Uno de los barrios populosos de C. del Uruguay lleva el nombre del caudillo, pero ¿quién fue Bartolomé Zapata?
La imagen que ilustra este artículo no tiene rostro porque no existe ninguna referencia que vaya más allá que la conocer sus orígenes en la villa de San Antonio de Gualeguay y de que era propietario de campos. Un gaucho entrerriano, en definitiva.
Para relatar su accionar y su transformación en caudillo debemos ubicarnos en la sociedad de nuestra provincia en 1.810.
Por entonces las villas reconocidas oficialmente y en las que funcionaban sus cabildos eran las de Gualeguay, Gualeguaychú y C. del Uruguay.
El rol de los cabildos
La palabra cabildo, aunque suene un poco extraño tiene la misma raíz latina que por ejemplo capilla, capital, capitolio o capitán porque deriva del latín “capitulum” que significa estar a la cabeza de una organización y si bien en un principio se empleaba referida a las órdenes religiosas luego se fue universalizando y adoptada en la edad media los reyes de España denominaron como cabildos a las entidades que en cada población de su territorio gobernaban en nombre del rey de turno.
Todos tenemos desde nuestra edad escolar la imagen del cabildo de Buenos Aires, pero en nuestro Entre Ríos no eran más que construcciones muy precarias, la mayoría de paredes de adobe y techo de paja.
Puede llamar la atención que no figure un cabildo en Paraná, pero al momento de relatar estos sucesos no lo había y el virrey Cisneros le daría nacimiento recién en enero de 1810, poco antes del 25 de mayo y no entraría en funciones hasta la realización de la asamblea del año XIII.
Sus funciones entonces eran las de representar el poder del rey, no el de España en lo administrativo, Judicial y político.
Los cabildos entrerrianos
Por lo general los cabildos eran dirigidos por terratenientes criollos o españoles, que favorecidos muchas veces por mercedes reales constituían los sectores privilegiados de una sociedad dividida en clases y por lo tanto estaban poco o nada interesados en gestar una revolución, pero ante circunstancias excepcionales como sin dudas lo fue la prisión del rey Fernando VII, los cabildos debían convocar al resto del pueblo para que en asambleas abiertas decidieran al respecto.
El cabildo de San Antonio del Gualeguay estaba gobernado por una mayoría española dispuesta a defender un orden real que en los hechos había dejado de existir a partir del 25 de mayo de 1810.
La Villa de San José de Gualeguaychú tenía una amplia mayoría española y era presidido por el rico hacendado español Francisco García Petisco.
Lo mismo ocurría en la Villa de C. del Uruguay con mayoría española, pero con un alcalde de primer voto partidario de la revolución, el Dr. José Miguel Díaz Vélez.
Es por ello que es cabildo de C. del Uruguay el primero en adherir el 8 de junio, con las firmas José Díaz Vélez, Domingo Morales, Agustín Urdinarrain y José Aguirre a la Primera Junta de Gobierno.
Gualeguay y Gualeguaychú tuvieron que llamar a Cabildo Abierto y el pueblo decidió pronunciarse también en favor del que sería el primer gobierno patrio
La contra revolución
Los hechos del 25 de mayo de 1810 se producen a 27 años de la fundación oficial de las poblaciones entrerrianas y en el caso de C. del Uruguay a 40 años de las primeras radicaciones, pero de inmediato se formaron núcleos de resistencia, más aún cuando se conoció el “Plan de operaciones” de Moreno que instaba a la independencia definitiva del yugo realista.
Gaspar de Vigodet gobernaba Montevideo que permanecía en poder de los monárquicos.
En Córdoba se gestaba también la contra revolución y Entre Ríos estaba en el camino de los conspiradores ya que les era imposible comunicarse pasando por la provincia de Buenos Aires, razón por la cual Vigodet envía al capitán de navío Juan de Michelena por el río Uruguay y a Jacinto Romararte por el Paraná con la intención de reincorporar la provincia al dominio español.
La huida de Josef de Urquiza
El 4 de octubre de 1810, Manuel Belgrano, de paso en su excursión al Paraguay, recibe y acepta la renuncia Josef de Urquiza que era el comandante general de los partidos de Entre Ríos y nombra en su reemplazo al alcalde de 1º voto José Díaz Vélez, deja a la vez 45 soldados de caballería al mando de Diego Balcarce.
El 6 de noviembre llega Michelena a la villa, pero Díaz Vélez deja el pueblo indefenso y se retira sin dar combate al considerar muy superiores las tropas realistas que toman la villa provocando el terror de sus habitantes que convocados a un nuevo cabildo abierto son obligados a jurar obediencia al Concejo de Regencia de Cádiz que no solo gobierna en nombre del rey, sino que se cree con mandato suficiente para nombrar a Francisco Javier de Elio como nuevo virrey para que desde Montevideo combata la revolución.
Belgrano enterado de la invasión quiere volver para recuperar el territorio perdido, pero desde Buenos Aires se le ordena seguir hacia el Paraguay dejando indefensos a los entrerrianos, maniobra que repetirán nuevamente en octubre de 1811 cuando firmen el “Tratado de Pacificación con Elio.
Surge la figura de Bartolomé Zapata
Una vez tomada C. del Uruguay las fuerzas invasoras con la colaboración del alcalde Petisco toman Gualeguaychú y el 18 de noviembre de 1810 organizan un nuevo cabildo abierto que jura lealtad al Concejo de Regencia de Cádiz y tan solo una semana más tarde hacen lo mismo en Gualeguay. No conformes con esto, procedieron a tomar prisioneros a los partidarios de la primera Junta y los enviaron a Montevideo.
Entre ellos estaba Don Bartolomé Zapata, pero si bien ignoramos el cómo, escapó de la prisión, regresó prontamente a la provincia y se refugió en Nogoyá comenzando el reclutamiento de gauchos con los que formó la primera montonera entrerriana.
No sumaban más de 52 los componentes de esta, pero precisamente quienes están destinados a grandes logros no miden la cantidad de sus fuerzas sino la voluntad con las que enfrentan a sus enemigos.
A los rebencazos con los españoles
Gregorio Samaniego seria su apoyo en Gualeguaychú y un juvenil “Pancho” Ramírez oficiaría de correo en C. del Uruguay.
Zapata atacó una de las estancias de García Petisco en febrero de 1811 y sus gauchos armados muy provisoriamente usaron sus rebenques para correr por los campos entrerrianos a los defensores del alcalde realista.
Apenas unos días más tarde, el 21 de febrero ingresaron a Gualeguaychú y ya en ese momento su montonera había incrementado a unos mil combatientes, es que el pueblo en su mayoría adhería a la causa de mayo.
Recuperadas Gualeguay y Gualeguaychú, Zapata inicia su marcha para tomar C. del Uruguay y cuando sus tropas se acercan, se produce la huida realista y con ellos se van los cabildantes que, traicionando el mandato de la jura a la Junta, luego lo hicieron al Concejo de Cádiz. Urquiza, el cura diputado Redruello y Tomas de Cacho ex cabildante son parte de quienes se van a embarcar rumbo a Montevideo, para desde allí conspirar en contra de la revolución.
El 7 de marzo de 1811 Bartolomé Zapata y su montonera gaucha liberan C. del Uruguay. Ese día debería ser festivo en la histórica.
Mariano Zejas, a las órdenes del coronel de milicias Francisco Doblas, uno de los que huyó cuando invadió Michelena y que pretendía hacerse del poder, asesinó a Zapata el 21 de marzo dando inicio al juego de deslealtades y traiciones que continúan vigentes en Entre Ríos.
Bibliografía consultada:
Delia Leticia Reynoso, Nati Sarrot, Silvia Razzetto, Elisa Fernández, Alejandro Guimara; “Historia de San José de Gualeguaychú, desde sus orígenes hasta 1883”