Por Jorge Pepe, decano de Ciencias de la Salud (UNER).
Tras obtener su título, fruto de un arduo trabajo y dedicación, muchos graduados deberán insertarse en los sistemas y servicios de salud. Pero, ¿con qué realidad se enfrentarán los nuevos profesionales?
El momento de la graduación marca el fin de una etapa y el inicio de otra, es un evento de alto valor y sensibilidad para toda la comunidad educativa. Es un acontecimiento que, sin dudas, debemos celebrar. Celebrar por el sueño concretado, por el trabajo arduo, por los obstáculos superados, por la expectativa naciente.
A partir de ahora muchos graduados, profesionales de la salud, deberán insertarse en los sistemas y servicios de salud. ¿Con qué realidad se enfrentarán? La democracia argentina aún no ha resuelto las desigualdades que reproduce el propio Sistema de Salud. Si bien la población en su conjunto tiene la posibilidad de acceder a los servicios ofrecidos por el sector público, aún persisten brechas importantes y asignaturas pendientes, especialmente en lo relativo a su calidad.
Los sistemas educativos enfrentan el reto de preparar a las personas para desenvolverse en un futuro desafiante. Y el futuro es hoy. Para prosperar en un mundo dinámico, interconectado y basado en el conocimiento necesitamos una educación que enseñe a pensar críticamente, a resolver problemas, a adaptarse a nuevos escenarios, a adquirir nuevas habilidades y a ser solidarios con el prójimo.
En un contexto de dramática desigualdad social como es el de la Argentina actual, debemos comprender de una buena vez que la educación, la investigación científica, la innovación y el desarrollo tecnológico constituyen las herramientas más eficaces para terminar con la reproducción intergeneracional de la pobreza.
Nuestra región vive épocas de gran convulsión social, los reclamos sobretodo de los más afectados por las políticas que imparten distintos gobiernos se hacen sentir, en algunos casos con manifestaciones de un tenor de violencia que estremece. En la mayoría de las expresiones se escucha y se leen referencias sobre el rol del estado en el trabajo, la educación y la Salud.
Es así que las Universidades cobran importancia trascendental a la hora de aunar estas tres condiciones de desarrollo humano esenciales, que permitirán el crecimiento armónico de los países hermanados en América Latina. Los pueblos que sienten una gran impotencia por no avizorar un futuro mejor reaccionan ante esto y a veces de las peores formas, con violencia.
En Argentina nuestras Universidades Publicas nos enorgullecen por su calidad y función social, son un fundamental espacio educativo y formativo en grado, postgrado y formación continua, que en forma real nos proporcionan la plataforma de ascenso social para la concreción de los sueños de nuestro pueblo argentino y los pueblos de los países de la región. Son también un fomentador del análisis crítico y el dialogo, pero sin dudas un efectivo antídoto para la violencia.
El caso de la Facultad de Ciencias de la Salud, de la Universidad Nacional de Entre Ríos es paradigmático, nos muestra como el 80 % de la matricula total (5809 estudiantes) proviene de la mayoría de los departamentos de nuestra provincia, siendo aproximadamente el 60% de ellos primera generación de universitarios en su familia.
Hoy con este contexto, para nuestras Universidades la graduación representa la realización y reafirmación de su estratégica misión de educar ciudadanos comprometidos, formados con excelencia, no solo para su bien propio sino fundamentalmente para el bienestar general, como así también la reafirmación de la confianza institucional en que serán los graduados, los artífices de la construcción de un porvenir más justo e inclusivo.
De aquí en adelante nuestra Universidad pretende que los graduados sean sus representantes ante la sociedad: sus Embajadores. A partir de este momento, se genera un vínculo nuevo, trascendente.
Debemos proyectar en el tiempo una tarea conjunta (Universidad/graduados).
Que provea al profesional soluciones y respuestas a sus inquietudes: para su inserción laboral, para continuar su formación, para generar redes que incrementen su capital social, para que accedan a las capacidades científico-tecnológicas de la Universidad; para que vean a la universidad como un aliado estratégico.
La continuidad en la formación mediante la educación a distancia, con la utilización de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en Salud (TICs) permiten el despliegue de nuevas herramientas para que la comunicación sea más accesible. Proponen la formación de postgrado:
Especializaciones, Maestrías, Doctorados, y Cursos de Actualización.
Esto permitirá proseguir con la necesaria formación continua, que se impone para nuestras prácticas profesionales.
Otra de las funciones de la universidad es la investigación, mediante becas y los Programas de la Unidad Académica.
Como Universitarios y desde la gestión, sostenemos la importancia de continuar comprometido, participando como representantes del claustro graduados, o como Padrinos de la Universidad, como Benefactores, becando a jóvenes que no tienen posibilidad de acceder a la vida universitaria, o colaborando en diversas acciones de la Universidad.
Es muy importante la función de la Universidad pública, pero no debemos olvidar que es la sociedad quien la sostiene y con ella mantendremos nuestro compromiso y agradecimiento.
(fuente: La Calle)