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Los olvidados de la historia VII: Domingo Ereño 

por Pablo Stein –

Domingo Ereño es el nombre de una importante calle de C. del Uruguay, pero muy pocos conocen la trayectoria de este hombre nacido en el país vasco, más precisamente en la localidad de Limoná en Vizcaya en el año 1811. 

Nuestro convecino Jorge Héctor Bonvín en su libro:” Calles con historia” nos explica que la anterior calle San Luis, cambio su nombre por el del padre Ereño en virtud de la ordenanza 1201 dictada por el Honorable Concejo Deliberante el 14 de noviembre de 1941. 

En sus considerandos se describe brevemente la vida de Ereño, pero se omiten por desconocimiento o por conveniencias políticas algunos hechos significativos de la vida del homenajeado. 

Cura de armas tomar 

En España, la hija de Fernando VII hereda el trono a la edad de 3 años acontecimiento este que da lugar a la Primera Guerra Carlista ya que el hermano del Rey fallecido reclama para sí el trono. 

Carlos María Isidro de Borbón cree ser el sucesor legítimo por dos motivos fundamentales. El primero de ellos es que una mujer no puede gobernar el reino y el segundo que la infanta Isabel II es solo una niña. Su madre (María Cristina) sin embargo se constituye en regente y se inicia una guerra que va a durar 7 años, hasta que en 1839 finalmente Carlos es derrotado. 

Quienes apoyaban a Isabel II se identificaban como monárquicos liberales, mientras que los Carlistas eran los que representaban los sectores más conservadores y Domingo Ereño había tomado partido por estos. 

Es la derrota Carlista la que finalmente hace emigrar a Ereño que se va a radicar en Montevideo, lugar donde va a realizar una importante labor en lo que hoy es el barrio de La Unión 

De monárquico a Federal 

Ereño posteriormente viaja a Entre Ríos, está un tiempo radicado en Gualeguaychú, pasa luego a Villaguay donde funda un templo y se radica en C. del Uruguay enseñando latín en el recién fundado Colegio del Uruguay llegando en 1854 a ser vicerrector del mismo cuando era presidido por el Dr. Larroque. 

Lo cierto es que durante todos estos años de residencia en América habían convertido a Ereño en un convencido militante de la causa federal.  

Su amistad con Urquiza 

Tal vez fue su origen vasco lo que acercó a Urquiza y transformó a Ereño en su principal asesor en materia religiosa. 

En la medida que Urquiza iba subiendo los escalones del poder político fue comprendiendo la importancia que significaba tener buenas relaciones con la iglesia y el papado desde 1846 era ejercido por Pio IX y las relaciones con Juan Manuel de Rosas eran pésimas. 

Ereño aconseja a Urquiza la recomposición de las relaciones con el Vaticano y el Papa era inflexible cuando de relaciones extramatrimoniales se trataba. Habiendo sido nombrado presidente de la Confederación y siendo padre de numerosos hijos, Urquiza seguía soltero de ahí ese primer matrimonio que sin embargo fue considerado invalido por Pio IX por ser realizado en la capilla de San José en 1855 y que fue celebrado por el mismo Ereño pese a que había advertido al caudillo de carecería de validez por no cumplir todos los requisitos exigidos. 

Pero Ereño mismo llevaría a cabo el segundo matrimonio que esta vez sí es reconocido por el Papa por cumplir con los tramites que la encíclica “Quanta Cura” pedía. 

Su enojo con Urquiza 

Después de la batalla de Pavón, las relaciones entre Ereño y Urquiza se fueron enfriando. La indiferencia con que se tomó Urquiza el asesinato del “Chacho” Peñaloza, el abandono de los heroicos defensores de Paysandú, el apoyo a Mitre y a la guerra genocida contra Paraguay, su cada vez más notorio acercamiento a los líderes del partido Unitario fueron determinantes para que Domingo Ereño se alejara no solo de la amistad de Urquiza, sino también de Entre Ríos y marcho a Buenos Aires. Para Ereño el federalismo estaba por encima de las conveniencias personales y fue así que decidió romper con Urquiza. 

Víctima de la fiebre amarilla 

La epidemia de fiebre amarilla que asolo Bs. Aires se cobró la vida del padre Domingo Ereño que murió el 23 de marzo de 1871. 

El profesor Urquiza Almandoz en el tomo III de su libro: “Historia de C. del Uruguay” relata que “La iglesia de la República Oriental del Uruguay, compenetrada de los valores morales del prestigioso sacerdote, ordeno el traslado de sus restos, que se realizó el 20 de octubre de 1872, depositándose sus cenizas en la iglesia de La unión. 

 

Bibliografía consultada: 

Jorge Bonvin: “Calles con historia” 

Seró Mantero: “El presbítero Domingo Ereño” 

Urquiza Almandoz: “Historia de C. del Uruguay tomo III” 

Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 5/2/2023

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