La pandemia tuvo efectos devastadores en el empleo. El fenómeno fue global, pero en economías que ya arrastraban debilidad como la argentina se multiplicaron. Más allá de regulaciones que intentaron frenar las desvinculaciones, las tasas de desempleo crecieron y seguirán incrementándose cuando se retiren los impedimentos para despedir y los plus indemnizatorios. De todos modos, hay motivos para ser optimistas: todos los esfuerzos del Gobierno estarán puestos en impulsar la reactivación y la recuperación de los puestos de trabajo perdidos.
La pandemia nos obligó a ponernos más que nunca en el lugar del otro y al mismo tiempo a revalorizar las relaciones interpersonales. No existe entonces otro modo de pensar el empleo hacia adelante, que no sea desde la empatía. Las empresas más humanas serán las que marcarán una diferencia positiva y construirán un capital social de valor.
Fuente: Ámbito