La bebida pionera en Concepción fue creada en 1913, para desaparecer en el década del 90. Es recordada por muchos y hasta mencionada por Yupanqui.
Mas precisamente el 12 de octubre de 1913, nace la licorera Lusera.
En Concepción del Uruguay se constituye Lusera S. A. por vecinos de la ciudad, entre los que se contaban Francisco Tavella, Nicolás y Rodolfo Miloslavich, Pedro y Ambrosio Artusi, Antonio Canavessi, Pedro Barral, Juan Puchulu, Carlos Kirchner, Eduardo Tibiletti y Luis Grianta. Es considerado el primer aperitivo auténticamente argentino, formulado con materia prima local. La firma fabricó durante década el popular aperitivo del mismo nombre.
De La Lusera estamos hablando. El aperitivo de color oscuro envasado en botellas de litro con aquella tapa a rosca amarillenta y de metal blando, que en la mayoría de las veces terminaba doblada, haciendo las veces de “poroto” para el truco o el mus, ese juego de cartas que paso a la historia y que merece ser rescatado también.
La Lusera, como luego lo fue su continuadora Marcela, fue infaltable en los boliches esquineros y cantinas de los clubes, siendo la elegida por la mayoría de los parroquianos a la hora de “calibrar las copas” en los estaños. Cortada con soda y hielo o con algún otro liquido que aliviara un poco su graduación alcohólica, fue la reina del aperitivo desde el 1913 hasta cuando promedió el siglo pasado, sumergida en el olvido y desinterés de las nuevas generaciones y de los nuevos dueños de su patente.
El historiador Rubén Bourlot, citando a otros colegas de estos pagos, afirma que “fue inventado por un inmigrante yugoslavo llamado Nicolás Miloslavich que instaló una fábrica de licores en 1899, y que había llegado 28 años antes a Concepción del Uruguay”. Rescata que el aperitivo fue de pura cepa entrerriana ya que estaba compuesto por hierbas extraídas de nuestros montes “Miloslavich logró hacer la bebida con yuyo de lucero o lusera (que en nombre científico es Pluchea Sauveoleus), marcela, arazá, angélica, quina, mini y centaura, entre otros productos naturales. Todo eso y algún secreto más conformaban una bebida de color marrón oscuro y bien amarga que comenzó a comercializarse desde 1913”.
Ese fue el inicio de un largo camino que recorrió esta bebida, que llegaba a las bocas de expendio como boliches, bares, clubes, en los viejos cajones de alambre, pesados, muchas veces herrumbrados y rotos que tornaban peligroso su manipulación.
Otro historiador, Andrés René Rousseaux recuerda que la bebida recibió en 1917 la Medalla de Oro en la Exposición Internacional de Milán.
Potencia
La empresa fue una verdadera potencia por estos pagos. Su edificio, levantado cerca del puerto, detrás de las vías, mostraba las influencias inglesas en su construcción, edificación que sobrevive hasta hoy, convertida en modernos lofts en una parte y galpones en otra.
Atahualpa
“Frente a una pequeña mesa, sirvió un poco de Lusera, la bebida tradicional de Entre Ríos”, escribió Atahualpa Yupanqui. En su paso y estadía por Entre Ríos, el artista insigne del país degustó La Lusera, recordando años después, su sabor amargo y su poder de reunión que ejercía en los gauchos entrerrianos.
Marketing
Colaboró mucho con la notable inserción del producto en las ciudades y en los pueblos del interior la novedosa e ingeniosa campaña publicitaria llevada a cabo por sus propietarios. En cada boliche del interior, en cada pueblo de las colonias, la presencia de una cancha de bochas fue casi obligatoria.
Y en ellas, para llevar los tantos sobresalía el cartel enlosado, de color amarillo furioso con sus letras negras que decía Tome (arriba en horizontal) y Lusera (en vrtical), acompañando los 18 tantos de las lisas (marcada con una L) y las rayadas (con la R). Aún hoy esos carteles adornan muchos lugares y son buscados por coleccionistas y vendedores que los ofrecen en los sitios de ventas de la web a precios llamativos.
(Fuente: sitio facebook Regionlitoral).
Esta nota fue publicada por revista La Ciudad el 26/8/2017