La Organización Mundial del Trabajo (OIT) reveló que la informalidad en el empleo ascendió en Argentina al 50%, en línea con el promedio que registra toda América Latina, con la excepción de Chile, donde se ubica en la mitad de ese porcentual.
La dinámica del mercado de trabajo en América Latina y el Caribe había presentado en 2023 un aumento menor al 1% en la tasa regional de ocupación. En tanto, la participación disminuyó ligeramente en comparación al año anterior, con un 62,3% frente a un 62,5%, y una desocupación promedio del 6,5%.
Otro de los aspectos que destaca el informe menciona la relación entre la recuperación de puestos de trabajo y el crecimiento del empleo informal: las ocupaciones de este tipo contribuyeron a la creación de entre el 40 y 95% de los puestos de trabajo entre el tercer trimestre de 2020 y el segundo trimestre de 2023 en la mayoría de los países.
Según cifras del año pasado, Ecuador se convirtió, con un 95%, en el país de la región en el que la informalidad laboral tuvo la mayor participación en la recuperación del empleo total desde la pandemia; Argentina y Bolivia le seguían con el 78 y 77% respectivamente. En cambio, Uruguay y Chile se distinguieron por el crecimiento de la formalidad.
La oficina de la OIT para América Latina y el Caribe destacó en su informe Panorama Laboral 2023 algunas características preocupantes vinculadas con brechas de género, desocupación juvenil, informalidad y pérdida de poder adquisitivo de los salarios. Por ejemplo, menciona que el desempleo y la informalidad afectan con mayor intensidad al segmento joven del mercado, ya que la tasa de desocupación de esa franja etárea es de 14,4%, más del doble que la general, situada en 6,5%.
Según un informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en Argentina existen alrededor de 800.000 desocupados. En los años posteriores a la pandemia del Covid-19, las mujeres recuperaron algo de la brecha de género en la región, la cual se vio reflejada en un 22% contra el 16,9% de la masculina.
El trabajo menciona la ausencia en América Latina de medidas integrales que respalden la creación de empleos formales y proporcionen protección social. En ese sentido, recomienda que haya coordinación con políticas activas, formación profesional y políticas sectoriales con aumento productividad.
LA REFORMA AMENAZA
En este marco, la reforma laboral en Argentina, que ya cuenta con media sanción en Diputados, apunta a reemplazar la informalidad por precarización como primer escalón, al modificar las obligaciones previsionales de los nuevos contratos para que paguen monotributo.
Cuando la tasa de informalidad en el país era del 47,6%, el promedio en los mercados laborales de la región se situó en un 48% y en algunos países superó el 70%. Dada la estructura empresarial, el 55% de la informalidad se localiza en firmas privadas con una planta que no supera los 5 trabajadores; las que tienen de 6 a 40 tienen el 34% no registrado y las de más de 40, el 11%.
Por otra parte, aparece el debate por la verdadera tasa de desocupación: el número oficial es del 6% pero excluye a los que cobran planes sociales y unas tres millones de personas que se sumaron al empleo público. Si se considerara como desempleo todos los puestos públicos creados en la última década, más los beneficiarios del plan Potenciar Trabajo, la tasa de desempleo saltaría a 16%.
Además de los recortes en el Estado y las empresas públicas en marcha, se agregan unos 100 mil despidos en la construcción desde que empezó la era Milei, como consecuencia de la paralización del 100% de la obra pública.
