(*) Por Juan Martín Garay. –
Un mes después de las elecciones, podemos inferir que el veredicto de las urnas de octubre no hizo más que confirmar una crisis de representación histórica. Esta vez, el peronismo fue el blanco de un castigo preciso e implacable, casi con precisión quirúrgica en todas sus escalas. El voto de castigo se ejerció con exactitudnuevamente, tanto en el ámbito nacional como en el de Entre Ríos.
No fue un mero voto de rechazo; fue el corolario de una decadencia institucional y moral, en gran medida autoinfligida. El caso del ex senador nacional detenido en Paraguay con dinero no declarado se erigió como la metáfora definitiva que el electorado utilizó para sellar su fallo: el otrora “arquitecto electoral”
El Precio de la Desconfianza: La Factura Llegó en las Urnas
La sentencia fue contundente. El «alto costo» del que se advertía se materializó con la Boleta Única de Papel (BUP), un instrumento que volvió transparente e irreversible la elección. Allí, una vez más, «los justos pagaron por los pecadores», pero esta vez la factura se cobró en pérdida concreta de espacios de poder. El mensaje “anti-política”, encarnado en el avance libertario, encontró en los errores propios del peronismo su combustible más eficaz. El contraste es histórico y amargo: de una tradición gloriosa de luchas y conquistas sociales de derechos, a ser asociados con la decadencia y la falta de escrúpulos. Esto trasciende al justicialismo; es una herida profunda a la legitimidad misma del sistema político.
¿Responsabilidad Colectiva o Culpables Invisibles?
¿Es responsabilidad de todos? Tras octubre, la respuesta es obvia: sí. La derrota es colectiva, pero de una colectividad que encubre a los principales responsables. Aquellos que usufructuaron la estructura partidaria para «disfrutar las mieles del poder» hoy practican el arte del desaparecimiento. La pregunta «¿dónde están?» resuena en el silencio post-electoral. Como el ñandú, escondieron la cabeza durante la campaña y ahora se esconden de las consecuencias.
Esta actitud ha dejado al peronismo como un movimiento acéfalo. La falta de una conducción clara, un proyecto unificado y una autocrítica genuina lo paralizó frente a un adversario que, con un mensaje simple, capitalizó el descontento en todo el territorio nacional. La estrategia de «pagar en moneda propia» al Gobierno nacional, sin construir una alternativa creíble, resultó un cálculo miope y fatal.
De la Advertencia a la Realidad: El Paisaje de la Decadencia
La decadencia dejó de ser un riesgo para convertirse en el presente. El «subsuelo de la patria» militante, aquel que clamaba con esperanza y bronca, hoy está desmovilizado, desencantado o, en el peor de los casos, buscando otros horizontes. En este nuevo escenario, consensuar una estrategia se vuelve una tarea titánica. Las diferencias internas, lejos de superarse, se exacerban en la caza de chivos expiatorios, mientras los gestos de grandeza brillan por su ausencia.
Volver a Ser Opción: El Camino en la Encrucijada
Octubre no fue un traspié; fue el síntoma de un desencuentro profundo. La gente no solo votó en contra; nos retiró su confianza. Este momento no es meramente adverso: es una encrucijada. Y en toda encrucijada, la elección del camino define el destino.
La respuesta exige, puertas adentro, una autocrítica fundacional, no un ritual. Pedir perdón no es debilidad, sino la primera muestra de fortaleza. Debe ser un perdón concreto, que nombre los errores. Los “justos” -esa militancia que sostuvo el territorio- deben exigir que los “pecadores” asuman su responsabilidad o sean marginados. Sin este acto simbólico y concreto, cualquier discurso de renovación será hueco.
Es la hora de una nueva dirigencia con honorabilidad y raíces. El recambio no es cuestión de edad, sino de brújula moral. Hay que promover a cuadros con peso territorial, con prestigio ganado en el barro de la gestión, no en los acuerdos de escritorio. La gente entrerriana valora el rostro conocido que camina el mismo suelo.
Necesitamos, además, una reconexión doctrinaria. Las Tres Banderas deben ser un programa de acción, no un relato para actos partidarios. Volver a la Doctrina significa reconstruir desde abajo, escuchar de verdad a la “compañerada” y a una sociedad hastiada de promesas. La movilización debe proyectar esperanza colectiva, no fuerza numérica vacía.
La Última Oportunidad
Frente al avance de un mensaje libertario y de una dirigencia “porteña” que capitalizó el desencanto, nuestro resurgir no puede ser una copia. La diferencia radical debe ser la ética y el compromiso tangible.
Lo nuestro, la esencia del peronismo entrerriano, es la gente. Y esa gente nos interpeló. La encrucijada es esta: un camino lleva a repetir las fórmulas gastadas. El otro, más difícil pero único con futuro, exige empezar por la construcción fraternal de comunidad y, sobre todo, actuar en consecuencia. La encrucijada no es una trampa; sino un tiempo de transformación, es la última oportunidad para volver a ser la opción de un pueblo que, hoy, nos dio la espalda. El viaje, incómodo y necesario, ya empezó.
(*) Abogado. Concejal 2023-2027. Vicepresidente 1° HCD. Presidente del Bloque Concejales PJ 2023-2027. Apoderado del Consejo Departamental PJ Uruguay. Congresal Provincial PJ ER. Secretario de Gobierno 2019-2023. Concejal 2015-2019. Presidente del Bloque Concejales PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.-
