«Se me perdió en el mundo de la noche», dirá de su amigo, Arturo Jauretche.
Homero Manzi nació en Buenos Aires el 1ro. de noviembre de 1907 y muere el 3 de mayo de 1951. En sus mejores poemas supo cantar como nadie, lúcida y dolorosamente, al arquetipo que había descripto también poéticamente, Raúl Scalabrini Ortiz, al hombre que está solo y espera, al hombre de Corrientes y Esmeralda, al que respira y palpita en «Sur», en «Malena», en «Una lágrima tuya», en «Milonga sentimental»… dejó 156 tangos. En el sanatorio donde esperaba la muerte, escribe sus dos últimas piezas. «Último viaje de Quiroga», que queda inconclusa junto con otros papeles en su mesa de luz donde se apilaba además un guión de cine sobre Jorge Newbery. Alcanzó a escribir veintidós cuartetas sobre el mismo tema que su admirado Borges de juventud, la promesa del nacionalismo popular de los años 20, había tratado 25 años antes en «El general Quiroga va en coche al muere», incluido en Luna de enfrente (1925) que reescribirá posteriormente como toda su producción nacional. Manzi toma de Borges los alejandrinos, trata de establecer una payada con el autor e introduce elementos más violentos que los del texto original. El otro, desde mi punto de vista, la pieza poética más hermosa escrita por Manzi, es «Discepolín», que, concluido, dictará por teléfono a Troilo para que lo musicalice. Versos tremendos, donde Manzi describe, con su habitual procedimiento enumerativo a través de la ternura y la melancolía, la desolación del flaco poeta: “Sobre el mármol helado, migas de medialuna y una mujer absurda que come en un rincón; TU MUSA ESTÁ SANGRANDO y ella se desayuna: EL ALBA NO PERDONA, NO TIENE CORAZÓN.” Manzi se muere y no quiere irse solo. Proféticamente, escribe al amigo:“¿No ves que están bailando…? ¿No ves que están de fiesta…? Vamos, que todo duele, ¡viejo Discepolín!” Discépolo alcanzó a escuchar la versión tanguera y, como ya andaba también con ganas de morirse, ocho meses más tarde, el 23 de diciembre de 1951, decidió aceptar la invitación y lo siguió «antes de que amanezca, antes de que lloremos»…
(Del muro de Facebook de Iciar Tecalde)