por Leonardo Favio –
“Me hice peronista primero por intuición. Cuando era pequeño estaba en una pobreza infinita y de golpe comienza la felicidad. Voy avivándome de cosas. Cuando llega una máquina de coser… es una intuición que se va acercando a través de hechos concretos (…).
El hombre como centro en todo hecho político. El hombre como centro de la economía. SEPARAR UNO DE OTRO NO IBA.
Con los años tuve acceso a la lectura: Jauretche, Marechal, el General fundamentalmente, entonces me fui acercando al aspecto intelectual del peronismo, a sus propuestas… Es que yo sentí aquello de ‘amaos los unos a los otros’. Eso sentí.
El ser SOLIDARIO desde pequeño, eso me lo enseñó mi FORMACIÓN y lo que era JUSTO e INJUSTO. Injusto es ver a un chico desvalido, es un insulto al alma. (…)
Es que yo lo viví.
En mi pueblo había siete sastrerías y había que pedir el traje con un mes de antelación. Y ahí se vestían los obreros de YPF, de la SIAM. Y vos los veías dar la vuelta al perro con sus trajes azules. Azules o grises, empilchados a medida, sentados en las confiterías de las plazas, con las mesas llenas de botellas de cerveza y guay que les tocaras una.
Porque el orgullo del obrero era que se le fueran sumando las botellas en la mesa. Porque era el gasto que ellos habían provocado, era la ostentación, el orgullo de decir ‘ahora no nos morimos de hambre’.
Por ejemplo, vos no ibas a la escuela y al tercer día que faltabas venía el vigilante a preguntar por qué. Y guay de que no fueras a la escuela. Porque eso es PATRIMONIO DE LA COMUNIDAD. ESA INTELIGENCIA ES NUESTRA, DEL PAÍS. Y cuando se decía ‘los únicos privilegiados son los niños’ era verdad. (…)
El respeto hacia la ancianidad era verdad. Recuerdo cuando se jubiló mi abuelo: fue una fiesta. Ese viejo iba a tener ahora tiempo con sus nietos, para llevarlos al cine, a la cancha, para irse a Mar del Plata, tenía guita.
FUIMOS UN PUEBLO FELIZ. Eso no lo podés trasmitir… Sólo comunicándolo, rescatando el ORGULLO DE LA SOLIDARIDAD, EL ORGULLO DEL TRABAJO. (…)
Tenías el futuro asegurado. Porque vos sabías que cuando fueras viejo no te iban a tirar como una bolsa de papas.»
Aporte de Juan Martín Garay
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 5/12/2021