por Pablo Stein –
Solo era Marques cuando se llevó a cabo la Batalla de Caseros, pero luego de comandar las fuerzas de la triple Alianza contra el pueblo paraguayo, el emperador esclavista Pedro II lo elevó a Duque y el asesinato de niños, mujeres y ancianos lo elevó de tal forma que es reconocido como el máximo héroe del Brasil y a la vez Patrono de sus fuerzas armadas.
Su palabra por lo tanto no solo es respetada, sino tomada como fuente de verdad histórica de los acontecimientos ocurridos ese 3 de febrero de 1852.
Ahora bien, es siempre el pasado más inmediato el que explica el porqué de determinadas acciones políticas, sociales, económicas o como en este caso enfrentamientos armados.
Y ese pasado era muy inmediato ya que Argentina y Brasil se habían enfrentado el 20 de febrero de 1827 en la Batalla de Ituzaingó, según nuestra historia y de Paso del Rosario para ellos.
Las fuerzas patriotas al mando de Carlos María de Alvear, Federico Brandsen y Juan Antonio Lavalleja, lograron una victoria aplastante sobre las comandadas por el Marqués de Babacena y José de Abreu.
La humillación sufrida por el Imperio, dejó en los vencidos un ánimo de revancha que se cristalizaría años después en Caseros.
¿Triunfo del Brasil?
He aquí como relata el marqués de Caxias, Luis Alves y Silva, jefe de las tropas imperialistas en Caseros en un informe enviado al Ministro de Guerra Souza e Mello sobre la actuación de sus soldados:” La primera división formando parte del ejercito aliado que marchó sobre Buenos Aires, hizo prodigios de valor, recuperando el honor de las armas brasileñas perdido el 20 de febrero de 1827”.
Es por ello que Urquiza no entra a Buenos Aires el mismo día del triunfo. Es una imposición del Brasil que desea hacerlo el 20 de febrero. Esto sin dudas fastidió a Urquiza que decide hacelo un dia antes, pero el jefe brasileño es terminante y exige: “La victoria de esta campaña, es una victoria del Brasil y la división imperial entrará en Buenos Aires con todas las honras que son debidas”
Urquiza al menos tiene un gesto de grandeza y se niega a devolver las banderas capturadas en Ituzaingó.
Para la historiografía brasileña, entonces Caseros resulto un triunfo del Imperio del Brasil.
Fuente consultada:
Pacho O` Donell “El águila guerrera” , Ed Sudamericana; Bs. Aires ; 1998
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 31/1/2024