Con un aplastante triunfo, Alberto Fernández se impuso en las PASO para definir los candidatos que competirán en las presidenciales de octubre. Golpeado por los resultados, Mauricio Macri ratificó el rumbo de la gestión y mandó «a dormir» a los argentinos. El factor economía y el efecto polarizador.
El candidato que nadie había imaginado se quedó este domingo con la victoria que escapó a todas las proyecciones. Y el descontento por la marcha de la economía se convirtió en el eje ordenador de una elección que modeló un rotundo voto castigo a la gestión de Mauricio Macri y empoderó al frente opositor con base en el PJ y el kirchnerismo como la fuerza que queda a un paso de sucederlo en los comicios presidenciales del 27 de octubre próximo.
El resultado de las PASO -la primera megaencuesta nacional (real) de 2019- ubicó al candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, en el primer puesto con el 47,36 por ciento de los votos y relegó al oficialista Juntos por el Cambio al segundo lugar con el 32,24 por ciento de los apoyos. En un escenario hiperpolarizado, la diferencia de 15 puntos ubicaba anoche a la coalición opositora como amplia favorita para el segundo y decisivo turno electoral.
La participación ciudadana superó las PASO de 2015: un 75,85 por ciento de los ciudadanos habilitados para votar fueron a las urnas para marcar un primer punto de inflexión en el diagrama electoral que se terminará de definir en poco más de dos meses. Con los resultados de este domingo, la chance de un balotaje parece descartada.
La provincia de Buenos Aires, el distrito de mayor peso electoral del país que concentra casi el 38 por ciento del padrón, dibujó la secuencia decisiva: la fórmula que Fernández integra junto a la expresidenta Cristina Fernández se impuso sobre el binomio de Macri y Miguel Angel Pichetto por el 49,25 por ciento de los votos. El oficialismo sumó el 32,67 por ciento de los sufragios.
La disputa por la gobernación diseñó otra de las sorpresas de la jornada electoral: Axel Kicillof logró retener los votos de la fórmula presidencial del Frente deTodos que las encuestas previas ponían en categoría de duda y protagonizó una clara victoria frente a María Eugenia Vidal. Desde anoche, la mandataria ve desdibujado el camino de su plan reeleccionista.
La rotunda victoria de Todos se construyó también con el avance del espacio en territorios en los que Macri se hizo fuerte en 2015.
El Frente de Todos logró imponerse en los tres distritos administrados por el radicalismo, socio de Cambiemos en el gobierno nacional: Corrientes, Mendoza y Jujuy. Además, consolidó posiciones en Santa Fe y ganó volumen en Córdoba.
El Presidente revalidó títulos en la provincia mediterránea –el distrito que fue la llave de su triunfo en 2015- y consiguió allí más del 48 por ciento de los votos. El binomio FF cosechó el 30 por ciento de los sufragios, duplicando el 14,66 por ciento obtenido por el Frente para la Victoria (FPV) en las PASO celebradas hace cuatro años atrás.
El oficialismo también logró imponerse en la Ciudad de Buenos Aires, la cuna de su proyecto político. Juntos por el Cambio se desmarcó en once puntos del frente opositor.
Argumentos y órdenes
El frente opositor festejó los resultados con una secuencia escalonada de intervenciones que sintetizaron el proceso de construcción del espacio a partir de la decisión de CFK de delegar la candidatura presidencial en el exjefe de Gabinete de Néstor Kirchner. El frente ganó volumen con la incorporación de Sergio Massa –primer candidato a diputado nacional en la Provincia- y el progresivo, pero firme alineamiento de los gobernadores e intendentes.
Macri habló desde el bunker en Costa Salguero cuando todavía –con más de una hora de retraso- no se conocían los primeros datos oficiales del escrutinio provisorio a cargo de la cuestionada empresa Smartmatic (Ver Aparte).
El presidente transitó la lógica discursiva que en las últimas semanas lo mostró en un juego de opuestos. Después del ´no se inunda, más carajo´ para defender una vieja obra citadina y el llanto en el partido bonaerense de Vicente López, Macri sorprendió anoche con un pedido. “Ahora a dormir”, ordenó tras reconocer la negativa performance de Juntos por el Cambio.
“Hemos tenido una mala elección y tenemos que redoblar esfuerzos para octubre”, puntualizó. Y agregó: “Estamos dejando todo y duele”.
Poco antes de la medianoche, Fernández habló desde el comando del frente opositor en el barrio de Chacarita. Hasta allí llegaron Massa, Kicillof; su compañera de fórmula, la intendente de La Matanza, Verónica Magario; intendentes, legisladores y militantes. CFK envió un mensaje desde Santa Cruz donde permaneció durante toda la jornada después de votar en Río Gallegos.
Como lo hizo durante la campaña, Fernández reivindicó el apoyo de los gobernadores –“se abre una etapa en la que gobernarán 24 gobernadores con un presidente”, dijo- y habló con el tono de un candidato consagrado. “Estoy seguro de que la Argentina dio un veredicto claro, que terminó un tiempo”, subrayó.
Fernández jugó con la idea de que el “cambio” –el slogan que identificó en los últimos cuatro años al Gobierno- no era el macrismo. “El cambio éramos nosotros, no ellos. La Argentina hoy está pariendo otro país”, puntualizó.
Aunque evitó referirse a los pronósticos de un efecto negativo de los resultados electorales en la economía, el candidato de Todos dejó un mensaje claro: “Nunca fuimos locos gobernando”. Horas antes, desde las usinas del oficialismo se había agitado la preocupación por la reacción de los mercados en la mañana de este lunes.
Hiperpolarización
La disputa concentrada en las dos fuerzas mayoritarias relegó a la «tercera vía».
El Consenso Federal del exministro de Economía Roberto Lavagna ni siquiera llegó a los dos dígitos y sumó el 8,34 por ciento de los votos. «Nos consolidamos como la tercera fuerza. Agradezco a los tres millones de argentinos que no cayeron en la trampa de la grieta y a los dos millones que nos apoyaron a nosotros», puntualizó.
Contra muchos de los pronósticos previos, la izquierda se quedó con el cuarto puesto: el FIT-Unidad sumó el 2,88 por ciento de los votos, seguido de cerca por el Frente NOS de Juan José Gómez Centurión y Cinthia Hotton con su oferta antiderechos con el 2,63 por ciento de los sufragios.
Las urnas señalaron que el fenómeno del frente Unite de José Luis Espert también resultó sobrevalorado por los pronósticos previos que ayer, una vez más, dejaron al descubierto su fiabilidad determinante. El economista liberal apenas sumó el 2, 21 por ciento de los votos.
Al cierre de esta edición, el MAS que postuló a Manuela Castañeira -la única mujer que compitió en la categoría presidente-, el Frente Patriota del ultraderechista Alejandro Biondini, el Movimiento de Acción Vecinal y el Partido Autonomista de José Antonio Romero Feris no conseguían sortear el piso mínimo del 1,5 por ciento de los votos positivos necesario para mantenerse en carrera y competir en octubre.
Recalculando
El veredicto ciudadano de este domingo modelará el recorrido que resta hasta las presidenciales del 27 de octubre próximo.
Fernández confirmó esta noche que el mensaje centrado en la economía y las propuestas concretas para revertir las consecuencias del ajuste que hilvanó en las últimas semanas resultó finalmente efectivo. Ese esquema funcionó como la llave para romper el techo del núcleo de votantes propios y sumar a los sectores desencantados de Cambiemos.
Jaqueado por los resultados, Macri ratificó el rumbo de la gestión que anoche aparecía como la principal variable del rechazo ciudadano. «Esto nos obliga a redoblar esfuerzos para conseguir los apoyos y continuar con el cambio», insistió.
La campaña oficialista está desde anoche en revisión: la demonización de los rivales y el llamado al respaldo en las urnas «sin argumentos» estuvo lejos de dar los resultados esperados. El aparato comunicacional de Cambiemos sufrió este domingo un duro revés.
La mesa política del oficialismo sólo pudo festejar con Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad de Buenos Aires. El alcalde ensayó un discurso de declarado tono localista y evitó referirse a la compulsa nacional.
Vidal, la cara más visible de la campaña de Juntos por el Cambio en las últimas semanas, prefirió el silencio. «
Escrutinio con altibajos
«Tuvimos que retrasar la publicación de los datos para que la carga sea pareja a pedido de la Justicia», aseguró Rogelio Frigerio, ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda , antes de publicar oficialmente los datos del escrutinio provisorio. Ya eran las 22:30, una hora y media después del momento en que estaba previsto que se informara la primera tendencia y quince minutos después de que el presidente Mauricio Macri reconociera la derrota. Sin embargo, apenas las pantallas mostraron los resultados allí se veía que el 39,36% de los telegramas que contenían la información sobre los votos había sido procesado. Tiempo le mostró esta información a Adrián Pérez, secretario de Asuntos Políticos e Institucionales del Ministerio del Interior, pero tras verificar la información, el responsable de la supervisión del sistema eligió irse sin hacer declaraciones. Pérez también rechazó que hubiera habido fallas en el sistema de transmisión de datos sino «un problema técnico en la difusión» y valoró que para esa hora ya estuviera el 58,7% de los telegramas computados.
Alberto Fernández puso el foco en la transición: «Nunca fuimos locos gobernando»
En el búnker del Frente de Todos,luego del festejo, comenzaron los análisis sobre el complejo escenario que se abre hasta diciembre con un presidente Macri debilitado.
La ola que se venía incubando desde abajo, y que los medios, las redes sociales y los encuestadores no previeron o no quisieron ver, conmovió los cimientos de la Argentina. Casi la mitad del país mandató a una nueva coalición política, con eje en el peronismo reunificado, para que restablezca la posibilidad de vivir mejor. No se trata de un objetivo fácil por las circunstancias internacionales y por las condiciones de extremo endeudamiento en que arrancará el futuro gobierno. El triunfo fue mucho más holgado del que imaginaban hasta los más optimistas. En la cuenta regresiva para estas PASO, sin embargo, se venían sumando los indicios que anticipaban una derrota lapidaria para el macrismo. Un importante banco privado de capitales chinos que opera en Argentina encargó en la última semana una encuesta a una reconocida consultora internacional: los resultados de ese sondeo anticipaban una diferencia entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio de por lo menos 14 puntos.
La cita a una entidad financiera no es intrascendente en este punto, ya que una de las primeras incógnitas que disparó la nueva coyuntura es qué pasará tras la apertura de la jornada financiera de hoy lunes: la incertidumbre se cierne, sobre todo, con el dólar y con las acciones de los bancos, que en los últimos cuatro años fueron los grandes ganadores de la política macrista de Leliq y altísimas tasas de interés.
En el Frente de Todos saben que el escenario resultante de la victoria convertirá el período que resta hasta el 27 de octubre, y luego la transición hasta diciembre, en un estado de inestabilidad permanente. A fines de la semana pasada, por caso, en algunas reuniones de alto nivel de los principales bancos públicos del país se había advertido bajo cuerda que la divisa estadounidense treparía a 52 pesos en las primeras horas del lunes. Anoche, en el búnker de Todos ubicado en el barrio porteño de Chacarita, ya se analizaba ese panorama con preocupación. Este trasfondo, potenciado por la constatación de la repentina debilidad de Mauricio Macri y su gobierno, explica por qué una de las definiciones más sugestivas que pronunció Fernández en su primer discurso como ganador fue “nunca fuimos locos gobernando”. Aunque la frase completa, en rigor, apuntó a enviar un mensaje a todos los sectores que tienen capacidad de producir daño en la transición ante lo que será un recambio institucional y de partido de gobierno: “A los que están intranquilos les digo que se tranquilicen. Nunca fuimos locos gobernando.”
Está claro que la fórmula ganadora en Nación, como la dupla triunfante en PBA, tendrá que sortear lo que será un camino lleno de dificultades y acechanzas hasta el 27 de octubre. Aunque está claro que la victoria es un hecho, recién se la podrá considerar oficial cuando se cuenten las urnas de la elección general. Cambiemos enfrentará hasta entonces una situación paradójica: la agudización de la crisis –el contagio de la economía real a la financiera- podría entorpecer al Frente de Todos en su descontado acceso al poder pero, al mismo tiempo, convertiría en un vía crucis el mero ejercicio de completar el mandato. Eso explica por qué en el entorno de Alberto Fernández se está evaluando encargar a interlocutores calificados de mucha confianza -que podrían ser Guillermo Nielsen, Matías Kulfas, Felipe Solá, por citar algunos nombres- para que mantengan conversaciones con representantes del sistema financiero y de las potencias del mundo. El Frente de Todos ya pasó de pantalla: ahora enfrenta los desafíos que desea cualquier candidato, los problemas de ser el ganador.
Al final Vidal no era imbatible y los bonaerenses mandaron un fuerte mensaje al votar a Kicillof
Se sabía que en la Provincia de Buenos Aires se libraría la madre de todas las batallas. Pero la contundencia de los resultados arrastró inclusive a municipios en manos de Cambiemos.
Fue una paliza: Axel Kicillof se impuso anoche por más de 16 puntos a la gobernadora María Eugenia Vidal, que sufrió una derrota que sepultó su sueño de ser reelecta en octubre.
Con el 87% de las mesas escrutadas, el candidato del Frente de Todos obtenía el 49% de los votos contra el 32% para la gobernadora y candidata de Juntos por el Cambio. En total, el ex ministro de Economía cosechaba 4.224.829 votos y la gobernadora 2.801.493 sufragios. En tercer lugar quedó Eduardo “Bali” Bucca, el candidato de Consenso Federal, con 5,8% (499.229 sufragios) y Christian Castillo del Frente de Izquierda con 3,2% (278.231 votos).
Poco antes de las 22 horas y cuando aún no se habían publicado los datos oficiales, en el entorno de Vidal comenzaron a admitir que la diferencia con Kicillof superaba el 10% y que el resultado era «muy malo». Después llegó la confirmación de Mauricio Macri en Costa Salguero, con la gobernadora a su lado a quien felicitó «por su esfuerzo». Vidal, sin embargo, permaneció en silencio.
La batalla en Buenos Aires es clave en cualquier elección: la provincia cuenta con más de 12 millones y medio de electores y concentra el 37% del padrón electoral. La suerte de Vidal estaba atada a la de Macri y a su imagen negativa, que terminó convirtiéndose en un lastre. El corte de boleta en su favor no superó el 2%, lejos de los 6 ó 7 puntos a los que aspiraban y que, de todos modos, tampoco hubieran mitigado un resultado tan adverso.
La performance del Frente de Todos superó ampliamente las expectativas del oficialismo y de la oposición: Kicillof ganó 56 a 25 en el tercer cordón del Conurbano y 48 a 32 en la primera sección electoral, donde Cambiemos se ilusionaba con una «elección pareja» para poder mantener las chances de la reelección de la gobernadora.
En Quilmes, donde gobierna Cambiemos de la mano de Martiniano Molina, Kicillof le ganó a la gobernadora por 52 a 30 puntos, mientras que en Lanús -donde el intendente es Néstor Grindetti- triunfó por 51 a 31. En La Matanza, el distrito de la candidata a vicegobernadora de «Todos», Verónica Magario, Vidal perdió 21 a 61.
En las grandes ciudades del interior, que le sirvieron para compensar los votos peronistas del Conurbano en 2015 y 2017, Vidal tampoco logró cumplir con el objetivo porque el Frente de Todos acortó la diferencia de años anteriores y hasta ganó en lugares impensados como La Plata -43 a 37- donde hoy gobierna Cambiemos. En Mar del Plata, el segundo distrito en número de electores a nivel provincial, Kicillof quedó apenas 2 puntos abajo de Vidal -38 a 40-, mientras que en Bahía Blanca, Vidal ganó 45 a 34, un margen mucho más exiguo al esperado.
«Es un día lleno de felicidad y emoción porque ustedes saben que esta ha sido una campaña muy desigual», dijo exultante en el arranque de su discurso Kicillof, un rato antes de la medianoche con el conteo provisorio muy avanzado. Y detalló que fueron 44 meses y más de 90 mil kilómetros recorridos en estos cuatro años. «Lo importante y lo que me llena de orgullo es que en esta campaña no se gastaron millones para publicidad», remarcó para mostrar el contraste con su competidora.
El diputado nacional aseguró que la campaña se hizo “de abajo hacia arriba» y agradeció, en ese sentido, a «todos los compañeros de las organizaciones, sindicatos, clubes de barrio, sociedades de fomento, agrupaciones, partidos» que apoyaron al frente electoral. También tuvo palabras para los candidatos presidenciales, Alberto Fernández y Cristina Kirchner, y para Magario, su compañera de fórmula, a quien definió como «incansable e inclaudicable», para terminar con un gracias extensivo a todos los intendentes peronistas que se encolumnaron detrás de su candidatura.
Kicillof aseguró que «este triunfo significa que la mayoría quiere una provincia distinta, con otras prioridades, que la mayoría quiere poner a la provincia en marcha» y agradeció a los bonaerenses por abrirle la puerta de su casa. “Escuchamos a la gente contarnos los mismos problemas: el sueldo no me alcanza, no puedo pagar las tarifas, y cómo no si en estos tres años y medio donde antes había un problema ahora hay tres, cuatro o cinco problemas”, apuntó pero celebró que “no bajaran los brazos”.
Ya en el cierre de su discurso, antes de darle la palabra a Fernández, Kicillof llamó a construir un gobierno con todos los sectores y consideró que a la Provincia “le falta un gobierno que se ponga a trabajar, le falta decisión política, apuntar para otro lado y en otro rumbo”. “Necesitamos a absolutamente todos porque queremos construir una provincia con todos”, cerró.
El gobierno y Smartmatic no pudieron explicar los problemas del escrutinio
Adrián Pérez habló de «fallas» de parte de la empresa que ganó la millonaria licitación, pero no dio ningún detalle al respecto. Los datos se publicaron una hora y medio más tarde de lo anunciado a la tarde.
“Tuvimos que retrasar la publicación de los datos para que la carga que sea pareja a pedido de la Justicia”, aseguró Rogelio Frigerio, ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda , antes de publicar oficialmente los datos del escrutinio provisorio. Ya eran entonces las 22.30, una hora y media después del momento en que estaba previsto que se informara la primera tendencia y quince minutos después de que el presidente Mauricio Macri reconociera la derrota. Sin embargo, apenas las pantallas mostraron los resultados allí se veía que el 39,36% de los telegramas que contenían la información sobre los votos había sido procesado.
Tiempo le mostró esta información a Adrián Pérez, secretario de Asuntos Políticos e Institucionales del Ministerio del Interior, pero tras verificar la información el responsable de la supervisión del sistema eligió irse sin hacer declaraciones. Durante la conferencia de prensa, Pérez también rechazó que hubiera habido fallas en el sistema de transmisión de datos y valoró que para esa hora ya estuviera el 58,7% de los telegramas computados. Sin embargo, al ser consultado por las denuncias sobre fallas en el sistema reconoció que hubo “un problema técnico en la difusión”. Sin explicar de qué se trató ese “problema” sí quiso dejar en claro que ese inconveniente fue responsabilidad de Smartmatic, la compañía que ganó la licitación para proveer el software del cómputo provisorio de votos que fue muy cuestionada en las semanas previas. Durante toda la jornada, los funcionarios del Ministerio del Interior presentes en el Centro de Cómputos habían rechazado las denuncias al ser consultados por los periodistas y declarado que todo funcionaba “con normalidad”.
Un día de tensión
El gobierno dispuso de un espacio para periodistas en una sede del Correo Argentino ubicada en Barracas. Allí se encontraban unas 850 trabajando en la recepción de telegramas y carga de datos, la mitad del total ya que había otro centro similar en una oficina de Monte Grande.
A las 20.30 la ansiedad era muy grande y comenzaron a viralizarse videos en las redes sociales que hablaban de una caída del sistema. Desde la Secretaría de Asuntos Políticos e Institucionales del Ministerio del Interior salieron a desmentirlo y a afirmar que ya contaban con unos 28 mil telegramas sobre un total de 101.500 procedentes de las 15 mil centros de votación habilitados.
Eso equivalía a casi un 30% del total que se esperaba recibir en las dos sedes del Correo Argentino habilitadas para esa tarea. La dificultad para dar información oficial, sin embargo, tenían que ver con la distribución de los telegramas. La Pampa, por ejemplo, había sido enteramente cargada, mientras que en la Provincia de Buenos Aires apenas decían haber alcanzado un 2%. La excusa sonaba lógica, allí se encuentra el 37% del padrón electoral y, además, allí se definían las candidaturas para 65 de las 135 intendencias, por lo que tanto el conteo de votos como el envío de telegramas podía demorarse más que los demás. Para colmo, por resolución de la jueza María Romilda Servini, titular del Juzgado Federal 1 con competencia electoral, los datos oficiales recién podrían ser distribuidos cuando se hubiera procesado más del 10% de los votos de los cuatro distritos más populosos: Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y CABA. Todo ese argumento sostuvo la tensión hasta las 22.30, pero los datos luego probaron que no era tan así.
No se olviden de Smartmatic
El resultado favorable para el Frente de Todos y el mal uso de la información por parte del gobierno no debería hacer olvidar las fallas que hubo en el proceso de designación de la empresa a cargo de proveer el sistema de transmisión y procesamiento de datos, ni de las fallas que efectivamente tuvo en su implementación. Smartmatic ganó la licitación convocada por el gobierno para llevar a cabo un sistema más rápido en respuesta a una acordada de la Cámara Nacional Electoral de 2017. El objetivo era reducir las demoras que hubo en las elecciones legislativas de ese año.
La propuesta para abreviar los tiempos fue que los telegramas sean transmitidos vía electrónica desde las escuelas a los centros de cómputos de la Dirección Nacional Electoral (DINE), que depende del Ministerio del Interior de la Nación sin pasar por las oficinas del Correo más cercanas a los establecimientos educativos. Antes, los telegramas se mandaban en camionetas desde las escuelas hasta las oficinas más cercanas del Correo, donde se digitalizaban.
Smartmatic ganó esa licitación por ofrecer el precio más bajo de las tres empresas que superaron los requisitos necesarios para presentarse a la compulsa. En los hechos mejoró en casi tres millones de dolares la propuesta de Indra, la empresa española que tenía a su cargo la tarea desde 1997 (u$s 16.899.920 vs u$s 19.235.000). Claro que esa designación pasó por alto las denuncias por irregularidades que la empresa con sede en Estados Unidos había tenido en otros comicios de los que había participado, como en El Salvador y Venezuela. Pero el tema que más controversias generó no fue el Curriculum, sino las fallas que sufrió el sistema en las pruebas y su incumplimiento con el pedido de mostrar el código fuente que utiliza su software para que las distintas fuerzas políticas y organismos especializados pudieran fiscalizar el funcionamiento. Ahora, además, habrá que sumarle ese “problema técnico de difusión” al que aludió Adrián Pérez pero del que no dio mayores datos.
Diferencias entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio según escrutinio provisorio
(fuente: Tiempo Argentino)


