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MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA

Por Rodolfo Oscar Negri   –     

Las heridas, igual que los dolores o los padecimientos, se curan y es el tiempo el que ayuda a que las mismas desaparezcan e –incluso- se olviden.

A veces quedan cicatrices, que ayudan a recordar; pero otras, no.

De eso vamos a hablar.

Si desde el nombre de una dictadura se impuso no solo el delito de las muertes, sino también el silenciamiento, la censura y un aceitado mecanismo de ocultamiento de violaciones a los derechos humanos.

Entonces, la memoria fue un espacio de oposición al régimen. Las denuncias de lo oculto, la puesta en evidencia de lo clandestino, el testimonio sobre lo silenciado fueron prácticas esenciales de la resistencia.

También hubo protagonistas. Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y las organizaciones de DDHH que son un símbolo de lo mencionado, pero también familias, vecinos, amigos de cada uno de los que sufrieron la persecución e incluso la muerte, permitiendo rescatar del olvido y traer al día de hoy, el recuerdo de quienes no están.

Hay heridas no cerradas y la aparición de cada nieto ocultado, sirve para que la cicatriz se vaya consolidando.

Existe una vieja frase que se atribuye a diversos pensadores que expresa “los pueblos que no conocen su historia, están condenados a repetirla”.

Por eso es un mandato social la lucha contra el olvido, donde recordar es sinónimo de no olvidar.

La escuela, es quien tiene el mandato -uno más- de impartir los saberes acumulados a las nuevas generaciones; pero también existen hechos sociales que mantienen la cohesión en principios y valores.

Desde el repudio generalizado que hizo desechar el 2×1 a los genocidas, hasta la película “Argentina, 1985” podríamos repasar decenas de acontecimientos que podemos mencionar como ejemplo.

Otro elemento importante son las efemérides –recordación social y comunitaria- que se transforman en otra manera de recordar.

Hoy vivimos una de ellas.

Aquí, en nuestra ciudad, se conjugan todos y cada uno de esos elementos mencionados.

Tenemos desaparecidos uruguayenses, cuyas familias todavía los lloran, torturados, lugares donde funcionaron centros de detención clandestina… etcétera, etcétera, etcétera…

Pero no queremos quedarnos solo con eso, que no debemos soslayar…

Queremos –también- construir un futuro donde nadie pueda siquiera imaginar situaciones como las vividas,

Queremos un futuro en paz, donde nos respetemos entre todos, donde no existan ni exclusiones ni persecuciones y donde los límites sean –justamente- los derechos humanos,

Queremos una nación próspera, inclusiva, y donde haya oportunidades para todos,

Queremos un país con justicia, solidaridad y equidad…

Por eso rescatamos y valorizamos a la política, que no es sino la herramienta que la Democracia ofrece para realizar los cambios y transformaciones que los pueblos necesitan y las mayorías reclaman.

Por eso volvemos a decir –como ellas nos enseñaron- y como iniciamos este mensaje: MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA. Ellas son la clave de esa construcción.

Que esto sea una realidad “Para nosotros, para la posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”.

MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA, en todos los órdenes de la vida.

Que así sea.

 

Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 26/3/2023