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El Coronavirus y el momento para pensar juntos

trabajo en equipo, la unión conlleva al éxito | 880

Por Aída «Marisa» Toscani   .-

Con la sabia y valiente decisión del gobierno de Alberto y Cristina de sostener la cuarentena acompañados de muchísima gente, que obedece las reglas y trabaja para que esto funcione correctamente, se lograron resultados positivos y los contagios se ralentizaron. Pero también están los otros, los perversos, los miserables, como Paolo Rocca y otros empresarios poderosos como él, que siguen sosteniendo la ganancia por sobre la vida del otro.

La cuarentena también nos ha precipitado a vivir un tiempo, para muchos más lento, o por lo menos con ritmos diferentes en los que usualmente transcurríamos. La lectura conforma entonces un enorme espacio, que nos ayuda a respondernos a las perplejidades diarias, con las cuales nos enfrentamos y los cambios que se están produciendo y que vendrán.

Tres textos, cual ventanas desde las cuales se puede observar en perspectiva la realidad, me sirvieron para dejar el asombro y empezar a responder interrogantes. Si bien la realidad se observa desde distintas temáticas, lo común que se puede señalar en los tres escritos es que marcan la situación de excepción que se vive, por lo cual, la realidad que emerja de ella será distinta o muy distinta (aquí varían las conclusiones) de lo que hoy se conoce.

El primer análisis lo realizó el historiador economicista, Mario Rapoport, en un artículo publicado en Página 12. Quien, entendiendo las continuidades que se dan en la Historia, rescata la gran epidemia de fiebre negra, que mató 25 millones de personas en Europa en el siglo XIV. Es el período de la parte final de la Edad Media, con un modelo de producción feudal donde unos pocos señores explotaban a una población campesina hambreada y por lo tanto muy débil. La crisis que la pandemia provoca, juega como un factor decisivo en la caída del feudalismo. Por supuesto, que no es abrupta, ni igual en los distintos países y regiones, pero comienza un incipiente capitalismo mercantil con intercambio de productos. Rapoport entonces se plantea que esta pandemia también podría modificar este capitalismo neoliberal, basado en la usura financiera  que beneficia a un 1% de la población y hambrea a millones.

Sumé a esa lectura un análisis de Thelma Luzani[1] también de Página 12, sobre un escrito de Kissinger, el gran hacedor de los golpes de estado en América Latina con especial referencia a la destitución y muerte de Allende en Chile, la guerra de Vietnam, las guerras provocadas en Medio Oriente y sigue la lista. En el artículo publicado en el The Wall Street Journal, plantea que hoy Estados Unidos no puede ofrecer al planeta ningún ideal civilizatorio, salvo la depredación financiera y medioambiental.

Lo que marca Luzani, al interpretar el mensaje de Kissinger, es que USA ha perdido esa fuerza simbólica de los liderazgos, que hizo creer por décadas al mundo, que ellos eran los únicos capaces de encontrar respuestas eficaces al caos. Países demonizados como Rusia y China, hoy debieron ayudarlos y Trump tuvo que agradecer esa cooperación. Sin decirlo con todas las letras, Kissinger está reconociendo el fin de la hegemonía norteamericana y la posibilidad de que en un futuro se llegue a un cogobierno mundial donde ellos sean sólo una de las voces.

Me aparto del texto de Luzani y puedo recordar los vaticinios de Wallestein cuando anunciaba el fin de la hegemonía norteamericana, pero advertía que esto iba a producir enormes calamidades como cuando un barco se hunde y arrastra a otros en su tragedia. De alguna manera así debemos interpretar por ejemplo, el anuncio por parte del Pentágono de una invasión a Venezuela. No sólo como una forma de disimular el derrumbe imperial, sino como viejo recurso, ante la necesidad de abroquelar la opinión pública, alrededor del gobierno y la lucha de Trump por lograr su reelección.

Un texto que también aporta para entender los cambios que vienen aparejados con el corona virus, es el de Graciana Peñafort una lúcida abogada que publica en el Cohete a la Luna,  dirigido por Horacio Verbitszky. Lo titula Demasiados hombres de la Bolsa. En el subtítulo aclara:

Todos aquellos que ante la opción entre “la bolsa y la vida” eligieron quedarse con la bolsa, terminaron mal.

En el artículo Peñafort, hace un recorrido explicativo sobre la moneda como forma de intercambio, cuando se materializaba en oro u otro metal. Más adelante describe cómo empezaron a utilizarse las letras de cambio y otros valores en papel, que facilitaban las transacciones comerciales, pero que su valor era conferido por el poder de quien lo  emitía.  En un recorrido no exento de humor y que deja de lado las complejas explicaciones de los economistas, llega a describir las crisis del siglo XX y XXI y enfatiza la última crisis, con la caída del mundo de las finanzas encabezado por el grupo de Lehman Brothers, que habían prestado muchísima plata a tasa muy alta y que la gente en un determinado momento no pudo devolver. Así esos papeles que habían circulado a valores no reales, se desmoronaban, lo cual demostraba que “lo real como categoría también existe”  

El conjunto de sus explicaciones son para poner en claro que en todos los tiempos hay sectores de personas cuyo único objetivo es el lucro y en su obsceno acaparamiento, dejan de lado la vida de las mayorías. Así pone como ejemplo la maniobra de unos empresarios que ante el requerimiento del Ministerio de Desarrollo Social para la compra de comestibles no trepidaron en aprovecharse de las urgencias, para obtener una mayor ganancia. Con la respuesta rápida del gobierno, que denunció la maniobra y a los funcionarios que la permitieron. Frente a esta realidad de abuso y una situación crítica frente a la pandemia, surge la idea de cobrar, a quienes han obtenido enormes ganancias, un impuesto extraordinario, proyecto para ser presentado en la Cámara de Diputados, que son los representantes del conjunto de la población.

A las explicaciones de Peñafort, agrego que esas herramientas, con las que cuenta el Estado para afrontar situaciones excepcionales ya fueron aplicadas en otros momentos históricos donde había que enfrentar enemigos poderosos. Así lo hizo Artigas en la Banda Oriental cuando luchaba contra portugueses, españoles y porteños. San Martín en Cuyo,  mientras organizaba el ejército liberador de Argentina, Chile y Perú. Al igual que Güemes en Salta para aprovisionar al ejército que defendía el Norte frente al invasor español. Todos estos patriotas, recurrieron a la confiscación de los bienes de los españoles y los malos americanos, que estaban en contra de la independencia, pero además,  a quienes apoyaban la causa revolucionaria, le requirieron contribuciones forzosas.

Y sigue Peñafort: la Ley que habilite para cobrar un impuesto extraordinario sobre los muy ricos del país “ y poner una suerte de bonus track del impuesto, a quienes tienen el dinero en el exterior, demostraría que “el Estado además de estar en emergencia, tiene la inteligencia como para administrar una crisis como nunca vimos” “El Estado Argentino ante los poderosos que le gritan “la bolsa o la vida” sigue eligiendo la vida.

Los tres análisis nos muestran que la pandemia ha introducido cambios drásticos. El Estado liberal que actúa en beneficio de un minúsculo grupo de privilegiados, no puede, ni quiere dar respuestas eficaces ante la enfermedad y un aparato productivo que se resquebraja. El mercado “esa mano invisible” que todo lo regula, ha sido abandonado por sus fieles seguidores y se recurre a “la maquinita” para enfrentar los gastos extraordinarios en un mundo que ha cerrado sus fronteras. Ante este contexto la atención se vuelca hacia “la mano invisible” del mercado, para reclamarle lo que obtuvo gracias al esfuerzos de quienes trabajamos. Porque además se advierte, que en realidad “lo invisible” tiene rostros y nombres y todos aparecen en los paraísos fiscales, donde ponen sus ganancias y así sabotean una  educación de calidad, una política de salud que contemple las mayorías, trabajo garantizado y con sueldos dignos y una larga lista de derechos que diferencia los pueblos felices, de los pueblos explotados.

[1] Autora de un libro imprescindible Territorios Vigilados