por Hugo Luna –
Juan Carlos Luna nació en Villa San Marcial el 6 de agosto de 1928 y falleció en C. del Uruguay el 16 de marzo de 1999.
De niño trabajó, repartió pan a caballo, antes de trabajar en la panadería de Blejman de Posadas y Ameghino, en C. del U. Así como ya desde pequeño revelaba una fuerte curiosidad por la lectura. Recuerdo que mi abuela, es decir su madre, me contaba cómo Juan, siendo un niño que aún no sabía leer, solía andar con revistas que miraba como si leyera o preguntaba por el sonido de las letras.
Pudo estudiar hasta 5to grado. Su vida siempre fue el trabajo pero no perdió jamás su amor por la literatura. En casa siempre hubo libros por ello y nuestros juegos, siendo yo pequeño y sin televisor, era decir el nombre de una novela y recordar su autor, o viceversa.
Juan amaba leer y cuidaba afanosamente los libros, todos los libros, fueran o no fueran de él. Si le llegaba prestado algo que se veía maltratado enseguida lo forraba y hacía un trabajo minucioso para repararlo.
Sus autores preferidos iban de Arlt a Amado. Sus poetas eran los poetas del tango (Manzi) o el folclore (Jaime Dávalos), pero también Tuñón o Lorca o tanto nombre de nuestra increíble poesía argentina.
Tal era su compromiso con la literatura que en cada actividad que desarrollaba estaban incluidas de alguna manera, las letras. Así formó parte de un club de barrio, el Club Casino, en el Barrio Santa Teresita, y allí armó una pequeña biblioteca. Esto por los años 60.
Cuando tuvo su paso por el gremio municipal, del que fue presidente, organizó y trabajó fuertemente en la construcción de la biblioteca que, según creo, aún tienen en dicho gremio. Y hablamos también de los años 70 porque yo era muy jovencito y solía acompañarlo en tales tareas.
Esto sin olvidar los ciclos de lectura y muestras que realizó en la sede de esta unidad gremial ya instalada en dónde hoy la conocemos, el AOEM de calle Maipú esquina Mitre.
También quiero decir, y disculpen el desorden de mi memoria, que del mismo modo por los 80 le pusieron su nombre a una placita que habían inaugurado en la zona de calle Santa Teresita y Urquiza y fundan una biblioteca con el nombre de Juan Carlos Luna, en el barrio 30 de Octubre (el dona su biblioteca personal).
En los años 80 y siempre empujado por su deseo de hacer cosas vinculadas a la sensibilidad y a su arte grabamos de manera muy precaria unos poemas leídos por él y con música de fondo de piano. La idea era llevar este material a “La noche de Entre Ríos”, un programa radial que conducían Roberto Román y Roque Ocampo por LT11 Radio General Francisco Ramírez de C. del Uruguay. Así fue como se sumó a ese programa y realizó allí un ciclo de lecturas de sus textos. Y fue precisamente por ello que nuestro vecino Samuel Guini lo escuchó y fue esta la semilla para el Premio Givré.
Guini fue una de las personas que más respeto y cariño le manifestó a mi padre en vida y fue de las pocas personas que lo recordaban enviando algún texto alusivo en las proximidades de la fecha de su deceso. Y fue don Samuel quién más lo estimuló para que participara y en aquel año 1982 mi viejo fuera distinguido con el Primer Premio de esta Fundación y por su poema “Delirio en la Soledad”.
Para mí, hablar de mi padre no es fácil. Quedan en el tintero muchas cosas. Pero sobre todo queda –al menos yo lo siento así y me gustaría alguna vez poder realizarlo- la edición más o menos digna de una buena parte de su poesía. Y no hay aquí ninguna intención de valoración de su obra, sino la modesta pretensión de recupero del trabajo de un hombre sencillo que podía hacer torta fritas un día de lluvia, mientras escuchaba la Tocata y fuga de Juan Sebastián Bach en su casita (nuestra casita) del Barrio Zapata.
Gracias querido Rodolfo gracias Revista La Ciudad. Mi saludo. Hugo Luna.
La fotografía que acompaña la nota es de Eduardo Antonena.
