Preocupante similitud: Para Bonadio (y varios mas) es setiembre del `55…

24/09/20165 Mins read135 Views

Por Alfredo Guillermo Bevacqua –

Ordenó quemar las cunitas y bolsos de dormir en una demostración mas que a veces la historia repite sus tragedias. El 22 por la noche se conoció que puso “reversa”.

En su página 16 de la edición del 23 de setiembre de 2016, el diario LA CALLE de Concepción del Uruguay, recuerda lo acontecido en esa fecha en años anteriores:

En 1778, nace en Buenos Aires, Mariano Moreno, numen y genio de Mayo.
En 1850, fallece en Asunción, Paraguay, José Gervasio Artigas. Solo cuatro personas acompañaron sus restos mortales.
En 1947, se promulga la ley de voto femenino obligatorio, impulsada por Eva Perón.
En 1973, muere en Santiago de Chile, Pablo Neruda.
En 1973, por tercera vez en elecciones libre y democráticas, accede a la presidencia el General Juan Domingo Perón, con un 63 % de los votos.

Esta nota se escribe un 23 de setiembre de 2016. Es probable que ninguna “Efemérides” que se publican en diarios o revistas registre que un 23 de setiembre de 1955, hubo un hecho que debe inscribirse en la historia del odio.

Un par de días antes el coronel Ernesto Alfredo Rottger, reemplazante de Ramón Carrillo, en el Ministerio de Salud de la Nación, designó a la asistente social Marta Ezcurra, al frente de la Dirección de Asistencia Integral. Marta Ezcurra en 1931 había fundado la Juventud de la Acción Católica Argentina.

El gobierno militar que había desplazado mediante la fuerza al gobierno constitucional había ordenado la ocupación militar de los 20 hogares escuelas que dependían de la Fundación Eva Perón.

Así como 24 años había dado vida a una institución para contener a los jóvenes, ahora tenía por misión,” intervenir, desmantelar y disolver” toda la obra de la Fundación Eva Perón. Los jóvenes soldados que ocuparon los hogares escuelas recibieron la orden de trasladar a los patios de cada establecimiento las frazadas, sábanas, colchones, pelotas y juguetes que tuvieran las siglas FEP (Fundación Eva Perón). Los niños, ubicados en las galerías fueron testigos, silenciosos y absortos, del fuego, que esta vez era símbolo de odio.

Pero no conforme con esto también se llevaron a cabo otras acciones “ejemplarizadoras”, a saber:

Expulsión de los niños alojados en la Clínica de Recuperación Infantil Termas de Reyes, en Jujuy. En sus instalaciones funcionó , poco después, un casino de lujo.
En el Hogar de Mendoza, se tiró al río toda la vajilla y cristalería, importada desde Finlandia y Checoslovaquia.
Se destruyeron todos los PULMOTORES, que salvaban vidas y que hubieran salvado muchísimas mas en la epidemia posterior de poliomielites. En su exterior tenían una placa con tres letras: FEP.
Se rompieron todos los frascos de sangre de los hospitales de la Fundación.
Se tomó por asalto la Escuela de Enfermería fundada por Ramón Carrillo y se la cerró definitivamente.
Se confiscó todo el mobiliario de hospitales, hogares para niños y hogares de tránsito.
Se desactivaron todos los programas de turismo social; de provisión de alimentos básicos; el Plan Agrario y el Plan de Trabajo Rural.
La Ciudad Estudiantil fue convertida en centro de detención de integrantes del gobierno constitucional derrocado.

La señora Marta Ezcurra condenaba el lujo. Era muy austera. En su informe al ministerio, escribió: “La atención a los menores suntuosa, incluso excesiva, y nada ajustada a las normas de sobriedad republicana que convenía para la formación austera de los niños. Aves y pescados se incluían en los variados menúes diarios. Y en cuanto al vestuario, era renovado cada seis meses.”

Sesenta y un años después , todo parece indicar, que de poco ha servido tanto odio.

Es necesario cambiar

Es indudable que quedó la enseñanza de los métodos pese a que esa metodología no fue efectiva. Ya las fuerzas armadas han comprendido el papel que les reserva la Constitución. Pero hay otra estructura, tenaz, obsesiva en su odio. No usan uniformes. Son civiles: jueces y fiscales, severos, implacables; tienen un poder de fuego superior al de cualquier ejército, son los medios de comunicación que comparten intereses y negocios.

Es setiembre de 2016. No es un militar el que ordena, ni una asistente social la que ejecuta. Es un Juez de la Nación el que ordena el incendio. Veamos. La resolución 454 del ministerio de Salud publicada en el Boletín Oficial, el 8 de abril pasado, señala los riesgos y la «peligrosidad» de algunos elementos que se entregaban en el plan, cuyo nombre oficial era «Programa Nacional de Acompañamiento de la Madre y el Recién nacido», por lo que se procedió a darlo de baja.

Ante esto el juez federal Claudio Bonadío ordenó su quema argumentando que «las cunas y sacos de dormir resultan riesgosos para la salud de acuerdo a dictámenes del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y a informe de la Sociedad Argentina de Pediatría».

El plan había sido implementado en julio de 2015 por la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner y en los seis meses que funcionó el programa se distribuyeron 74.408 kits a 289 maternidades en todo el país de los cuales 43.600 fueron entregados a las familias, es decir que más de un 60 por ciento de los kits distribuidos ya fueron entregados.

Pero el plan no se reducía a la entrega de un kit con artículos para el bebé. Era un programa. Abarcaba desde la consulta Preconcepcional, a un primer control luego de confirmado el embarazo; al segundo, que incluía la realización de ecografías; en el cuarto, y según la posibilidad de riesgo, ya se indicaba la maternidad en que tendría lugar el parto; el quinto control, el alta y la posterior atención, periódica y registrada, en los Centros de Salud que se indicarían.

El juez Claudio Bonadío ordenó quemar las cunitas y los sacos de dormir, aunque “piadoso” dispuso que algunos elementos del kit podían ser “reutilizados con fines sociales”. Su “ternura” conmueve.

Un muy extendido arco de dirigentes políticos opositores y organizaciones sociales salió a cuestionar su decisión. El 22 de setiembre se conoció que también Unicef se sumaba a la crítica y solicitaba dejar sin efecto la decisión.

Antes de terminar la nota, nos damos una vuelta por las páginas de noticias. Entramos a Telam, la agencia oficial, da cuenta de un escrito de Bonadio, en el que dice que nunca ordenó el incendio cuestionado y que “fue víctima de una operación mediática” y que deja en manos del Ministerio de Salud que hacer.

Mejor así; el beneficiado será el gobierno. Los diarios del mundo mostraron asombrados primero el “frutazo” y quice días después el “verdurazo” en Plaza de Mayo.

Siete décadas en el cuerpo; en la memoria están intactos los días de setiembre del `55; también los compañeros de ese entonces eran despedidos de sus trabajos, perseguidos por su ascenso social, considerados ladrones y culpables de todos los delitos, a los militantes también despectivamente se les decía “grasas”, y se hablaba de un “déficit monstruoso de 186 millones de dólares”, era la “pesada herencia”; sin embargo, nunca el Banco Central confirmó esa cifra.

Mejor que el juez pistolero de marcha atrás con el incendio, aunque de algo estamos seguros: ese incendio no tendría niños observando el fuego que quemaba sus juguetes, porque María Eugenia Vidal diga que “les hicieron creer que tenían derechos”, en la última década si que los tuvieron, aunque sigan estimando que ese Plan Qunita era demasiado para quienes no tienen derecho a tener derechos.