Por Juan Martín Garay (*) –
Para el pueblo lo que es del pueblo, la esperanza. El tiempo que nos toca transitar necesita de personas que interpreten con alto grado de acierto el momento histórico, político y cultural que vivimos. En un contexto electoral por delante, las variantes que se den a conocer como opciones, deberán tener la máxima responsabilidad y referencia de haber tomado la iniciativa política con gestión, organización, convicción, valores y visión programática.
Quien se exponga a conducir tendrá que saber interpretar antes y mejor que nadie la verdadera naturaleza de los nuevos problemas de este tiempo, e intentar hasta el cansancio el fortalecimiento de los lazos solidarios para profundizar la construcción de una necesaria comunidad que integre lo diverso. Luego hacer todo lo necesario para organizarla. Para esto se requiere de una importante tarea como lo es construir una unidad de concepción política, mirando hacia adelante pero uniendo pasado, presente y futuro; lo nuevo y lo porvenir; experiencia y juventud.
El mensaje
Se necesita hoy más que nunca que se construya un mensaje de transformación encarnado con plena convicción. Despertar esperanza en la gente para conducir un pueblo hacia la verdadera democracia que es “aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo”. Para todo eso se necesita de conducción política.
Hoy más que nunca en este nuevo tiempo complejo, como afirma Leopoldo Marechal: ”la política debe ser la hermana menor de la filosofía“. Por eso hay que instar a que se realicen los valores individuales y sociales en conjunto, para que entonces se logren el progreso espiritual y material en forma complementaria y armónica. Con esto se retoma la verdadera esencia de la filosofía, volviendo así a las fuentes del pensamiento humanista y cristiano, para “dar sentido pleno a la vida”.
Las oportunidades hay que aprovecharlas, por eso este momento es muy importante para que se reconsidere de una buena vez y para siempre la ética relación entre fines y medios, ubicando a las personas “como la medida de todas las cosas”. Hay que ser claros y enfáticos en rechazar de plano y con convicción el individualismo y el colectivismo por ser ambos opuestos a la realización equilibrada de una comunidad. En la honesta relación que debe mediar entre las palabras y los hechos, habrá que destacar por sobre todas las cosas el ideal del bien común y la necesidad de construir una sociedad guiada por la justicia y la igualdad.
Para el pueblo lo que es del pueblo, la esperanza.
Un gran estadista del siglo XX considera a la política como “un combate de ideas, sin violencia”. Esto implica que la política es ante todo una estrategia humanista, donde “la razón potencia la intuición de la naturaleza de las cosas; y la educación se ofrece en el encuentro armonioso del conocer y el amar: porque el amor es lo único que construye”. La grieta divide y destruye, la unión consolida y construye. Afirma también este hombre que “así como no nace quien escape a su destino, no debiera nacer quien no tenga una causa noble por la que luchar para justificar su paso por la vida». Esa causa noble no debe ser otra que la causa del pueblo.
La ideología, ejecución y propuesta mediante un eje de desarrollo, son vitales para que la justicia social se encarne nuevamente a través de una doctrina nacional para organizar la comunidad desde un movimiento nacional de raigambre social. Esta es la nueva oportunidad ante un escenario claramente adverso. Por eso insisto y reitero, para el pueblo lo que es del pueblo, la esperanza.
(*) Secretario de Gobierno de la Municipalidad de Concepción del Uruguay desde el 2019. Presidente de Bloque Concejales del PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.-