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Alicia Moreau de Justo: Mujer que hizo historia

Alicia Moreau de Justo, nació en Londres en 1885, fue médica y militante política, pero tuvo una destacada carrera en nuestro país, al que llegó con apenas dos años. De su progenitor heredó la ideología socialista, y durante sus estudios secundarios fue alumna de Hipólito Yrigoyen. Fue una de las fundadoras del Centro Socialista Feminista, la Unión Gremial Femenina y la Unión Feminista Nacional. También participó en la fundación del periódico “Humanidad Nueva”, en el que se desempeñó como secretaria de redacción. Falleció el Buenos Aires el 12 de mayo de 1986.

En 1890, Alicia y María Denanpont, su madre, emigraron a la Argentina para residir en Sansinena, que prometía ser la capital nacional del país, situación que no prosperó. Moreau luego diría: «Cuando llegué al país, no caminaba; como digo siempre, tuve mucho gusto de aprender a caminar sobre esta tierra de la que nunca me separé». Una vez asentada la familia en Buenos Aires, el padre de Alicia, un ideólogo anarquista y socialista, estableció una librería en 1896 y se integró a los grupos socialistas que comenzaron a surgir por esa época con el fin de organizar el movimiento obrero argentino. Su hija solía acompañarlo a estas reuniones y actividades. Por su parte, Armand se dirigía con asiduidad a otorgar libros a los enfermos del Hospital Francés.Alicia Moreau nació en Londres el 11 de octubre de 1885 como la menor de tres hermanos. Su padre, Armand Moreau, a quien definió como un «libre pensador», fue un revolucionario francés que participó en la Comuna de París en 1871. Tras su participación y debido a la cruenta represión subsiguiente, residió en Bélgica primero y en Gran Bretaña después.

Realizó sus estudios secundarios en la Escuela Normal 1, frente al edificio de Obras Sanitarias, donde conoció al radical Hipólito Yrigoyen, quien enseñaba ahí como profesor de Moral e Instrucción Cívica. Moreau luego recordaría que mantuvieron una estrecha relación y él solía prestarle libros sobre cuestiones de derecho. En 1900, Moreau cuestionó severamente la participación de Yrigoyen en los levantamientos militares impulsados por la Unión Cívica Radical. Yrigoyen, por su parte, se convertiría en el primer presidente de Argentina elegido mediante el voto secreto, universal y obligatorio en 1916.

Juventud, feminismo y socialismo
En 1902, tomó contacto con las hermanas Chertkoff, fundadoras del Centro Socialista Femenino, que desempeñaba la divulgación de los saberes filosóficos y sociológicos de la época. Moreau las acompañó en la Asociación Pro-Educación Laica que se organizó en Morón en 1903 y en la tarea de abrir bibliotecas populares y jardines maternales.15

En 1906, cuando contaba con 21 años, fundó el Movimiento Feminista.16 Durante la celebración del Congreso Internacional del Libre Pensamiento, fue se realizó en Buenos Aires y en donde expuso un informe titulado Educación y Revolución, la republicana española Belén de Sárraga le sugirió que las argentinas deberían organizar un movimiento en favor de los derechos políticos de la mujer. Ahí, conoció a los líderes del Partido Socialista, José Ingenieros, Enrique del Valle Iberlucea y Ángel Giménez. Moreau propuso la idea de Sárraga en una de las reuniones del congreso y junto a otras mujeres como Sara Justo, fundaron el Centro Feminista de Argentina y el Comité Pro-Sufragio Femenino.

A partir del congreso, el Partido Socialista, a instancias de Giménez, comenzó a convocarla para dar conferencias a los simpatizantes en los diversos centros socialistas a través de la Sociedad Luz ubicada en el barrio de Barracas. La asociación establecía en sus estatutos la necesidad de «difundir en el pueblo las nociones y los métodos de la ciencia y educarlo en la expresión hablada, escrita y artística, así como perfeccionar la educación técnica». En 1906 se realizó en Buenos Aires el Congreso Internacional de Libre Pensamiento, organizada por la Masonería Progresista; Moreau presentó un trabajo sobre educación que se publicó en el primer número de la Revista Socialista Internacional. Como profesora normal, sostuvo en el congreso que la enseñanza debía impartirse con métodos basados en los conocimientos de la ciencia experimental.

Luego, acudió a charlas en los centros obreros, donde debatió sobre temas como la tuberculosis, el alcoholismo, la sífilis, la higiene social y la prevención sanitaria. En 1907, después de estudiar psicología durante un año, ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, en una época en que la sociedad veía con rechazo que las mujeres estudiasen una carrera universitaria. Alicia Moreau perteneció a un grupo de seis mujeres que se inscribieron por primera vez para estudiar medicina en Argentina. Mientras se desempeñaba en el Hospital de Clínicas, donde comenzó a consolidarse como socialista, instaló un consultorio ginecológico en la calle Esmeralda de la Ciudad de Buenos Aires, donde atendía de forma gratuita a las mujeres de bajos recursos y prostitutas.

Además, incursionó en la denominada «huelga de los inquilinos» manifestándose en contra de los elevados alquileres que imponían los conventillos (tipo de vivienda urbana también conocido como inquilinato) y apoyó la «marcha de las escobas», una procesión de amas de casa que tenía como objetivo defender sus derechos por los barrios pobres de la ciudad.

«Siempre creí que este país merecía ser distinto. Que un día íbamos a unirnos todos y el destino cambiaría. Recuerdo los barrios obreros de esta ciudad cuando llegábamos con las banderas rojas, y la gente se iba reuniendo y se iban logrando cosas. Cuando el Partido Socialista era una parte linda de la vida. Cuando las mujeres nos juntamos por primera vez y empezamos a pelear por nosotras…»

Entre 1906 y 1914, además de organizar el primer congreso femenino internacional e iniciar una campaña para crear escuelas para inmigrantes, escribió varios artículos sobre educación y política en la Revista Socialista Internacional dirigida por Enrique del Valle Iberlucea. Algunos de esos artículos se titularon La escuela nueva, La Comuna y la educación, Liga Internacional para la educación racional de la infancia, Internacionalismo escolar y Las universidades populares de Noruega. Por entonces, expuso su tesis sobre la «escuela nueva», en la que cuestionaba profundamente a la educación pública argentina al sostener que los padres, la Iglesia y el mismo Estado ejercen como instrumentos de adoctrinamiento y no deben imponerles sus convicciones a los niños.

El Ateneo Popular y la revista Humanidad Nueva
En 1910, junto a Berta W. de Gerchunoff y su padre Armand Moreau, fundó el Ateneo Popular con el fin de promover la extensión de la educación secundaria y universitaria, convirtiéndose así en uno de los centros de educación popular más activos de la ciudad. Por su parte, también se hacía cargo de la edición de la Revista Socialista Internacional con el nombre de Humanidad Nueva, en la que escribió en favor de los derechos de la mujer; entre sus numerosos artículos, se hallan Feminismo e intelectualismo, Congreso Femenino Internacional, Cómo se forma el hogar y El feminismo en la evolución social. Ese mismo año organizó el Primer Congreso Femenino Internacional y en su publicación hizo hincapié en que el pensamiento femenino tuviera igual representación que el de los varones, fue así como difundió la filosofía de Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin, Carolina Muzzili y María Montessori.

En 1914, obtuvo su diploma universitario de honor y una tesis titulada «La función endócrina del ovario», convirtiéndose en una de las primeras médicas latinoamericanas especializada en enfermedades femeninas. Paralelamente, publicó el libro Evolución y educación y comenzó a dar clases como profesora de fisiología en la Universidad Nacional de La Plata.

En 1919, Humanidad Nueva dejó de publicarse tras diez años de actividad pero a su vez apareció Nuestra causa, una revista mensual fundada por Moreau dedicada a exaltar la acción de la mujer en todos los campos, desde la cultura y el arte hasta los problemas sociales y políticos. Por otra parte, fue designada por las organizaciones feministas argentinas como delegada por las mujeres argentinas en el Congreso Internacional de Obreras celebrado en Washington DC. Durante el mismo viaje participó también como delegada argentina en el Congreso Internacional de Médicas, donde se destacó particularmente por su crítica a la prostitución y su defensa sobre la moral única para ambos sexos. Como resultado de ese último congreso, se fundó la Asociación Internacional de Mujeres Médicas, de la cual fue electa para integrar su comité ejecutivo.

La Primera Guerra Mundial
En 1914, al iniciarse la Primera Guerra Mundial, inició un amplio movimiento pacifista luego de que el gobierno presentara un proyecto de ley en el cual establecía la instrucción militar en las escuelas, colegios e institutos de enseñanza. A mediados del mes de agosto de 1915, la reglamentación fue sometida a la consideración del congreso. Ante esta situación, el Ateneo Popular y la Sociedad Luz decidieron impulsar una campaña contra la militarización escolar y Moreau fue designada delegada en los encuentros que se promovieron en el ámbito de esa movilización pacifista. Durante varios días, se multiplicaron las conferencias públicas que culminaron en grandes mítines y logró presentarse un petitorio al Congreso de la Nación en el cual se manifestaba la absoluta oposición al proyecto. Moreau sostenía que era posible una manifestación pacifista y por eso argumentaba: «Estoy absolutamente convencida de que es posible hacer transformaciones revolucionarias pacíficamente. Pienso que las grandes revoluciones son las que se hacen a nivel intelectual. El haber descubierto que la tierra no es centro del mundo, ha significado una verdadera revolución».

«La Gran Guerra» afectó muy de cerca a los socialistas, quienes sufrieron el reclutamiento de gran parte de sus militantes y voluntarios, especialmente aquellos que eran inmigrantes o hijos de estos. Moreau asistió a diversas reuniones llevadas a cabo en el Ateneo Popular en contra de los conflictos bélicos con el fin de fomentar la paz. Sin embargo, en 1917, al iniciarse la Revolución Rusa, manifestó que «no podría haber sido llevada a cabo sin una guerra».

La Unión Feminista Argentina e ingreso al Partido Socialista
En 1920, fue una de las fundadoras de la Unión Feminista Nacional (UFN) con el fin de unificar las distintas organizaciones feministas que existían en ese entonces, como el Centro Socialista Femenino, la Agrupación Socialista Femenina y el Consejo Nacional de Mujeres. La acción política de la UFN resultó decisiva para apoyar la sanción de muchas leyes importantes de reconocimiento de los derechos de la mujer y de protección del trabajo femenino, como así también para la defensa de la madre soltera. Esta entidad publicó mensualmente la revista Nuestra Causa que difundía sus ideas y comenzó a organizar movilizaciones activas de mujeres durante los actos electorales al igual que peticiones masivas dirigidas a los legisladores. Esa organización estaba dirigida, entre otras mujeres, por Moreau, quien fue elegida presidenta; Julia García Games, Ángela Costa, Elisa Bachofen, Berta de Gerchunoff, Adela García Salaberry, Consuelo G. de García, Clotilde Rossi y Josefina L. de Mantecón.

Sanción de la ley de voto femenino y gobierno peronista
El 23 de septiembre de 1947, durante un acto frente a la sede de la CGT, Perón firmó el decreto presidencial que le dio valor institucional a la ley 13 010, que le otorgó a las mujeres de todo el país el derecho al voto. El decreto presidencial fue recibido con orgullo por la esposa del mandatario, Eva Duarte de Perón, quien desde la llegada del justicialismo al poder en 1946 bregó por la sanción de esa reglamentación ya que la Ley Sáenz Peña, que regía desde 1916, propiciaba el sufragio universal y obligatorio exclusivamente a los hombres y dejaba a las mujeres en un rol de inferioridad cívica. Su último intento de sanción había ocurrido en 1932, cuando el socialista Mario Bravo llevó el proyecto a la Cámara de Diputados que, debido al golpe de Estado de 1930, fue retomado dos años después gracias al también socialista Alfredo Palacios. El proyecto fue archivado luego de media sanción hasta que perdió tratamiento parlamentario. El derecho al sufragio de las mujeres fue el centro de los reclamos no solo de feministas como Moreau sino también de personalidades como Victoria Ocampo. Moreau consideró al logro como «una maniobra política y no como una conquista social».

En 1975, a los 90 años, fue una de las fundadoras de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (Apdh), convocada por Rosa Pantaleón, junto con el obispo de Neuquén Jaime de Nevares, el rabino Marshall Meyer, el obispo Carlos Gatinoni, Raúl Alfonsín, Oscar Alende, Susana Pérez Gallart, Adolfo Pérez Esquivel y Alfredo Bravo. La Apdh desempeñó un importante papel de resistencia al terrorismo de estado durante la dictadura militar que gobernó entre 1976 y 1983. En esos años acompañaba a las Madres de Plaza de Mayo, a quienes consideraba ejemplo de mujeres «valientes», en sus famosas rondas frente a la Casa de Gobierno y presentaba peticiones de libertad a la junta militar y a los jueces. En gesto de agradecimiento, en el día de su 99º cumpleaños, le obsequiaron un pañuelo blanco, símbolo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

Centenario
En 1981, impulsó la reunificación del Partido Socialista mediante la creación de la Unidad Socialista en alianza con el Partido Socialista Popular y el Partido Socialista del Chaco, del cual resultó electa presidenta. En 1982, fue una de las pocas dirigentes políticas que se opuso fervientemente a la Guerra de las Malvinas, consecuente con sus principios antimilitaristas.

Por su labor social, en 1984 fue elegida «La Mujer del Año» por la Cámara de Diputados de la Nación Argentina, mientras que la Universidad de Buenos Aires la distinguió con el título de «Médica del Siglo».En 1985, fue declarada presidenta honoraria de las Primeras Jornadas de Mujeres Socialistas y designada Ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires por la Legislatura porteña.

«Bueno, todo el mundo desea ser más capaz de lo que es, encontrar circunstancias que le permitan desarrollar esa capacidad, pero las circunstancias dependen de los de afuera, no de uno; y entonces se puede o no se puede, y yo he hecho lo que he podido.»

En 1985, se conmemoró su centenario y se le rindió un homenaje en Unione e Benevolenza, en el que participó todo el arco político y social de la Argentina, y durante el cual dio su último discurso público, especialmente dirigido a los jóvenes y a las mujeres. La reconocida publicación argentina Humor, caracterizada por la sátira, le dedicó su portada a Moreau y tituló: «Dentro de cuatro años vence la garantía» en alusión a su longevidad y la garantía Magiclick de 104 años.

En diciembre de 1985, tras el declive de su salud, sus hijos la trasladaron al Asile des Viellards de la Sociedad Filantrópica Francesa del Río de la Plata, donde sufrió el asedio de la prensa pública.12 En mayo de 1986, sufrió una hemiplejia y fue ingresada en el Sanatorio Antártida. Su estado de salud se agravó en el transcurso de los días y falleció a los 100 años, mientras dormía, el 12 de mayo de 1986 a las 14.50 UTC-3.19 12 Sus restos fueron velados en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación, al cual asistió el entonces presidente Raúl Alfonsín, y cremados en el cementerio de la Chacarita.

Legado
La ciudad de Buenos Aires la homenajeó dando su nombre a una de las avenidas más importantes de Puerto Madero y otorgándole el título de Ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 1985. A partir de 1987, la Fundación Alicia Moreau de Justo estableció el premio Alicia Moreau de Justo para la Mujer del Año, que se ha transformado en uno de los más prestigiosos del país. En 1988, la Fundación Konex honró su memoria con el premio Konex de Honor por su gran aporte a la sociedad argentina; el mismo fue recibido por sus hijos. En la actualidad, múltiples organizaciones, entidades, escuelas y hospitales llevan su nombre.

Un retrato de Moreau preside el Salón Mujeres Argentinas en la Casa Rosada junto a otras figuras femeninas de la historia argentina, como Juana Azurduy, Eva Perón, Lola Mora, Cecilia Grierson y Mariquita Sánchez de Thompson. El salón fue inaugurado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en 2009 como parte de las refacciones llevadas a cabo en la Casa de Gobierno.

En el 127º aniversario de su nacimiento, en 2012, Google la recordó con un doodle en su honor. En la actualidad, la Fundación Alicia Moreau de Justo se dedica a preservar su obra y promover su continuidad hacia la comunidad.

Moreau es considerada como una «luchadora incansable» por los derechos de las mujeres y una de las primeras en insistir por los mismos, junto con Julieta Lanteri, Elvira Rawson, Cecilia Grierson y Victoria Ocampo. Moreau se destacaba por ser irónica y antipática, y en muchas ocasiones se manifestaba de manera sagaz para con el periodismo. En un reportaje de mayo de 1974, el entrevistador le preguntó «¿Qué le gustaría que le escribieran algún día como epitafio?», a lo que Moreau respondió: «Aquí yace una gran luchadora contra molinos de viento»

Fuente: aimdigital.com.ar

Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 8/5/2020

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