El incremento de importaciones de carne porcina desde Brasil pone en riesgo la competitividad del sector, afectando la integración de la media res y la rentabilidad de los productores.
El incremento de importaciones de carne porcina desde Brasil pone en riesgo la competitividad del sector, afectando la integración de la media res y la rentabilidad de los productores.
Tal es así, que la carne vacuna subió un 24% en lo que va del año, la carne de pollo subió un 21% y la de cerdo solamente subió un 9%. ¿Cuál es la diferencia? Las importaciones, y si ahora se les ocurre empezar a traer importación de carne vacuna de Brasil, los del sector vacuno van a darse cuenta lo que es el problema de la importación, y más cuando tenés un dólar «regalado».
Una de las principales preocupaciones de los productores argentinos es la competencia desleal que enfrentan debido al uso de ractopamina en la producción de carne porcina en Brasil. Este promotor de crecimiento, prohibido en más de 160 países, mejora la productividad de los porcinos en un 6%, lo que permite a los productores brasileños ofrecer precios más bajos en el mercado. Este componente no solo afecta la calidad de los productos, sino que también pone en una situación de desventaja a los productores argentinos, quienes se adhirieron a estándares de producción más naturales y sostenibles.
Otro aspecto que agrava la situación fue la competencia que los productos importados presentan al ser congelados. La carne congelada tiene la capacidad de retener agua, lo que permite ofrecerla a un precio más bajo, pero a costa de una calidad inferior. Este fenómeno es preocupante, ya que los consumidores pueden ver como «fresca» carne que se importó congelada, lo que afecta la percepción y la confianza en los productos nacionales.
Por otra parte, los costos de producción en Argentina siguen altos debido a factores como los impuestos, el transporte y los insumos. Frente a estos costos, los productores locales se ven obligados a competir con precios más bajos, lo que reduce la rentabilidad del sector. A pesar del crecimiento del consumo interno de carne porcina, el aumento de las importaciones genera un ambiente de saturación del mercado que afecta a los productores pequeños y medianos, quienes son los más vulnerables.
El sector de los chacinados (productos cárnicos procesados como chorizos, salchichones y jamones) también sintió el impacto de las importaciones. Aquí, el aumento de las importaciones generó una competencia feroz en el mercado de productos procesados, donde los precios de la carne fueron un factor determinante en la rentabilidad. Según la Cámara Argentina de la Industria de Chacinados y Carne de Cerdo (CAICHA), los precios de los productos porcinos aumentaron un 9,2% en el primer trimestre de 2025, lo que reflejó la presión que enfrentaron los productores y procesadores locales debido a la competencia extranjera.
Según pudo reconstruir Ámbito tras dialogar con referentes del sector, la competencia calificada como desleal, la alteración en la integración de la media res y la saturación del mercado amenazan la sostenibilidad de los productores. Por eso continuarán reclamando ante este tipo de situaciones aunque con bajas expectativas de ser escuchados, ya que el modelo propuesto por la actual administración promueve la importación con la idea de mejorar los precios al consumo interno a pesar de lo que esta acción pueda representar en la producción local.
(fuente: https://www.ambito.com/)
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