Por Susy Quinteros –
Los baños termales tienen como origen un manantial por el que brota agua caliente durante todo el año y cuya temperatura es bastante superior a la atmosférica. Esas aguas contienen diversas sustancias minerales y desde siglos inmemorables se les atribuyen propiedades medicinales.
Según cuentan antiguas leyendas, las propiedades medicinales de las aguas termales fueron descubiertas por animales como los osos, ciervos y jabalíes, además de aves como cisnes, grullas y garzas, que solían visitar los manantiales termales para curar sus patas o heridas. Es así como los humanos aprendieron a apreciar este regalo de la naturaleza. En épocas remotas no había medicamentos apropiados para atender las diferentes enfermedades, razón por la cual constituían el único remedio para dolencias tan diversas como heridas, problemas gastrointestinales, neuralgias, artritis, reumatismo y traumatismos entre otras. Si bien hay bastante de cierto en ello, no faltan quienes pongan en duda tanta maravilla. Ahora bien, lo que si es irrefutable es el valor terapéutico que los baños termales ofrecen para descansar en un lugar tranquilo y huir de la fatiga mental y física. Las aguas termales son una manera que ha encontrado el hombre para reencontrar su equilibrio con la naturaleza, pues la mayoría de los trastornos que padece se deben a que se ignoran sus consecuencias.
La historia de las termas se inicia alrededor del siglo25 AC. bajo el mandato del emperador romano Augusto. Estos primeros baños eran públicos y cambiaron la higiene en la antigua Roma ofreciendo a sus habitantes un acceso sin precedentes a los baños públicos. Además de precursores fueron los constructores de magníficos lugares. Durante 10.000 años, antes de la llegada de los europeos, los nativos americanos conocían las termas. Se reunían en ellas para disfrutar de las propiedades curativas que contenían según sus propias creencias.
Los beneficios de los baños termales están relacionados con el alto contenido de minerales disueltos en las aguas sulfurosas, los barros que las acompañan y el aspecto termal. Este último puede ser aprovechado a través de baños de vapor, además de las piscinas de inmersión.
Los mayores beneficios se logran cuando se combina la terapia de calor en los pozos junto a baños fríos, porque de esta manera el cuerpo hace lo que se conoce como gimnasia vascular, debido a que el calor dilata los vasos sanguíneos y el frío los contrae. Además, este proceso permite la depuración del organismo, dado que se desechan toxinas.
Dos mil millones de personas visitan cada año los 16 centros termales de nuestra provinciadistribuidas en 13 ciudades, a lo largo de los ríos Uruguay y Paraná. Otros centros termales importante de argentina se encuentran en: Río Hondo, Santiago del Estero. Cacheuta, Mendoza.Fiambalá, Catamarca y Carhue, Pcia de Buenos Aires.
