Por Luis Alejo “Toto” Balestri –
El día jueves, en un reportaje radial, el asesor de Milei en temas laborales y redactor del proyecto de ley laboral, haciendo gala de un discurso mentiroso y también cínico, porque conocen la historia y mienten adrede, declaró “tenemos una ley de contratos de trabajo de 1975, donde la máquina más importante que teníamos era la máquina de escribir mecánica”.
En otro momento me ocupé de la decadencia argentina. Este discurso falaz encaja con aquellos que sostienen la decadencia como consecuencia del peronismo.
Vuelven conque no teníamos tecnología y que solo existía una industria sostenida por la protección pública y estábamos entre los últimos de mundo.
Sabemos que no es así, pero no sé porque rara parálisis la dirigencia opositora no responde. El abogado De Diego, asesor de las grandes corporaciones miente cuando dice que el proyecto más que “una bocanada de aire fresco que tenga que ver con las nuevas tecnologías”, solo pretenden ir al trabajo semiesclavo solo en provecho de las grandes corporaciones y de sus codicias, justo cuando en el mundo, en el reordenamiento geopolítica que se está produciendo, hoy la competitividad no pasa por precarizar el trabajo.
Clarito, nuestra tecnología tenía bastante más que máquinas de escribir, que por aquellos tiempos fabricábamos en el país, al igual que las calculadoras electrónicas que eran vanguardia en toda América Latina y competían de igual con las norteamericanas y las europeas. Incluso es conocido que dos industrias de vanguardia (Olivetti y Fate) desarrollaban proyectos para avanzar en el terreno de las computadoras.
El regreso del peronismo, sobre todo con Perón vivo y con la gestión de Gelbard, no solo dejó la ley de contratos de trabajo sino que la industria, fortalecida salió a competir internacionalmente y en esos años alcanzó los porcentajes más significativos de nuestras exportaciones. A pesar de los conflictos y las contradicciones, el Informe Maddison muestra que antes de la dictadura genocida estábamos entre los primeros 20 países del ranking de PBI per cápita. También recordar que nuestro PBI era mayor que el brasileño y que medido por habitante duplicaba al de Brasil y era muy superior al chileno y al uruguayo que hoy nos superan.
Los años 90 significaron la institucionalización de la contrarrevolución y este gobierno viene a enterrarnos definitivamente, cerrando lo que quedaba de aquellos tiempos y algunas de las cosas que recuperamos entre los gobiernos de Néstor y Cristina.
Recordemos que gran parte de la dirigencia empresarial de hoy formó parte de la nueva elite que reemplazó al último proyecto de burguesía industrial y que se identificaron como “capitanes de la industria”. Con ellos, en esas empresas que surgieron lo financiero pasó a ser más importante que lo productivo.
La reforma laboral planteada es posiblemente el fin del sindicalismo que surgió con el primer peronismo. No pretenden tomar en cuenta las relaciones laborales a partir del cambio tecnológico, solo pretender evitar las negociaciones colectivas de los trabajadores y obligarlos a negocias de un modo directo con el empresario, sin tomar en cuenta que se trata de una relación muy asimétrica desde el punto de vista del poder.