Las primas
Las primas conversan. Se desbanda el atardecer sobre los bancos de la plaza de Marcelino Ramos de Brasil. Como todos los sábados esperan a los pretendientes del lugar que entrelazaron amor con las inmigrantes italianas. Ríen los 18 y los 19 años de las dos sobre una tibieza ahora conocida. El pelo desborda el cuello de las blusas y cae sobre una tentación de felicidad que encontró lugar en ese país, país del sol fuerte y montes cercanos.
De pronto, Alba se pone seria, y le dice a su prima, ( la de la risa fácil), que hacía un tiempo que quería decirle algo y no se animaba porque tenía miedo de que ella se enojara, pero que había llegado el momento. – “A mí me gusta más Gerónimo que Albertino – dijo ya con una voz frágil -¿no querés que cambiemos de novio?”- Una risotada clara y sincera se expandió entre las dos cuando Francesca confesó que a ella le daba lo mismo, pero que había que preguntarle a ellos.
Diez años más tarde, los gorriones bochinchean en los paraísos entrerrianos de Argentina. Alba y Gerónimo quisieron nuevos horizontes y eligieron un campo con arroyo y eucaliptus. Lejos, el atardecer de aquella plaza confidente, guardó el secreto en las almohadas de los hijos.
SusyQ 2022