Interés GeneralCulturaEducaciónHistoria

El General ha perdido la cabeza

por Ana María González   –

Poemario de amor, pasiones y muerte de nuestro caudillo, nacido el 13 de marzo de 1786.
¿Qué es Ramírez? Un NN, un jinete sin cabeza, el hijo predilecto de una gran mujer, un pobre hombre perdido entre las brumas del amor, un guerrero inmortal, un amante de leyenda, un fantasma…
 Y cuántos secretos: ¿qué pasó en Concepción del Uruguay cuando la gente se enteró de su muerte, ¿qué pasaba por la cabeza de su novia formal y su ajuar intacto? ¿Cómo siguió la vida de Delfina y Norberta?
El General ha perdido la cabeza
 I Rabia 
El general ha perdido la cabeza por esa mujer de pelo rojo, la portuguesa, que se trajo Artigas en la redada. Me contaron que ni bien la vio a la gurisa con cara de ternera pampa de ojos verdes suplicantes el Pancho quedó chusco della. Dijeron los paisanos que cuando eso pasa nadie le quita a un hombre la hembra de la cabeza. Y se la pidió al casi padre, y el jefe oriental le dijo que sí que apenas podía con las suyas que se la llevara a la villa de la Concepción. Eso me dijeron las chinas del servicio. El general ha perdido la cabeza… por esa Delfina a secas, María Delfina Menchaca, o Machuca o Malincha, lo mismo da, suena a sobrenombre. Yo sí tengo nombre y apellido Norberta Calvento y lo sé todo sobre ella. Mi general ha perdido la cabeza. Todos lo hacen por esa clase de mujeres, hija, con esas duermen pero no se casan vos sos su prometida, doña Tadea Jordán no permitirá otra cosa. El Pancho jamás desoirá su mando y serás su mujer, única madre de los hijos del héroe, del Supremo de los entrerrianos.
 II Pasión 
Y la mujer de pelo rojo vivía ahí nomás, en el campamento de Francisco. Una más de las enamoradas de mi novio, no las culpo, era el mejor, poncho rojo siempre, morocho fornido, de buen porte pelo brillante hacia atrás botas de potro engrasadas, siempre limpio, tan buen mozo, iba a ser mío, tarde o temprano. A mí también me había engatuzado, yo detenía sus manos cuando se me acercaba y no nos dejaban nunca solos. Ud. madre siempre vigilándonos con las tías y sirvientes. El Pancho con voz de mando y suavidad de amor, cuando se dormía en los brazos de la colorada. Todos murmuraban eso. Me mordí tanto la lengua de la rabia, y para la cuartelera privilegios. Al final era la mujer del general sin papeles pero con lugar fijo en su cama, hasta obliga a que la llamen coronela. Pero ella es como él, de armas tomar, seductora fue se dice, pero ahora solo voraz con el Pancho, fiel a él. Nunca llegué a odiarla del todo, fueron celos o envidia: a ella la dejaban pelear, en el catre y en la guerra, junto a él fue federala… y yo entre cuatro paredes aburrida de crochet y misales más de una vez quise irme con él pero ni jinetear me dejan que se te rompe el himen, me decían.
 III Muerte 
El General ha perdido la cabeza… se olvidó de que para el diciembre es el casorio y se va al propio territorio enemigo al de Bustos y Estanislao López, el taimado. Su coraje carga tres navajas, facón, una espada y un arcabuz que le acercan cada tanto. Su mejor defensa: el ejército de montoneros gauchos. El Pancho tiene brazos de bronce como moles y sobre todo y más de todo: coraje. Su madre le escribe todo el tiempo cartas y él dice que sí puede con la causa federal; la guapeza apenas le cabe en el cuerpo le hierve la sangre joven, puede luchar en malas condiciones, pasar hambre, chucearse el cuerpo, atravesar crecientes de ríos y arroyos, frío, calor, pestes, fatigas, víboras, bichos… Y esa vez en Chañar Viejo puede zafar los enemigos, escapa… pero no puede vivir sin La Delfina los cordobeses la han llevado cautiva, se hartarán de violarla, piensa, a su querida, a su mujer… No soporta y se vuelve a ese fortín oscuro a salvar el cobre de su larga melena los filos de sus armas no pudieron contra los arcabuces de los enemigos. No se entera de que su Delfina había sido rescatada por su comandante Anacleto Medina. Con alegría y como matando cerdos, lo degüellan los salvajes en Río Seco. El general ha perdido la cabeza… era un muchacho hermoso, envidiado sus heridas de soldado y amante son surtidor de pena y muerte, su pobre cabeza fue en bandeja de plata o envuelta en cuero inmundo para López. El infiel la usa como pisapapeles, ¡como se puede ser tan despiadado!.
 IV Luto 
Todo Entre Ríos venerando a un fantasma, doña Tadea sabe que su coraje indómito va a volver en sus sobrinos y en sus nietos. En los nietos de sus nietos… lo jura ante la tumba imaginaria. Su amante ya no tiene rango vive de la caridad cerca de la capilla. El magnicidio se ha estaqueado en la villa, todo huele a podrido, quema la escarcha. Calvento no la odia a Delfina, odia a las cogotudas del centro que se burlan de su mala fortuna, de sus cuernos, de su inútil vestido blanco. La Norberta ha ido a visitarla, se habían cruzado antes sin mirarse a una le dio envidia el color de su pelo a la otra la vestimenta digna y el carruaje, una cara reseca y pálida contra una aceitunada. Las dos de duros gestos de tanto mascar raíz amarga. Ninguna tendrá ahora un hijo suyo las dos lo imaginaron, lo desearon. Nadie supo del abrazo que se dieron hablaron poco; la señorita promete darle ayuda a la hermana de duelo. Viudas las dos sin ser señoras. Las dos mujeres muertas en vida, en la boca de todos, acuchilladas por el mismo filo. El General ha perdido la cabeza y Ud. madre no me regañe por la visita a la otra, no me importa que hablen Ud. nunca me dejó abrirle la ventana a Pancho, siempre y a toda hora vigilantes en casa para que al fin ande su cuerpo sin cabeza hecho trizas… ya no podrá dormir entre mis brazos. ¿Qué voy a hacer ahora con los anillos de oro con mi virginidad y las ganas de amor, con el ajuar y los rezos que guardamos? ¿Adónde voy a colgar mi vestido de novia ahora que el general ha perdido la cabeza y los ceibos sangrantes le cuelgan del cuello perchas del uniforme de montonero entrerriano? ¿Qué haremos sin el supremo, si su alma incompleta lo anda buscando y no sabemos dónde clavar cruz dar misa y bendiciones donde poner sudarios? Andan diciendo que de noche lo ven penando por el bajo de la China, que es pesadilla de Delfina y yo lo siento merodeando la casa imaginando lujuria en mi cama reseca. Todos lo ven en la ciudad por el alto, entre las tropas por la Bajada grande, por la plaza en su caballo y de uniforme de mi brazo en la misa, rezando. Algunos dicen que es jinete sin cabeza. Otros que del corazón le saltan llamas de fuego.
 IV Para un león una cabeza igual 
He preguntado al milagro de la tarde en las tierras de Córdoba, allá por Chañar Viejo ¿dónde quedó ese cuerpo malogrado con un plumas cardenales en el pecho muerto a quemarropa al que le brotaron los ceibos en el cuello? Dicen que en Las Piedritas de Río Seco los gauchos conmovidos del amor del hombre por su mujer (no encontró un Cruz, este Martín Fierro, fue él solo contra siete enemigos). Eran los mismos que andaban con el Maldonado desobedientes volvieron al lugar, les quitaron los caranchos de encima enterraron despojos, al fin eran cristianos, pusieron cruces a la saña . A la cruz del General Ramírez le repusieron una cabeza de puma y los gauchos aunque rudos colgaron cintas rojas. Para un león una cabeza igual, escribió alguien que ya nadie recuerda.
 V El Supremo triunfal 
Algún día lo soltará la muerte, completo, en su figura.
Vendrá triunfante a cabalgar su república de monte y río. Agitando su poncho federal en llanos y bañados, vivo vendrá por la calle central nubes de cardenales en el cielo azulado, pañuelos blancos le harán la reverencia Y mi Concepción, su villa del Arroyo de la China su madre y sus hermanos su casona y su ejército: negros, indios y gauchos montoneros, su amante coronela, y su novia de siempre estaremos despiertos… esperando.
(Texto extraído del muro de Facebook de Ana María Gonzalez)

Related Articles