El deterioro de las condiciones socioeconómicas se reflejó en el informe oficial de pobreza de Indec y un análisis reveló un dato preocupante
El informe de pobreza e indigencia que dio a conocer recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dejó en evidencia que entre el primer semestre de 2023 y el mismo período de este año son 6.184.022 los nuevos pobres en Argentina, de los cuales 4.175.901 están en condiciones de indigencia, según el análisis realizado en base a las cifras oficiales por el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (Ipypp), con la coordinación del exdiputado Claudio Lozano.
Del análisis se desprende uno de los datos más preocupantes del deterioro de las condiciones económicas y sociales de la población argentina: hay un nuevo pobre cada cinco segundos y un nuevo indigente cada siete segundos y medio.
Aumento masivo en plazo muy breve
“Los resultados son elocuentes en afirmar que el programa económico de Milei viene generando en un plazo muy breve un incremento masivo en la pobreza y la indigencia en Argentina”, alertó Lozano.
Aunque reconoció que “la desaceleración de la inflación haya traído una leve mejora”, reflejada en una reducción de los porcentajes en el segundo trimestre respecto del primero, el economista señaló que “los riesgos de inestabilidad financiera y el impacto de una recesión prolongada sugieren que el deterioro social podría continuar”.
En ese sentido, Ipypp precisó que, si se desagrega la información del Indec en los dos trimestres que componen el primer semestre, se comprueba que el 52,9% del índice de pobreza para todo el período pasó del un 58,6% entre enero y marzo a un 50,9% entre abril y junio.
«Recuperación parcial»
Lozano consideró a esa mejora en los índices como consecuencia de “una recuperación parcial de los ingresos reales en algunos segmentos, principalmente asalariados formales del sector privado, que aun así no recuperaron totalmente la pérdida provocada por esta gestión”.
“Esto, en conjunto con una leve recomposición del empleo en sectores como la construcción o los servicios personales y el refuerzo parcial en algunas partidas del gasto social, incidieron en el mencionado descenso en los niveles de pobreza e indigencia”, completó.
Pero más allá de esa mejora, en los dos casos se trata de la primera vez en los últimos veinte años en lo que la tasa de pobreza supera el 50%.
Lozano destacó al respecto que “el mayor impacto del ajuste económico ocurrió en el primer trimestre de 2024, cuando la combinación de una fuerte devaluación, liberalización de precios y ajuste fiscal provocó una caída severa en los ingresos reales de la población”.
Menos inflación, más recesión
La inflación del primer trimestre fue del 51,6%, en tanto la del segundo se redujo al 18,6%, pero el titular del Ipypp acotó que esa desaceleración “fue producto de una recesión profunda y un ancla cambiaria de dudosa estabilidad”.
Si bien eso generó “un efecto temporal de recuperación de los salarios reales en algunos sectores particulares”, Lozano aseveró que no hay garantías de continuidad en esa mejora, debido a “la inestabilidad financiera y las políticas de desregulación laboral”.
“El programa económico implementado por el Gobierno presenta severas limitaciones para continuar con la baja de la inflación, que en los últimos meses se ha estancado en torno a un 4% mensual a pesar de la brutal recesión, el ancla cambiaria y un severo ajuste fiscal”, expuso Lozano en su análisis.
En ese marco, advirtió que “la fragilidad en el frente cambiario y los aumentos venideros en las tarifas energéticas tensionan esta calma”, a lo que deben añadirse “los cambios estructurales que intenta impulsar el Gobierno en las condiciones laborales y en el perfil productivo del país”, una combinación que, sostuvo, “amenaza con profundizar el rumbo de desintegración del tejido social en una sociedad empobrecida”.
(fuente: https://www.baenegocios.com/)
