Comienza a registrarse un aumento en la cantidad de personas que, ante la imposibilidad de afrontar los costos de pagar un alquiler, recurren a geriátricos estatales.
La crisis económica actual y las políticas de ajuste del gobierno están llevando a los jubilados a situaciones de extrema vulnerabilidad. Según un informe de la Fundación Tejido Urbano, el porcentaje de adultos mayores que deben alquilar se ha duplicado en los últimos 20 años. Ante los elevados costos de los alquileres, muchos se ven obligados a recurrir a geriátricos estatales, al no poder cubrir los gastos de una vivienda independiente.
Eugenio Semino, defensor de la tercera edad, advirtió sobre la creciente cantidad de jubilados que, sin problemas de salud, terminan internados en hogares públicos debido a la falta de medios económicos para sostener una vida autónoma. “En los hogares públicos hay mucha gente que termina internada porque no puede sostener su vida. Son, entre comillas, “enfermos sociales” que no pueden mantenerse económicamente”, explicó.
El alquiler representa actualmente el 22% de la canasta de un jubilado, que según la Defensoría ronda los $912.584, mientras que la jubilación mínima, con el bono incluido, asciende apenas a $314.320. Esta cifra apenas cubre los costos de una pensión básica, que hoy supera los $200.000 al mes. Ante esta situación, los adultos mayores se ven atrapados entre el pago de la vivienda o la cobertura de otras necesidades esenciales como alimentación y medicamentos.
El informe de Tejido Urbano muestra que, en el primer trimestre de 2024, más de 359 mil adultos mayores alquilaban, lo que representa el 7,2% de esta población y un fenómeno alarmante de “inquilinización” de la tercera edad. Además, destaca que el 51,3% de los adultos mayores vive solo o con su cónyuge, y entre ellos predomina la “feminización de la soledad”, ya que el 57,4% son mujeres.
La posible finalización de la moratoria previsional, según los cálculos presupuestarios del gobierno para 2025, afectaría especialmente a las mujeres mayores, quienes han tenido menos oportunidades laborales y, en su mayoría, debieron recurrir a la moratoria para obtener una jubilación. De hecho, el 40,5% de los adultos mayores que viven solos se encuentra en el decil más bajo de ingresos, lo que refleja una situación económica sumamente frágil.
A esto se suma que el bono compensatorio, congelado desde marzo, está perdiendo valor frente a la inflación. En términos reales, la última actualización apenas alcanzó un 1,2%, mientras que la inflación interanual supera el 100%. Esto implica que, de marzo a octubre, el complemento ha disminuido como proporción del haber mínimo, pasando del 34% al 22,2%.

Tejido Urbano también advierte que el alto costo de los alquileres y de los servicios básicos plantea serios interrogantes sobre el tipo de vivienda a la que pueden acceder los jubilados y sobre la posibilidad de cubrir otras necesidades después de pagar el alquiler. Incluso para aquellos que son propietarios, las expensas aumentaron un 133% en el último año, superando por 30 puntos porcentuales la inflación acumulada. Esta realidad obliga a cada vez más jubilados propietarios a recurrir a comedores comunitarios, ya que deben decidir entre mantener el inmueble o cubrir sus necesidades alimentarias.
Los programas de subsidio, como “Vivir en Casa” del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, tampoco logran compensar la caída del poder adquisitivo de las jubilaciones. El monto máximo de estos subsidios, de $60.000, resulta insuficiente frente a los costos de vida actuales. Como señala Semino, “los únicos programas efectivos que se mantienen son los que se arman desde la comunidad”, en un esfuerzo de organizaciones civiles para cubrir las necesidades de los adultos mayores.
La Asociación Civil Años – Espacio Gerontovida, fundada por Semino, ha impulsado proyectos comunitarios en el interior del país, donde voluntarios logran restaurar y mantener hogares comunitarios para los jubilados más vulnerables. Sin embargo, la situación de los “pueblos chicos, que se van transformando en pueblos de viejos”, refleja una realidad alarmante para los jubilados que quedan solos, dependiendo únicamente de la jubilación mínima para sobrevivir en condiciones cada vez más precarias.
(fuente: https://primereando.com.ar/)