[box title=»Por Alfredo Guillermo Bevacqua» type=»whitestroke» pb_margin_bottom=»no» width=»1/1″ el_position=»first last»]
Ciro Alegría es el peruano que en la década del `40 publicó lo que se considera la primera gran novela de la literatura peruana: “El mundo es ancho y ajeno”. Narra la lucha de una comunidad indígena contra un rico hacendado que los expulsa de las tierras que son de la comunidad (es decir, un Joe Lewis, el amigo del presidente). Les dice que se vayan, que el mundo “es ancho”.
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Hoy en Estados Unidos , -en lo que según “Pepe” Mujica- es “el imperio mas impopular y rechazado de la historia humana”- asumirá el cargo el cuadragésimo quinto presidente. Desde ya, elegido en elecciones libres, pero sin voto obligatorio y aventajado por dos millones y medio de votos por su contrincante Hillary Clinton.
Muchos analistas, habitantes de ese ancho espacio que es el mundo, despliegan su pesimismo; dicen que “será espantoso”, “invivible” agregan. Es cierto que es un legítimo triunfador que va a ocupar el sitio que lo ubica como el hombre mas poderoso de la tierra; el que a cada paso que de será seguido por un hombre de valijin negro, donde están las claves, que al activarlas pueden desatar la guerra final.
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Ese pesimismo se abona en una campaña llamativa, porque” hacía y decía lo que no puede decir ni hacer un candidato en campaña”. Es probable que haya cosechado el triunfo por eso, en un país extremadamente rico, pero en el que hay muchísimos pobres; un país “acostumbrado” a que alguien, escopeta en mano, ingrese a una escuela o un colegio o una calle muy transitada y dispare al bulto, dejando un montón de muertos. Tal vez por esa impostura de no hacer lo correcto, ganó la confianza de un país que se ha entrometido en la vida de todos los pueblos del mundo, que ha volteado gobiernos, que ha inventado amenazas para desatar la guerra y quedarse con el petróleo, que ha mandado a matar a un líder adversario, filmar el asesinato y trasmitirlo en el horario central de la televisión.
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Sesudos analistas creen que comienza una etapa de “febril pesadilla”. Lo hace con mucho poder: con mayoría en ambas cámaras –dispuestas ya a derogar la “Obmacare”- y con una Corte de Justicia, que estiman temible. Lo detestan artistas e intelectuales y todo indica que no tendrá el poder mediático.
Lo observan con indisimulada desconfianza muchos líderes mundiales. Hollande ya protesta. Merkel es cautelosa. Putín irónico. Xi Ping ya mandó su mensaje. Expectantes y ansiosos están Rajoy, Temer, Macri y aguarda Marie Le Pen. Es la expresión de una derecha que con sus recetas económicas acumula tantas derrotas que justificaría su permanencia en la “B”. Pero además se muestra xenófobo, misógino, discriminador.
Comienza un tiempo de inquietud e intriga. Hoy asume Donald Trump. El analista Mario Wainfeld dice que lo hace “con la arrogante ignorancia de los dueños del capital y del mundo.”
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