Bicicletas a la sombra del tiempo
Mi primo y yo fuimos infancia vagabunda, antojos y aventura. Nuestras bicicletas paseaban el mundo por las calles que iban hacia el río. Quedaban pegaditas a la sombra del tilo que hacía de guardián. También estaba el violín, las canciones, aquel club de niños buscadores de arte, las reglas inventadas de lecturas a escondidas de mayores. Nunca se entregaba el día sin batalla. En cada noche de umbrales con horario saboteábamos estampitas, los debe de las alcancías y los retos. Volvíamos al mantel de la obediencia con rodillas fatigadas y una hermosura de cometas en las manos, esos que descubrimos en el puerto.
SusyQ
Hace mucho que se fue el gran bailarín. Cayó entre giros y acrobacias en un escenario extranjero. Imposible sabotear la muerte cuando se empecina en doler.
Ahora, todo es verde nube, la risa que perdía sus ojos, la sombra del árbol que cuidaba aquellas bicicletas.