Mañana se reunirán en forma interna los Concejales y el martes se realizará la sesión extraordinaria para su aprobación o aplazamiento. De qué se trata y qué significa. Además, LA CALLE habló con la bioarquitecta Aldana Farabello, una de las impulsoras del nuevo Código. Los detalles de la discusión.
El COTA, Código de Ordenamiento Territorial y Ambiental, es una herramienta que determina y regula el uso del suelo, o sea del territorio. La elaboración de este Código estuvo a cargo de un equipo interdisciplinario compuesto por el Instituto de Gestión de Ciudades (IGC), el Equipo técnico municipal (Coordinación de Planificación, Coordinación de Salud Ambiental, Dpto. Planeamiento, Dir. Asuntos Jud. y Leg.) y toda la sociedad de Concepción del Uruguay a través de un proceso participativo. El proyecto completo, así como el proceso de participación del mismo son de libre descarga. El COTA cuenta con la participación activa y apoyo del Colegio de Arquitectos y el Instituto de Estudios Territoriales (IET), Colegio de Ingenieros, Maestros mayores de obra, así como Universidades (UCU, UTN, UADER Y UNER) Las Organizaciones Intermedias de DDHH, Humedales, Ambientalistas, etc., los Clubes de barrio, la sociedad que participó y fue mucha. El COTA tiene consenso social, y es amplio.
Para Aldana Farabello: “El mayor problema ambiental que tenemos hoy en día tiene directamente que ver con el ordenamiento urbano, por eso la importancia que tiene este Código que determina lo que se puede construir, dónde, cómo y cuánto. Aquí es donde se ven perjudicados los intereses de un grupo minoritario de personas, que son las que se oponen al mismo”, contó la arquitecta a este diario.
La diferencia la explica claramente su nombre. Farabello agregó: “Es innovador porque incluye las áreas de paisaje frágil,
que son nuestras cuencas, arroyos y los bordes del río; esto no sólo determina qué es lo que se puede construir en esos lugares sino qué actividades se pueden realizar, siempre pensando en la preservación del medio ambiente… Un monte nativo y los humedales también están contemplados en este Código”.
¿Quiénes se oponen a este Código y a su aprobación? En líneas generales se podría decir que hay un consenso absoluto en cuanto a la necesidad de modificación del código, sin embargo hay unos puntos clave sobre los que recaen los mayores cuestionamientos, por un lado el tema de la subdivisión y uso del suelo, tanto como para la zona urbana, periurbana y rural. Los sectores más interesados en esto se concentran en desarrolladores urbanos, agrimensores y escribanos que buscan que las normativas sean tan flexibles que les permitan desarrollar sin limitaciones sus actividades. La subdivisión del territorio, según el COTA, implica una limitación a la expansión de los loteos por fuera del égido municipal, y los fundamentos están por de más justificados: Si hablamos de lotes por fuera del égido urbano, entonces hablamos de terrenos sin acceso a agua de red, cloaca, asfalto, alumbrado público, sin transporte público y ningún servicio de salud y/o educación.
Esto se traduce en consecuencias de impacto negativo tanto ambientales como económicas, forzando al municipio, es decir a toda la población, a hacerse cargo del abastecimiento de esa infraestructura, a lo que debemos sumarle los costos que implica para quienes allí habitan el traslado diario para educación, trabajo, salud, etc.
Por último, Farabello invitó a la comunidad a acercarse, involucrarse y a participar activamente en la defensa de nuestros derechos, a través de instituciones u organizaciones: “Hay veces que nos quejamos de la falta de representación en ciertos espacios de toma de decisiones, pero debemos darnos cuenta qué los lugares están disponibles, las organizaciones necesitan de involucramiento por el bien común. Debemos ocuparlos, informarnos e involucrarnos activamente para que nuestras voces se vean representadas”, concluyó al hablar con este diario.
