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Urquiza y la pena de muerte 

por Pablo Stein    –     

Para el historiador y apologista de Urquiza Riéffolo Bessone, el sistema penal de Urquiza es más severo que la Ley de Dracón, que en la antigua Grecia había establecido una sola pena para los delitos: la muerte y la diferencia es que Dracón había logrado el consentimiento de Atenas, antes de ponerla en práctica. Aquí se trataba de solo la voluntad del caudillo.

La muerte del teniente Balceda 

Estando Urquiza en las cercanías del arroyo del Rabón en el Uruguay, se sublevó la compañía del teniente Balceda que lideraba unos cien hombres. Fueron rápidamente reducidos y Balceda fue degollado frente a sus mismos soldados. Es que Urquiza mantenía la disciplina a cualquier precio, no solo derramando sangre de sus propios hombres, sino haciéndolo por el método cruel y salvaje del degüello.

La muerte de Berón de Astrada 

Cuando en 1839 el gobernador de Corrientes Berón de Astrada, se alzó contra Rosas, por los mismos motivos por los que años más tarde lo haría el propio Urquiza, la tragedia va a enlutar a esta provincia argentina.

Al frente de las tropas entrerrianas se encontraba Pascual Echague, aunque la caballería de Urquiza por entonces con el grado de coronel Mayor fue la que con su carga definió la batalla de Pago Largo lugar ubicado al sur de Curuzú Cuatiá.

La batalla duro dos días y fue trágica para el pueblo correntino que tuvo unas dos mil bajas en combate, pero luego muchos de los 800 que cayeron prisioneros fueron pasados a degüello.

El gobernador correntino muerto de 18 lanzazos luego que boleasen su caballo fue objeto de escarnio por Urquiza, quien ordeno arrancar una tira de la piel de la espalda del cadáver para hacer una manea que posteriormente obsequio a Rosas. Un poema de Hilario Ascasubi, relata el triste fin del gobernador correntino:

Isadora. 

Lo primero que vio/Isadora cuando entro/Fue un cartel/Con grandes letras sobre el/y una manea colgada/De una lonja bien granada/Y el letrero/ Decía así “¡Este es del cuero/ Del traidor Berón de Astrada! /Lonja que le fue sacada/Por unitario salvaje/En el paraje/Del Pago Largo afamado/Donde fue descuartizado” 

Los muertos de la División Aquino 

Concluida la Batalla de Caseros, todos los desertores de la llamada división Aquino son mandados a fusilar.

Estos hombres habían sido parte del ejército de Oribe y mantenido durante 10 años el cerco a Montevideo y enganchados a la fuerza en el ejército grande se negaron a pelear contra su jefe que en definitiva era Juan Manuel de Rosas. O sea, lo que hicieron fue permanecer fieles a su jefe y no podían ser desertores de un ejército que no era el propio.  500 soldados que luego de ser fusilados fueron colgados a lo largo del camino.

El degüello de Santa Coloma 

Hecho prisionero Santa Coloma, el temible jefe de la Mazorca, fue llevado a presencia de Urquiza quien ordeno en el acto que fuese “degollado por la nuca” diciendo- ¡Pague por los que usted ha muerto así!

Sanguinaria manera de terminar con la vida de un asesino, que demuestra que hasta aquí Urquiza sigue actuando con la suma del poder público, haciendo de juez y dictando sentencias de muerte según sus caprichos o deseos de venganza.

La Muerte de Martiniano Chilavert 

Chilavert era un patriota, que habiendo servido al bando unitario tuvo fuertes disidencias por buscar estos el apoyo extranjero y que al producirse el combate de La Vuelta de Obligado contra la escuadra anglo-francesa ofreció su apoyo a Rosas.

La misma actitud lo llevo a apuntar sus cañones durante la Batalla de Caseros contra el ejército brasileño, al que produjo numerosas bajas, hasta que ya sin municiones cargo sus cañones con piedras.

Se sabe que luego de la batalla, tuvo un encuentro a solas con Urquiza y es muy posible que Chilavert, que además de militar era ingeniero y de una vasta cultura reprochara su alianza con el imperio esclavista del Brasil, lo que causo la ira del general y la orden de asesinato, porque eso fue precisamente la muerte de Chilavert.

Bibliografía consultada: Riéffolo Bessone: “Urquiza padre de la constitución” 1° edición, Rosario, 1951 

Imagen: Martiniano Chilavert 

Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 22/8/21