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Peña literaria en Agmer: Con ganas de mirar lejos

 

por Ana María González   –   

(fotos de Pascual Pontelli)   –   

El viernes 6, en la sede de Agmer Uruguay desde las 19,30 hs se realizó una nueva edición de la Peña literaria Despilfarrando palabras, espacio abierto y gratuito que las autoridades del sindicato Agmer por medio de la Secretaría de Jubilados promueven desde hace 9 años. En esta oportunidad el desafío era hablar en lenguaje poético y musical sobre el mundo carcelario. Para comenzar el escritor de nuestra ciudad Eduardo Galotto leyó poemas de la antología Con ganas de mirar lejos, que fuera reconocida con Mención en la edición del Premio Fray Mocho 2023. Luego Ata Puchulu en guitarra y voz y Carlos Arrizabalaga en flauta traversa, compartieron canciones y temas instrumentales. El público presente pudo escuchar e interactuar con los artistas y se logró, desde esa polífonía, diagramar visiones honestas y humanas sobre una realidad plagada de estereotipos descarnados.

El romance del prisionero (Que por mayo era por mayo…) es un poema anónimo del S XV que en los albores de la literatura castellana habla de la angustia de un prisionero cuya única vinculación con la vida era una avecilla que le cantaba. Pasados los siglos podemos afirmar que casi todos podemos escribir sobre vínculos de afectos, amores y paisajes, personajes que admiramos; sobre nuestra tierra o lugares y paisajes donde hemos sido felices. Pero escribir sobre temáticas duras como la violencia o la cárcel, no es fácil. Sin embargo Fray Mocho, seudónimo de José Sixto Alvarez, nacido en Gualeguaychú en 1858 y muerto en Bs. As. 1903, había trascendido los límites provinciales por ser el fundador de Caras y Caretas y por incorporar el realismo costumbrista en la narrativa. En sus obras Entre Ríos, su condición de isla, su delta, se presentaba como un refugio de malvivientes y  de personajes peculiares como los nutrieros, fugitivos, marginales,  todos ellos con su vocabulario propio.

Eduardo Galotto, recuerda que había leído a un autor que decía que uno tiene que escribir sobre lo que conoce. Y vaya si él conocía la UP 4, era allí donde trabajó durante 30 años, luego su pareja le insistía que escriba sobre ese tema en narrativa y una amiga de letras Susy Quinteros le dijo que él era mejor poeta que narrador. Fue entonces que se decidió a usar el verso. Así surgió Con ganas de mirar lejos que obtuviera mención en la edición 2023 del premio Fray Mocho, una satisfacción para el autor porque la distinción más apreciada en la provincia y los premiados han sido puntales de la literatura entrerriana. Es por añadidura un orgullo para la ciudad, ya que desde 2010, cuando Laura Erpen obtuviera el premio con Carrieguito, no había reconocimientos a autores locales en el mismo.

Sigue diciendo el invitado que la obra surgió luego de mucho trabajo y pulido. Sobre la cárcel habla del peso de los olores, muchas veces pestilentes, la acidez del fluido Manchester, el guiso persistente, todo  se impregna en las prendas en el pelo de quienes la visitan. A lo mismo que dice el autor en sus poemas lo refrendaron varios de los presentes que por pura utopía y corazón se acercan a la cárcel donde reciben afecto y agradecimiento.

En la cárcel dice el autor, la mirada se choca contra paredes, contra ventanas, se agudiza el sentido del olfato por el cual los presos identifican a los visitantes, allí también hay fantasías como un preso que dice al hijo que la cárcel es un castillo donde él trabaja, las almenas, la forma, engañan parcialmente al niño. Allí, el oído se afina aunque no hay sonidos importantes, el sonido de la puerta es un tronar. A veces hay motines, entonces los vecinos se instalan desde balcones techos o terrazas, como a ver una película. También allí se agudizan los miedos. Lo bueno son las visitas, las mujeres son siempre las que visitan, madres, parejas, los padres han brillado siempre por su ausencia en esas historias familiares. Los privado de libertad son gente que no ha tenido cariño en la infancia, los recuerdos escolares son siempre de maestras que los retaban, los trataban mal…ahí también hay  capangas ante quien someterse y siempre  la muerte está acechando, como anticipo de la otra, la definitiva.

Algunos presos han encontrado en el estudio, una puerta a la libertad. La lectura les ha dado palabras para comunicar sus sentimientos o para redactar sus demandas, porque en la vida hay que disputar la voz ante los poderosos. El mundo carcelario también es una disputa de sentidos, un psicólogo sabe que su neurótico o su psicótico (paciente), lo puede engañar y a veces lo hacen. Pero no se va a la cárcel para juzgar, se sabe que por algo esos hombres están encerrados, algo hicieron mal, pero los presos son seres sufrientes, la cárcel es un lugar de castigo de control y soledad, de abandonos, se carece de voces que te alienten, de manos que te levanten y aprueben tu parte buena. ¿Cuál es la función del especialista?: creer en que su escucha, su palabra puede ayudar a alguien, darle esperanza.

Mientras tanto Ata comentaba en primera persona sobre sus experiencias en la cárcel donde asiste como docente, resaltaba que lo que Eduardo Galotto ha poetizado ocurre con exactitud, exalta como se siente en ese ambiente la tristeza, el miedo y la humedad continua.

Ata Puchulu, ama la poesía, es cantautor, hurgó en el legado de su padre “el Gordo” quien tenía guardado impresos poemas por Ej. De Juan Manuel Alfaro y los compartió. Para sus creaciones apeló también a la evocación de su familia materna, los Marcó, en la interpetación de Capataz Marcó. Reconoce algún ascendiente de origen afro que llegó desde Brasil, entonces cantó una canción del Tano Benetucci Chamarra de los negros. Sobre todo quiere sostener el mandato paterno de dar voz a los que no la tienen, por eso evocó la figura de Micaela García , y leyó un poema para ella de Itatí Schwazman,  exaltó la lucha del feminismo reconociéndolo como el movimiento más revolucionario de las últimas décadas dedicó al tema su Chamamé de la sororidad. Habló del riesgoso trabajo del pescador que inspiró su canción  Mujer en la costa que compartío. No dejó de incluir a nuestro héroe Pancho Ramirez y su mítica compañera en Romance de Pancho y la Delfina. La entrerrianía se desplegó en Gurisa Gualeya. Todas las canciones fueron acompañadas en flauta traversa por Carlos Arrizabalaga.

El evento se enriqueció con interacciones del público con los artistas, los que son parte del Proyecto Pocho Lepratti o de otros que implican visitas a la cárcel. Entre el café y la picada, la dureza del tema se suavizó, sumada a las canciones y la belleza de las interpretaciones Ata y Carlos quienes  amansaron las inquietudes que se iban despertando. A su vez todos sentimos que el mundo a pesar de sus injusticias tiene reservas de generosidad y utopías.

 

Dice Emma de Cartossio que “alguien debe ser el ojo que escudriña y va inventando imágenes/ a medida de alegría o grito, risa o llanto”, alguien tiene que poetizar la vida en prisión como lo hiciera en los albores del catellano  el juglar desconocido. Nuestro autor trasciende esos muros vedados, ese no lugar, la UP 4 y hace poesía de esas historias duras que a veces se quedaban deambulando en su cabeza. Es que en la mayoría de los casos el poeta elije la temática y en otros la temática elije al poeta, ése creo es el caso de Eduardo Galotto en Con ganas de mirar lejos.

Para finalizar, la coordinadora del evento, Ana María González, agradece a los invitados por su generosidad y su profesionalismo, a la actual gestión sindical de Agmer y a la Secretaría de jubilados del mismo, por favorecer y hacer posible este espacio así como a todos los presentes por su participación y acompañamiento.

 

Algunos de los poemas que compartió

 

Con ganas de mirar lejos (selección)

 

Primer día

El sonido del cerrojo en la espalda

recuerda el día en que tu padre dejó de mirarte

ya nadie cuida la vida de nadie

 

Será tal vez la noche más larga

Hablá poco

taponá la boca para que el llanto se haga mudo

no preguntes

respondé corto

dormirás con un ojo y siempre boca arriba

si los del pabellón te dieron piso no confíes

no pidas leche

siempre saludá

la visita no se mira

cuando la luz se apague

querrás morir

Quedate tranquilo

ya moriste

 

La cara y el bajón

Hay silencio en el pabellón cinco

se apagó la cumbia

las facas quedaron postergadas

y las medias bajas

el Chino quiso pudrirla para que lleven a su compinche

él dijo que no

el pulmón escupió tres pastillas y dos fasos

el Negro y el otro le lavan la ropa sin recelo

son dos días de calma

se respeta la cara y el bajón

Una madre no muere todos los días

 

Motín en la de menores

Estalla el Clemente

a doce cuadras del centro

la noche de Victoria

se olvida del río y de las colinas

Jaimito hace la segunda

quiere descontrol

la chuza en el cuello del empleado fue la señal

quiera San la Muerte me acompañe

nueve soldaditos lo secundan

sesenta y cuatro se dejan convencer

tres rehenes tiemblan como nunca en sus vidas

el Rohypnol saca el indio

que enfrenta a los encapuchdos en la calle

la Velez Sarfield se llena de tiros

y la Unidad Cinco de fuego

los nenes juegan a ser matones

con chapa de pesados

el pajarito fermenta rencores

y corre sangre de los propios

¡por blando!

gritan con disparos al aire

con el sol del otro lado del río

la radio transmite en directo

a los zarpados llenos de alcohol

la Virgen de Aranzazú confundida

 

 

 

guarda balas en los floreros

¡traigan la chata¡

exigen en la vereda

un francotirador ejecuta

uno menos

todos corren

ya no hay rehenes

San Jorge los abandona galopando

con su arpón de lujo

los deja desnudos

boca abajo en la vereda

esperando al camión

 

El juego de las visitas

Allí están ellas

siempre ellas

sólo ellas

de a dos

de a tres

solas

con sus críos

a  las tres de la tarde

en fila hacia el puerto

bajo el sol

rutinarias

pese a las nubes

que hacen más fúnebre la esquina

el silencio en sus ojos

mezcla anhelo y resignación

de pasos repetidos por años

repetidos por sus parejas

repetidos por sus hijos

cargan la yerba en bolsas

las tortas cortadas

y las piernas abiertas

como si la de botas fuera una ginecóloga

inventan escondites

obligadas

temerosas

mancilladas

allí están ellas

y del otro lado

sus hombres

 

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