Los volúmenes récord de emisión de Bonos Verdes de los últimos años no son suficientes para transformar la actual economía mundial en una acorde con lo pactado en el Acuerdo de París, y según la Agenda 2030. Alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a nivel global demandaría unos u$s4 trillions por año. La estimación es previa a la irrupción del covid-19.
Mientras los científicos calculan que el incremento de la temperatura promedio respecto de la era preindustrial ya superó 1°C (el límite que aconsejan es de 1,5°C), existe consenso respecto de varias herramientas para combatir el cambio climático. La caída en el costo de la mayoría de las energías renovables que ha tenido lugar en los últimos años constituye uno de los ejemplos más claros, alejando la falsa antinomia entre sostenibilidad y rentabilidad. Esto aplica para otros sectores, incluyendo agricultura y ganadería.
A nivel global, son más de 300 las organizaciones que se han comprometido a alcanzar la neutralidad climática, adhiriendo a la iniciativa Climate Neutral Now. Esto implica medir, reducir y compensar las emisiones de gases de efecto invernadero. Aviva, BNP Paribas, Danone, Microsoft, Sony, así como varias entidades multilaterales, son algunos de los integrantes del grupo. Esta es sólo una de las iniciativas existentes.
Así como para poder gestionar es necesario poder medir, para poder acelerar la necesaria transición hacia una economía baja en carbono en los tiempos necesarios, resulta fundamental la participación del sector financiero como facilitador y acelerador de este proceso que no resiste más demoras. Para países como Argentina, la financiación resulta crítica a efectos de cumplir con la Contribución Nacionalmente Determinada (más conocida como NDC, por sus siglas en inglés), en particular con la NDC Condicional, en línea con el Acuerdo de París.
Hasta 2019 inclusive, los Bonos Verdes eran considerados por algunos como sinónimo de Finanzas Sostenibles. Sin embargo, éstas no sólo incluyen criterios ambientales, sino también criterios sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés). Lo anterior se justificaba sobre la base de los volúmenes emitidos: en 2019 se emitieron u$s247.000 millones de Bonos Verdes, y sólo unos u$s20.000 millones de Bonos Sociales.
En 2020, las finanzas sostenibles atendieron lo urgente. Esto se refleja en el gran incremento de Bonos Sociales emitidos, algunos de los cuales fueron llamados Bonos covid-19, a consecuencia de la pandemia. Gran impulso han tomado también los Bonos Sostenibles (incluyen criterios ambientales y sociales). Las finanzas, además de poder ser sostenibles, también pueden ser resilientes.
En Argentina, un grupo de entidades financieras acompaña esta tendencia. Son 19 los bancos que ya firmaron el Protocolo de Finanzas Sostenibles que lanzamos el año pasado, dando muestras del compromiso del sector financiero local con el triple impacto.
Por Pablo A. Cortínez – Economista. Finanzas Sostenibles, Fundación Vida Silvestre.
(fuente: ámbito.com)