Los clubes de las villas son uno de los pilares de la pastorall villera basada en “las tres C”: Capilla, Colegio y Club. Para el Padre Pepe, los clubes barriales serán la gran herramienta de prevención, contención y formación para acompañar la difícil situación que enfrentarán los barrios más postergados en la pos-pandemia.
Pepe, que es Coordinador de la Pastoral de Drogadependencia de Cáritas Argentina, convoca a todos los clubes de los barrios a participar de una encuesta nacional de experiencias de trabajo para comenzar un camino con una agenda común, para activarla durante la reconstrucción de la “nueva normalidad” prevista cuando pase la pandemia. Las comunidades o clubes interesados en participar de este relevamiento, pueden escribir por mail a apyca@caritas.org.ar y solicitar información complementaria.

La propuesta de Cáritas -reflejada desde hace años en las parroquias villeras bajo el lema “El Club de mi barrio”- se basa en una tradición pastoral en la Iglesia que siempre entendió al deporte como una escuela de formación y crecimiento para los jóvenes. De hecho, en todas las parroquias del país hay una pelota y un espacio para jugar con ella. La propuesta es dar un paso más y convertir ese espacio deportivo y recreativo en un ámbito de integración más organizado, con personas que acompañen y ayuden a ordenar, a poner reglas, a vivir los valores del deporte, contribuyendo al crecimiento personal de los jóvenes. Y especialmente de las y los chiquitos de las villas.

El principal objetivo de los clubes villeros es la prevención, y por eso Cáritas favorece el deporte a través del Área de Abordaje Pastoral y Comunitario de las Adicciones. “El deporte para nosotros es una escuela de vida y sabemos que practicandolo en un club las chicas y los chicos aprenden muchísimas cosas en la infancia y en la juventud”, explica el Padre Pepe Di Paola. “Lo que buscamos es lo que, tal vez, caracterizó a la Argentina en otros tiempos, donde el deporte estaba al alcance de todos y sirvió también para articular otras iniciativas, como políticas sanitarias o educativas en nuestro país”, agrega.

Los clubes de las villas son espejo y futuro de todos los clubes barriales que quieran sumarse a la convocatoria de Cáritas. Aunque son relativamente jóvenes, los clubes de los barrios retoman la tradición de los clubes barriales (al estilo de la película “Luna de Avellaneda“) como centros deportivos y sociales. Tal es el caso del Club Atlético Madre del Pueblo en el Barrio Ricciardelli (villa 1-11-14, P. Juan Isasmendi) , el Club Atlético Virgen Inmaculada (CAVI, Villa Soldati, P. Adrián Bennardis), el Club Atlético Virgen del Carmen (villa 15, P. Gastón Colombres), el Caacupé Club (villa 21-24, P. Toto de Vedia)
Es hermoso cuando las niñas y niños de nuestros barrios se hacen amigos en las competencias interbarriales, incluso entre diócesis diferentes, encarnando el ideal de los espacios sanos y dichosos en los que tienen derecho a crecer. La propuesta del Padre Pepe es, por ahora, ir potenciando y relacionando estas iniciativas, animando la creación de nuevos espacios para tejer una red más organizada que tenga alcance nacional.
Capilla, Colegio y Club
El Padre Pepe explica que el deporte es un aspecto fundamental para el trabajo de prevención en los barrios, que se apoya sobre las “3 C”: capilla, club y colegio. “Vemos que si estas instituciones son fuertes en un barrio, los jóvenes -por más problemas personales o familiares que tengan- van a tener 3 lugares en oónde apoyarse y así van a poder desarrollar su vida y sus capacidades. Pero nos encontramos con barriadas muy grandes, por ejemplo en el Gran Buenos Aires, donde no hay club o donde no hay capilla, o no hay colegio. Y donde para alcanzar estas 3 cosas tienen que tomarse un colectivo o caminar muchas cuadras. Por eso, la promoción del club que ofrece deportes nos parece muy importante”.
“En ese sentido, -prosigue- tenemos que valorar mucho las propuestas de los antiguos clubes de barrios, a los que hay que apoyar y tratar de reflotar, con ayuda de la comunidad y del Estado, para que vuelvan a tener ese valor que tenían. Y tienen que surgir nuevos clubes de otras organizaciones, donde puedo poner el ejemplo de las parroquias de las villas, que casi todas tienen clubes”.

El Padre Pepe piensa que, en el fondo, se trata de “retomar un camino que se inició hace mucho tiempo, porque de hecho tenemos clubes importantes que fueron iniciados por parroquias, como Patronato de Paraná, como San Lorenzo, como tantos otros. Y creemos que, a través de esta pastoral que puede llevar adelante Cáritas, se puede unir mucho del trabajo que se viene realizando en los barrios de todo el país, reorientarlo y darle mucha fuerza a nivel nacional”.
En el contexto de la emergencia sanitaria, esta iniciativa es asumida además como una herramienta de enorme valor para acompañar la difícil situación que enfrentarán los barrios más postergados al final de la pandemia. Mientras tanto, comenzarán a relevarse las experiencias de trabajo que ya existen en todo el país y, con esa información ya sistematizada, se realizará un encuentro virtual con los referentes para intercambiar ideas, unificar criterios y comenzar un camino con una agenda común. Las comunidades o clubes interesados en participar de este relevamiento, pueden escribir a apyca@caritas.org.ar y solicitar información complementaria.

Más adelante, en la medida que se pueda, está previsto empezar a conectar los clubes que están cerca, para tratar de formar pequeñas ligas locales, y, en un futuro no muy lejano, soñar con olimpíadas, zonales o diocesanas, hasta llegar a realizar alguna acción (campeonato, olimpíada, etc.) en el plano nacional.
“Apostamos a todo esto –resume el Padre Pepe- , creemos que entre Cáritas, la Pastoral de Adicciones, los Centros Barriales, las parroquias y comunidades, se puede armar un trabajo serio de lo que significa una pastoral de la Iglesia en este sentido. Pensemos que la Iglesia, o que `el patio de la iglesia´, ha sido siempre un lugar de encuentro y ha brindado un sentido de pertenencia para el desarrollo de capacidades, para los sueños, para el nacimiento de muchas vocaciones de servicio a la comunidad. Creo que hoy, más que nunca hacen falta estos `patios´, más organizados en forma de clubes. Tal como, en el fondo, lo hizo la Iglesia desde siempre, aunque con una conciencia diferente, porque era otro contexto social”, concluye Pepe.
Colaboración: Juan Martín Garay -.