Bella muchacha la que tanto amé
Estamos en Florencia. Mi mujer y yo volvimos a Italia a recordar la juventud. Una juventud que pasó sin regresar como el agua clara del Arno que contemplamos otra vez. También como entonces ILDuomo, la Basílica Catedral Metropolitana de Santa María de la Flor, fotografiado para los ojos del mundo guardaba las sonrisas petrificadas de dos jóvenes argentinos.
Hoy, fantasmas con bastón. En la plaza, una confitería nos sentó a una mesa cerca de la ventana. Con gentileza, el mozo la ayudó a ocupar una silla. En el espejo vi esfumados nuestros rostros; el cuerpo y el empeño. Entonces entendí la certera banalidad de la vida. Hoy cuido la bella muchacha que tanto amé.
SusyQ