por Pablo Stein –
Dubini nació el 30 de septiembre de 1937 en Basavilbaso siendo el mayor de los 8 hijos de Ramón Dubini, tropero y doña Adelaida Ríos.
Como todo joven hijo de proletarios, se desempeñó en diversas tareas en una casa de remates, una zapatillera, una fábrica de fideos y en la Imprenta La Unión en la cual aprendió el oficio y estuvo hasta que entró como celador en el hogar Enrique Berduc y desde donde emprendería su militancia sindical hasta ocupar el cargo de Secretario General en el gremio de los trabajadores del Estado (ATE).
Política sin plata
Cansados de ser víctimas de las ambiciones políticas de muchos que solo buscaban réditos personales formamos un grupo dispuesto a enfrentar los arreglos espurios y nos lanzamos a una patriada casi imposible. Teníamos ganas y fe, pero no había un peso en nuestros bolsillos y no eran pocos los que nos decían que hacer política sin plata era imposible en una sociedad acostumbrada a la compra de voluntades y el juego sucio.
El proyecto era: Un representante de la clase trabajadora a la Convención Constituyente que se formaría en el año 1994 y desde ese lugar pelear por los derechos obreros y enfrentar el pacto Menem-Alfonsín, que era en definitiva luchar contra la entrega de nuestra soberanía, de nuestros recursos y de nuestra identidad como Nación.
Para ese fin el hombre elegido por unanimidad fue Ramón Dubini. Pero una cosa era tomar una decisión y otra que el elegido aceptara en condiciones sumamente difíciles, arriesgando su prestigio como dirigente de uno de los gremios combativos al menemismo.
Pero Ramón nunca fue de los que achicaban o especulaban y después de fijar una mirada como analizando hasta donde estábamos dispuestos a llegar, nos dijo: “Bueno, si es así, empecemos a planificar ahora mismo”.
Así fue como el “Pelau” de la ATE se convirtió en candidato a Convencional Constituyente, sin protocolos, sin versos, con la única garantía de que sus compañeros de ruta no le iban a aflojar cuando hiciera falta.
La idea de Ramón era pelear desde un proyecto popular, nacional, anti-imperialista claramente opositor al neo-liberalismo encarnado no solo por Menem, sino por gran parte de los que se decían opositores y para tener éxito nos abocamos a la búsqueda de quien a nivel nacional expresara ideas parecidas.
Pero era tal la pobreza de nuestros recursos que estuvimos juntando monedas para poder costear un viaje a Buenos Aires para entrevistarnos con “Pino” Solanas con quien nos encontramos y en una conversación franca, sincera y sin vueltas llegamos a un acuerdo para ir juntos a las elecciones.
Historia de la foto
Las elecciones finalmente se llevaron a cabo el 10/04/94 y el diario La Calle publico el día 11 la fotografía de Ramón emitiendo su voto en la escuela Normal, pero esa foto tiene su propia historia y es la siguiente: Cuando “Chule” Satto llega a nuestro Comando Electoral para arreglar el horario en que votaría el candidato, sucedió que, apurados por la multiplicidad de tareas de ese día, lo primero que hicimos en la mañana fue emitir el voto para luego estar tranquilos en la organización. Por lo tanto, tuvimos que volver a la escuela para que “Chule” no se quedara sin el testimonio e hicimos todos los movimientos como si en realidad Ramón estuviera votando. En el fondo de la imagen, tentado por la risa, trato de cubrirme disimuladamente el rostro con un gesto de mi mano. Con la alegría del resultado nos olvidamos de aquello hasta que, en uno de los tantos viajes que hacíamos recorriendo la provincia, nos vino a la memoria el episodio.
Ramón no quería contarlo porque decía: “Al fin y al cabo aquello fue como un fraude electoral.
Bibliografía consultada
Miguel Julio Neira; “En tren de recordar, personajes de mi pueblo” Ediciones del Cle; 2017
