El Presidente reunió a líderes de ACIERA para orar en la sede del Gobierno Nacional, en un gesto que mezcla poder político, fe y propaganda. La escena, inédita, refuerza el avance de la lógica religiosa sobre las instituciones públicas.
En un hecho sin precedentes desde el retorno de la democracia, Javier Milei abrió la Casa Rosada a pastores evangélicos para realizar una “jornada de oración” en pleno despacho presidencial.
El encuentro coincidió —no por casualidad— con la primera reunión de su nuevo Gabinete, en un intento del mandatario de mostrar cohesión interna y apoyo espiritual tras semanas de tensiones políticas y renuncias.
Participaron su hermana y secretaria general, Karina Milei, y el flamante jefe de Gabinete, Manuel Adorni, quien acompañó el acto calificándolo como “histórico”. Desde el Ejecutivo lo presentaron como un gesto de unidad nacional y afirmaron que “por primera vez, pastores de todo el país participaron de una jornada de oración en la sede del Gobierno”.
Sin embargo, el hecho encendió alarmas por la naturalización del discurso religioso dentro del Estado. La Casa Rosada, sede del poder político y símbolo de la república laica, fue escenario de una ceremonia confesional encabezada por un presidente que suele apelar al lenguaje mesiánico y espiritual para justificar decisiones políticas.
Más allá de la efusividad del acto, la convocatoria a líderes religiosos en el corazón del poder institucional marca un retroceso en materia de laicidad y un preocupante corrimiento de los límites entre Iglesia y Estado.
El Gobierno libertario, que se jacta de combatir “privilegios” y “corporaciones”, parece encontrar en el poder religioso un aliado ideológico y simbólico para sostener su discurso.
Mientras Milei habla de “libertad” y “meritocracia”, bendice su gestión bajo el lema de la fe. Una escena que, si la protagonizara un dirigente peronista, seguramente desata portadas indignadas y pedidos de explicaciones en todos los canales.
(fuente: https://primereando.com.ar/)