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PERDIDO EN LA PLAZA ROJA

Por Jorge Héctor Bonvín     –    

Seguramente que el término “perderse” no está mal aplicado cuando uno entra en la emblemática Plaza Roja. Si bien mucho uno escuchó hablar y vio sobre la Plaza Roja, asomarse a ella produce un impacto especial. No es una cosa común, son 330 metros de largo por 70 de ancho, repleta de personas que hablan todo tipo de idiomas, rodeados de edificios enigmáticos algunos, coloridos otros, brillantes. A un lado una larga muralla que la separa del Kremlin, a un frente la imponente iglesia de San Basilio, al otro el enorme edificio del Museo de Historia y al otro costado un shopping también increíble que puede competir con cualquiera de los mejores de París o Londres. Sin contar con las tumbas donde están sepultados dos de los principales héroes del país y un escritor norteamericano. Pero lo que más impacta es sentir que uno está pisando un lugar donde durante 600 años ocurrieron extraordinarios acontecimiento que cambiaron la historia del mundo

Era sentir que estaba cumpliendo un sueño. Una foto que le faltaba a mi vida, ahora que entre las principales prioridades de mi vida está el viajar, era estar en la Plaza Roja de Moscú y ese era el principal sentimiento.-

Lo primero que hay que aclarar es que la Plaza Roja no se llama así porque sea de color rojo sino que deriva de la palabra krásnaya que significa “bonita”.- Y si duda que es hermosa, con sus 330 metros de largo por 70 de ancho se muestra ante el visitante imponente, misteriosa y sobre todo que allí estuvo la historia del Rusia, algunos muy recordados y sobre todo llevados al cine como Iván el Terrible, los zares (aunque después se mudaron a San Petersburgo, entre ellos Catalina La Grande), luego los integrantes de la Revolución Bolchevique, Stalin, Lenin, Nikita Jrushchov, el mismo Gorbachov, que allí fue honrado con un increíble desfile el primer hombre que viajo al espacio exterior, Yuri Gagarin a quien la fama llevó a una temprana muerte a los 34 años pero los rusos lo siguieron honrando sepultándolo en la misma Plaza Roja.-

Aquí comenzaron a fracasar dos proyectos militares que tenían como propósito dominar el mundo, primero fue Napoleón que llegó a Moscú en 1.812 y que para humillar a los vencidos usó la espléndida Iglesia de San Basilio como caballeriza y muchos años después, desconociendo la historia, el castillo de naipes de Hitler empezó a derrumbarse en el frío ruso.

A la Plaza Roja, como ocurre con cualquier plaza, se puede ingresar por distintos lados, incluso viniendo desde el Kremlin, como nos ocurrió a nosotros, pero para hacerlo por allí se debe pagar entrada y sufrir una requisa importante. Es que hasta allí llega todos los días el enigmático Vladimir Putin en su helicóptero para conducir el país y llegan también miles de chinos que siempre van apurado y te pasan por arriba sin consideración.-

Después de recorrer el Kremlin se ingresa a la Plaza Roja a través de una muralla que es del siglo XV  y que tiene una extensión de 20 mil metros con una altura en algunos lugares de 20 metros y 20 torres ya que rodea las treinta hectáreas del lugar.

Entrar a la Plaza Roja desde el Kremlin tiene una gran ventaja, se sale frente a la construcción más emblemática, la Iglesia de San Basilio, uno de los monumentos más bellos y más fotografiados de Rusia. Fue construida en el Siglo XVI y es la iglesia ortodoxa más importante.-.

El interior de San Basilio es realmente maravilloso. Cuando uno piensa que se va a encontrar con una gran catedral, comienza a caminar por pasillos que conducen a  9 capillas conectadas por múltiples pasillos y ubicadas en diferentes niveles. Cada una de estas capillas está suntuosamente decorada con retablos, altares, lámparas e imágenes religiosas y cada una está dedicada a un santo y rematada por una torre. Por eso al observar San Basilio resaltan sus 9 cúpulas coloridas, algunas que parecen chupetines multicolores.

Allí está también el famoso sepulcro a Lenin, una de las figuras del comunismo todavía recordadas hoy por los rusos,  y el cosmonauta ruso Yuri Gagarin, el primer ser humano en viajar al espacio exterior y reconocido como un héroe nacional. Vladimir Ilych Lenin yace embalsamado en un sarcófago de cristal. Su mausoleo es uno de los más importantes monumentos de la Plaza Roja. Ubicado justo al lado de las murallas del Kremlin, y con forma piramidal segmentada por varios escalones, la tumba de Lenin fue un lugar de culto en tiempos de los soviets y sigue siendo visitada por miles de rusos y turistas cada semana. Insólitamente aquí también está sepultado un norteamericano, se trata de John Reed. Fue autor de la obra “Diez días que estremecieron al mundo”, fue además testigo directo de la Revolución de 1917. Fundó el partido Comunista de EEUU y luego acusado de espionaje debió refugiarse en Rusia.

Otro edificio muy característico de la Plaza Roja es el Museo de Historia Nacional,  es uno de los más se ve en las fotos de la Plaza Roja: una enorme mole roja que se alza en uno de los extremos de la plaza. Parece una iglesia gigante, antes fue una universidad y hoy es un museo y de hecho es uno de los museos más importantes de Rusia. Aquí se encuentra custodiada gran parte de su historia a través de casi un millón de reliquias y objetos de un valor incalculable. El patrimonio de este museo va desde la pre-historia de la región hasta la revolución bolchevique y la caída de la Unión Soviética.

Pero también la Plaza Roja tiene elementos de la nueva Rusia, ya alejada del comunismo, aunque el Partido siga manteniendo una incidencia aunque menor en la política del país. A un costado de la plaza Roja se encuentra uno de los edificios más grande que rodea la Plaza, que en la época del régimen soviético era ocupado por la Tienda General del Estado y que hoy se ha convertido en un lujoso shopping. Tiene tres pisos, una bóveda  de cristal y un diseño distinguido y lo más importantes cientos de locales comerciales con las marcas más importantes del mundo.

Otro signo de la época es que esta Plaza fue escenario de grandes recitales a cargo de figuras mundiales como Pink Floyd y el ex Beatles Paul McCartney.-

A un paso del Kremlin está aquel famoso Mac Donald que fue la primera empresa yanqui en instalarse en Rusia y donde los rusos hacían interminables colas de cuadras y cuadras para acceder a eso que denominamos, con mucha razón “comida chatarra” pero que para ellos era toda una novedad.

Allí en el final de la Plaza Roja está el lugar donde en 1.987 un alemán de 19 años, Mathias Rust aterrizó un avión Cesna sin ser detectado por la defensa aérea soviética, en un momento en que la URSS marchaba hacia su disolución, que se concretaría en 1991 y  que llevaría a que 15 país lograran su independencia de la influencia rusa. Fue Mijail Gorbachov, el que llevó a Rusia a esa apertura, tan ponderada en occidente, pero que aún hoy los rusos siguen sintiendo como una traición.- La Perestroika (reestructuración de la economía) que en aquel momento producía cierto júbilo entre los occidentales, fue para el pueblo ruso un gran golpe. La idea original de una economía socialista que pudiera mejorar la situación pero mantener los logros alcanzados, como  pleno empleo, salud, educación, vivienda a vivir se pudieran mantener fracasó totalmente. Pasó exactamente lo contrarios, algunos pocos se quedaron con los bancos, las petroleras, etc y el resto del pueblo ruso, como ocurre generalmente, perdió todo lo conquistado.-

Rusia y Moscú hoy

Es muy difícil cuando uno integra una excursión conocer en profundidad la situación de un país por el poco tiempo y porque están organizadas para ver lugares que brillan. En nuestro caso visitamos primero San Petersburgo, la Venecia del Este, hermosa, espectacular con sus castillos de los zares  y el Río Neva que la cruza y luego Moscú, también con un nivel de vida extraordinario. Un tránsito intenso y los mejores autos del mundo allí. Sin embargo lo que si conocimos son cuatro cifras que pueden dar una idea aproximada, en Moscú viven 18 millones de personas aproximadamente y el San Petersburgo unos 6 millones. Estos 24 millones de personas tiene más del 70 % de la riqueza del país, o sea que para el resto, los rusos son 146 millones, queda realmente muy poco.

Moscú como es conocido se prepara a todo nivel para ser anfitrión el año que viene de Mundial de Fútbol (Messi, por favor, ponete las pilas) y están trabajando para dejar la ciudad más que brillante. Se trabaja de día y de noche, sobre todo teniendo en cuenta que cuando llegue el invierno va a ser difícil poder seguir trabajando.-

Pero lo que es evidente, que pese a que Moscú recibe durante el año una enorme cantidad de turistas, no están preparados para atenderlo correctamente. Los rusos, sobre todo cuando tienen un cargo, son bruscos, mal humorado y tratan bastante mal. Los que se formaron durante la etapa bolchevique están en funciones y les cuesta dejar de lado la formación comunista y militarista que recibieron.- Quisiera ver cómo les va a nuestros “barras” si consiguen llegar a Moscú.

Haber podido visitarla, conocer sus lugares emblemáticos, luego de haber escuchado durante tanto tiempo sobre la Plaza Roja, sobre los acontecimientos que aquí ocurrieron,  de la importancia de los hechos que allí sucedieron, fue haber cumplido un sueño. Pero además haber cumplido con la idea inicial de no ir solamente a ver simples monumentos, sino a tratar de ver cómo transcurre la vida de la gente alrededor de ellos, me parece que es el principal atractivo de hacer turismo.

Plaza Roja Bonvin ago 2017 2

Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 2/8/2017

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