No habían transcurrido tres años desde el momento en que Tomás de Rocamora fundara la villa de Concepción del Uruguay, cuando el 13 de marzo de 1786, se produjo un nacimiento en el hogar de Juan Gregorio Ramírez y doña Tadea Jordán. El niño fue bautizado con el nombre de José Francisco.
No obstante que este acontecimiento ha sido aceptado y recogido casi unánimemente por los historiadores que se han ocupado del tema ramiriano, el profesor Miguel Angel Gregori ha apuntado sus dudas, preguntándose si el futuro Supremo de Entre Ríos no habría nacido en realidad el 3 de octubre de 1788, «hijo de Tadea Jordán y padre incógnito».
Lo cierto es que poco después de 1786, falleció don Juan Gregorio Ramírez, durante una fuerte tormenta que lo sorprendió cuando cumplía sus deberes de patrón de una embarcación mercante que efectuaba la travesía del Río de la Plata.
Doña Tadea Jordán enviudó, pues, cuando contaba veintiséis años. De pequeña estatura, llamaba la atención por la belleza de su rostro. Poseía un gran talento y una energía casi varonil, que le granjearon mucho prestigio. El 20 de agosto de 1789, la madre de Ramírez contrajo segundas nupcias con don Lorenzo José Francisco López y García. De esta unión nacieron diez hijos, entre los cuales debemos mencionar a José Ricardo, de quien ya hemos hablado en páginas anteriores. El hermano materno de Ramírez fue, a su vez, padre de Ricardo Ramón, el último insurgente.
Según una versión tradicional ampliamente difundida – pero de la que mucho dudamos – Francisco Ramírez habría asomado a la vida en el solar N° 1 situado frente a la plaza principal de la villa de Concepción del Uruguay, que hoy lleva su nombre y en donde se levanta la pirámide consagrada a su memoria.
Como otros niños de la villa, asistió a la escuelita de primeras letras que existía en ella. El resto de su instrucción la adquirió en su hogar, en el trato con las personas más ilustradas y en las enseñanzas que pudieron haberle transmitido el fraile Mariano Agüero y el sacerdote José Bonifacio Redruello.
Según el historiador Martín Ruiz Moreno, Ramírez fue nombrado alcalde de Arroyo Grande y, en 1810, cuando se produjo la Revolución de Mayo era oficial de cívicos nombrado por el comandante general de los Partidos de Entre Ríos, don José de Urquiza, padre del futuro organizador de la República.
A raíz de la ocupación de las villas entrerrianas, a fines de 1810, por las fuerzas españolas al mando del capitán de navío Juan Angel Michelena, el alcalde de Concepción del Uruguay, doctor José Miguel Díaz Vélez, se vio obligado a abandonar la villa y emprender la marcha hacia Paraná. Cuando poco después, Díaz Vélez fue designado comandante general en reemplazo de don José de Urquiza, y José Rondeau se incorporó a las fuerzas patriotas, se estableció entre ambos un plan para resistir con una guerra de recursos la expedición de Michelena. Fue entonces que el joven Francisco Ramírez, infatigable e intrépido, buen conocedor de campos y de montes, sirvió de nexo entre los dos jefes, realizando continuos viajes entre el Paraná y el Uruguay.
El general Rondeau, en su Autobiografía, así lo recuerda: «Casi semanalmente iba a la Bajada con las contestaciones y papeles públicos que recibidos esparcía yo mismo o lo hacía entre las tropas y el vecindario cuando contenían noticias desfavorables a los «realistas». Por ello se ha llamado a Ramírez el «chasquero de la Revolución».
Por su parte, el coronel Rey, a fines de 1810, notificó a la Junta que Ramírez había llegado al Arroyo de la China acompañando a dos desertores que él sacó y ayudó a trasladarse a la Bajada.
A partir de ese momento y hasta avanzado el año 1815, la vida y el accionar de Francisco Ramírez parecen perderse en un cono de sombra. Poco, muy poco, es lo que se sabe de él en ese lapso de cuatro años. Porque debemos advertir – y esto debe quedar muy claro – que su participación en ciertos episodios mencionados por algunos de sus biógrafos, carece de todo apoyo documental. Se ha hablado de combates, de cooperación con patriotas de la Banda Oriental, de reclutamiento de hombres y hasta de prisión, luego de una lucha en Casa Blanca, en las cercanías de Paysandú.
Así, por ejemplo, los historiadores Benigno T. Martínez, Leandro Ruiz Moreno y muchos otros, han sostenido y repetido que los prisioneros patriotas hechos en Casa Blanca – entre ellos Ramírez – fueron trasladados a Montevideo. En el rigor de la prisión en la que habría estado dos años, contrajo una enfermedad al pecho que más tarde sería crónica, según una versión adjudicada a su hermanastro Manuel López Jordán.
En cuanto a su liberación, mientras algunos autores hablan de su huida, después de atacar a un guardián, otros la atribuyen a un canje de prisioneros. Esta disparidad de opiniones viene a confirmar lo dicho anteriormente: la falta de documentación respecto de las actividades de Ramírez en este período de su vida.
En 1977, el historiador uruguayo Ariosto Fernández publicó un opúsculo titulado Francisco Ramírez y las milicias entrerrianas defensoras de España en Montevideo (1811-1814). En este trabajo el autor afirma:
1°) Que Francisco Ramírez no estuvo prisionero de los españoles en 1811, pues su nombre no figura en los «Pie de Listas de presos existentes en la Real Ciudadela. Años 1811-1812».
2°) Que Francisco Ramírez, juntamente con muchos otros hombres de Concepción del Uruguay – entre ellos Josef de Urquiza, Narciso Calvento, José Antonio Posse de Leys, José Antonio Bolado, Antonio de Rivero, etc. – arribaron a Montevideo el 20 de marzo de 1811, para ponerse al servicio de las autoridades españolas en la lucha entablada con los patriotas rioplatenses iniciada el 25 de mayo de 1810.
3°) Que cerca de medio centenar de hombres conformaron lo que en los documentos de la época – que Ariosto Fernández da incluso en reproducción facsimilar – se denominó Regimiento Urbano de Milicias del Uruguay, 1a. y 2a. compañía, y más adelante Compañía de Emigrados de la villa de Concepción del Uruguay. El comandante del cuerpo fue don Josef de Urquiza y los capitanes de cada compañía, José Antonio Posse de Leys y Narciso Calvento.
4°) Que en las diversas listas correspondientes a esa compañía, desde marzo de 1811 hasta febrero de 1813, aparece el nombre de Francisco Ramírez, integrando el conjunto de las fuerzas españolas en Montevideo al servicio de la Corona.
El ancho cauce para la polémica ha quedado así abierto. De un lado se escucharán voces que, convencidas por el aporte documental de Ariosto Fernández, admitirán que Francisco Ramírez estuvo enrolado en las filas españolas hasta avanzado el año 1813 y que, en consecuencia, su incorporación a la causa patriota se produjo en 1814, después de la caída de la plaza de Montevideo.
Por el otro, estarán aquellos que continuarán afirmando que Francisco Ramírez, ya en 1811, participó activamente en la entusiasta cruzada entrerriana en favor de la independencia. Para ello esgrimirán lo apuntado por Rondeau a fines de 1810, y sostendrán que para aceptar la tesis de Ariosto Fernández, debe demostrarse previamente que el Francisco Ramírez que figura reiteradamente en la Compañía de Emigrados de Concepción del Uruguay, no se trata de otra persona del mismo nombre, sino que es realmente quien años después se convertiría en el Supremo de Entre Ríos. Debemos señalar al respecto, que en conferencia pronunciada en 1981 el señor Eduardo Víctor Alvarez planteó esta argumentación y consignó la existencia en el Arroyo de la China de otra persona llamada Francisco Ramírez.
Ya de regreso a su tierra natal, Ramírez se enroló en las filas del artiguismo, lo que motivó que en 1816, el Protector de los Pueblos libres lo designara comandante de Concepción del Uruguay, en reemplazo de José Antonio Berdúm. Desde entonces comenzó la ascendente carrera militar y política de Ramírez. Identificado con el principio de libertad sustentada por una organización institucional republicana y federal, su prestigio acreció día a día.
Con actividad febril reunió recursos y hombres para contribuir a la lucha contra los portugueses que habían ocupado la Banda Oriental y, además, preparó elementos para sostener el ideal político de la liga de los Pueblos libres.
(fuente: Historia de Concepción del Uruguay, Tomo I, del prof. Oscar Urquiza Almandoz)
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 13/3/2022