En términos desestacionalizados, el Indicador Mensual de la Inversión que elabora el instituto, presentó un incremento de 4,3%, luego de cuatro meses con caídas consecutivas.
Panorama a futuro
De todas formas, de cara a lo que pueda ocurrir en materia de inversión en los próximos meses, algunas proyecciones privadas dan cuenta de una serie de desafíos. Por ejemplo, según el informe de Inversión Bruta Interna Mensual (IBIM) que realiza la consultora Orlando Ferreres, en febrero se observó una contracción del 3,2% interanual, medido en términos de volumen físico (sin contar el efecto de la inflación). En los primeros dos meses del año, acumuló un avance del 1,3%.
“Luego de una desaceleración del crecimiento durante la segunda mitad del año pasado, en los últimos tres meses observamos dos con cifras negativas. Así, la tendencia contractiva de la inversión parece ya evidente. La falta de dólares es sin dudas el principal escollo para el avance de las inversiones, aunque la menor actividad económica, la inestabilidad macroeconómica y la incertidumbre política contribuyen seguramente a templar las decisiones de inversión de los agentes económicos. Hacia adelante no vemos un cambio de contexto que pueda justificar una modificación de la tendencia actual”, explicaron desde la consultora Orlando Ferreres.
En tanto, luego de analizar la evolución del PBI durante el 2022, desde la firma LCG proyectaron: “En pleno año electoral y un contexto macroeconómico frágil (inflación de tres dígitos, mayores trabas a las importaciones y un comprometido perfil de vencimientos de la deuda en pesos del Tesoro) difícilmente la inversión continúe exhibiendo el vigoroso crecimiento que mostró en 2022”.
De hecho, según destacaron desde la consultora, “la inversión logró promediar el 21,2% del PBI en 2022, su punto más alto en 20 años”. “Estuvo compuesta en un 58% por Equipo durable de Producción, 6 p.p. por encima del promedio de las últimas dos décadas. En cambio, la Construcción representó el 36% de las inversiones, 5 p.p. por debajo del promedio”, resaltaron desde LCG, y concluyeron: “Esto exhibe cierto cambio en la morfología de la inversión argentina, con un sesgo productivo en detrimento de activos considerados reservas de valor, pero con un valor productivo muy bajo”.
Fuente: Ámbito