo que creamos que hubo un repentino desinterés cívico justo en esas provincias. Ningún sistema electoral es bueno o se aplica bien si induce al error en el ejercicio del más primario de los derechos democráticos”.
La BUP de cara al voto en 2027
Si bien especialistas remarcaron que el uso de la BUP fue ágil, los biombos funcionaron y los resultados estuvieron a un horario similar al de la boleta clásica (a las 21.30 h), no dejaron de ocurrir algunos resultados llamativos, especialmente por la ubicación de las columnas de cada fuerza política.
Un usuario, por ejemplo, reportó el caso de su mesa en una escuela de Villa Urquiza, donde en el acta figura el ignoto Movimiento Plural con 1 voto en Diputados, pero 65 en Senadores. En cambio, Fuerza Patria pasó de 72 en Diputados a 28 en Senadores, en esa misma mesa. En la Boleta, ambas estaban una al lado de la otra (si bien hay que aclarar que a nivel CABA, Movimiento Plural no llegó a los 3 mil votos).

La advertencia también es hacia 2027, cuando haya que elegir más opciones: hay distritos como Córdoba que hace años ofrecen la opción de marcar un casillero para votar a todas las categorías de esa misma fuerza política. Por ahora, la BUP no contiene el casillero de “lista completa”.
La otra duda es qué sucederá con las PASO, porque fueron suspendidas para 2025, pero no eliminadas, en principio deberían realizarse en 2027 (y quizás el Gobierno las aproveche al ver cómo se enciende el “antiperonismo” de una elección a otra, como sucedió ahora respecto a septiembre, o como pasó en 2019 de Macri entre las PASO y las Generales). En ese caso, ¿mantendrán el mismo formato? Habrá que ver el próximo tiempo, aunque ya se sabe que en Argentina dos años es una eternidad.
Por: Guillermo Lavecchia
(fuente: Tiempo Argentino)