por Dr. Luis Alejo “Toto” Balestri –
El 12 de junio, cerca del medio día comencé a recibir algunos envíos que recordaban aquel muy frio día de 1974. Y se empezaron a amontonar las imágenes de esos días cuando se comenzaba a avizorar el cierre de una etapa de lucha.
No sé porque, pero a la mañana habíamos ido a Ensenada, a la casa de los suegros, con nuestra primera hija. Apenas llegados anuncian la cadena oficial y comienza a hablar el Presidente Perón denunciando conspiraciones que rompían el Pacto Social desde el cual había organizado su programa de Gobierno. Dejo entrever la posibilidad de su renuncia. Mi suegro no titubeó.
Volvió a plantear, como cuando fue a la Plaza a liberarlo el 17 de octubre de 1945, «hay que ir a defender al General». Y lo seguimos, mi compañera y yo.
Ómnibus a La Plata, el viejo y desaparecido Rio de La Plata y nos bajamos detrás de la Rosada. Caminamos y entramos a la Plaza por Rivadavia, aunque solo alcanzamos la enorme puerta de entrada a la casa central del Banco Nación. Ya había comenzado a hablar y llegamos a escuchar aquella memorable frase, que después supimos, era de despedida: «yo llevo en mis oídos la más maravillosa música, que para mí, es la palabra del Pueblo Argentino».
De ese día quiero dejar parte del discurso de nuestro creador y fundador «por eso deseo aprovechar esta oportunidad para pedirle a cada uno de ustedes que se transforme en un vigilante observador de todos estos hechos que quieran provocarse y que actúe de acuerdo con la circunstancia. Cada uno de nosotros debe ser un realizador, pero ha de ser también un predicador y un agente de vigilancia y control para poder realizar la tarea, y neutralizar lo negativo que tienen los sectores que todavía no han comprendido».
En el recuerdo de la despedida del Líder inolvidable el deber del momento: transformarnos en realizadores y predicadores para poder terminar con estos años y lograr el regreso a conducir los destinos de la Patria.
