Por Graciela Guerrero (1) –
El azar juega su rol trascendental en la construcción de la historia. Nacer es una coincidencia, un punto donde el universo parece acordar la existencia de un ser, aunque hay una alternativa que opera sobre el suceso fortuito y puede proyectar el destino, cuando la taba es culera. Salirse del rebaño de miles de iguales, hasta convertir el tránsito cruel de la vida en imagen única. La política, es justo reconocerlo, hizo que su voz delgada tejiera pacientemente un ariete, ese donde el pueblo trabajador guareció su sueño de justicia necesaria. Imprescindible. Algunos creen que la distribución de la riqueza, brazo concreto de la justicia social, es la culpable de las crisis de la economía Argentina. Quizá técnicamente sea verdadero. Lo cierto es que el poder sintió por primera vez cosquillas en la espalda y sus resortes, como suelen hacerlo siempre que peligran sus ganancias, construyeron un escenario de caos que justificó la acción de muchos de sus socios.
Eva estuvo ahí por nosotros, cumpliendo su destino manifiesto junto a un país que necesitaba torcer su voluntad de peón. Sabía que la inteligencia de nuestros hijos, acompañada de la herencia soberana inquebrantable, haría nacer una nueva Nación. Nada menos. Tuvo el coraje que algunos consideran explicable en su género, el de la madre, la hermana, la abuela o la maestra. Quizá por eso el futuro cercano se ensañó con su vuelo de águila, consagró el festejo de la muerte, esa que se entiende recién en la alborada.
Sus manos frías detuvieron la caricia un día, pero no para los corazones de quienes jamás la vieron reír. Su mirada de trenzas, su paso firme y la furia de su convicción sobrevivió al contexto, como la lucha lo hace siempre con la victoria o la derrota. Quedó en el pueblo como una marca sobre la piel, ese lugar desde donde jamás se vuelve. Pese a los errores y los desencuentros. Creo en sus ojos, en su fuego, en esta manera de entender la vida y la política, sobrevolando la miseria y mirando al enemigo a la cara. Que sepa, de una buena vez, que Evita siempre está por llegar.
(1) Graciela Guerrero es Concejal Frente para la Victoria
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 7/5/2020