El psicoanalista argentino radicado en España, Jorge Alemán, conversó sobre la situación mundial en torno a la pandemia y sus efectos en el futuro. Sostuvo que «va a surgir un nuevo sujeto y un interrogante sobre el sentido de la comunidad». Asimismo, afirmó que «cuando el virus quede más contenido, va a surgir una gran disputa acerca de quién paga los platos rotos de todo esto. Que no son platos rotos, es directamente toda la fiesta rota».
El psicoanalista Jorge Alemán expresó que «la humanidad parece no haber aprendido nunca demasiado de sus graves errores ni de sus grandes catástrofes», por lo que manifestó un cierto escepticismo. Y se preguntó: «¿Quién va a pagar el desastre mundial que se va a producir en poco tiempo? Porque hasta ahora el capitalismo se encontraba con crisis y obstáculos internos, momentos críticos que a la vez le servían para organizar un nuevo modelo de acumulación. Pero ahora se está encontrando con otra cosa, con un desastre social que desordena todas las comunidades humanas y que ya no se puede resolver rescatando bancos o haciendo ajustes».
«Ahí surge un gran dilema y una gran incógnita. Según qué interpretación, qué lectura se haga retrospectiva, qué se ponga en juego, va a surgir lo que ahora no podemos ver, porque está la metáfora esta de la guerra, donde el Todos elimina el antagonismo, entonces todos combatimos contra el mismo virus. Pero después, cuando el virus quede más contenido, va a surgir una gran disputa acerca de quién paga los platos rotos de todo esto. Que no son platos rotos, es directamente toda la fiesta rota».
Alemán aseguró que «va a surgir un nuevo sujeto. Tanto en la perspectiva más existencial, más singular de cada uno, y luego va a surgir un interrogante sobre el sentido de la comunidad».
Respecto al futuro de los liderazgos o figuras de autoridad que puedan surgir, reflexionó: «Una de las cosas que ocurren es que no hay liderazgos en este momento. Se han destruido todos los organismos mundiales, que tenían una mínima credibilidad, pero la tenían. Está en crisis la Unión Europea, el Mercosur, la Unasur, Estados Unidos ha perdido su hegemonía sobre Occidente, porque se ha rebelado absolutamente impotente ante esto. China no puede organizar una hegemonía político cultural sobre Occidente. Puede mostrar su poderío, pero no está en condiciones culturales. Una hegemonía necesita, como explicaba muy bien Gramsci, de cierto consenso cultural. Es muy difícil ahora anticipar esa parte de la gran cuestión: quiénes van a ser o qué cosas van a ser las nuevas instancias que generen la autoridad en el mundo. Es una de las grandes incógnitas de este momento».
Y respecto al capitalismo como formato económico y cultural, sostuvo que «es capaz de rehacerse en cualquier condición. No es una economía, es una maquinaria que tiende a su autorreproducción y a su reproducción ilimitada. Por lo tanto, en medio de guerras y de catástrofes, así sea Mad Max el mundo en el que se vive, la lógica capitalista siempre va a poder estar presente. Yo no daría tan rápidamente por anulada esa posibilidad. Otra cosa es que ha asomado una gran duda en el mundo. El capitalismo no solo es cómplice de estas pandemias, sino que después no las puede contener. Si esto tiene un efecto ético y de reforma sobre la comunidad humana sería muy interesante poder apreciarlo. No lo podemos asegurar».
Consultado sobre la cuestión ética que se pone en juego, analizó que «no siempre la ética es hija del miedo. Podríamos decirlo si lo único que custodia la ética es la supervivencia, pero también la historia del ser humano ha mostrado que no siempre ha sido la supervivencia lo que puso en el primer lugar. Si quisiera la humanidad empezar a cuidarse un poco, eso sería una buena noticia».
Aunque se mostró escéptico: «Si surgiera un Plan Marshall, y se destinaran fondos no adscriptos a la lógica del interés y del mercado, y se utilizara el dinero en una lógica distinta a cómo la tienen planificada las bancas mundiales, estaríamos frente a una reacción muy interesante. Pero en principio no hay nada que garantice esto. Ya en Europa hay un conflicto entre la Europa del sur, latina, y la Europa del norte, del este, en fin. La propia Unión Europea ha entrado en una tensión máxima. Tendría que aparecer suficiente miedo como para decir ‘bajen las hostilidades y traten de negociar un mundo que contenga todo esto’. Pero no está ocurriendo eso».
«Como soy materialista y creo en la descripción del capitalismo que han hecho todos los que han pensado proyectos emancipatorios, y como he visto cómo muchos proyectos emancipadores terminaron fracasando, tengo una cierta prevención».
Sin embargo, reconoció que «América Latina siempre abre posibilidades distintas, siempre nos ha dado ejemplos interesantes, y ahora mismo Argentina lo está dando».
Sobre la idea de que la situación de crisis mundial vaya a ‘arrojar un montón de peronistas al mundo’, Alemán expresó: «Ojalá, pero es un deseo. Causalmente no es así. Que debería peronizarse el mundo, sí. Que tendrían que buscar una forma de justicia social, que a la vez no desencadene el horror del Gulag, ni el terror del stalinismo. Que el mundo debería ser una experiencia donde reine en el pueblo el amor y la igualdad, ojalá. Soy partidario de esa idea».
El escritor trazó también un vínculo entre la situación de pandemia y la experiencia de las guerras: «Hace rato que las guerras no se declaran, que no tienen comienzo ni final, que no tienen armisticio ni bandera blanca, y se extienden planetariamente. Están marcadas por las economías del mercado, por la venta de armas. Una cosa es lo real de esta pandemia, la existencia real y concreta del virus, y otra cosa es como geopolíticamente se van a producir diversos efectos en relación a esta pandemia. Y esos efectos tienen que ver con lo que dijo el Papa de la guerra por partes. Esas guerras propias del Estado nación, como fueron la Primera y la Segunda, que un país le declara la guerra a otro, no existen más. Ahora las guerras se diseminan».
Sobre el rol del psicoanálisis expresó: «Espero que el psicoanálisis sepa buscar las vías en donde se proteja siempre cuáles son las verdaderas experiencias del sujeto: el amor, el deseo, el goce. Si se permite que haya un nuevo orden de control, donde esas experiencias desaparezcan, desaparecerá el psicoanálisis. Creo que es un deber ético del psicoanálisis tratar de encontrar, siempre en el contexto y en la coyuntura, que esas experiencias se mantengan. Y aportarle a la política y a las experiencias colectivas de qué modo está hecho el sujeto. Porque no creo que se pueda emprender un proyecto colectivo, de emancipación, desentendiéndose de cómo es la verdad del sujeto. Yo he militado siempre por esto».
Para concluir, se refirió a la hipotética situación de pandemia con Macri en el poder: «No me puedo representar la pesadilla de que Macri hubiera sido presidente en esta situación. Hubiera sido una pesadilla gigantesca. Hemos tenido la suerte enorme de tener un hombre de Estado con un gran sentido de la responsabilidad política al frente del gobierno», concluyó.
Fuente: Radio Caput