Por Roque José Giovenale –
En otra de las interesantes propuestas presentadas por el teatro uruguayense durante el corriente año, el grupo «Las Máscaras» dirigido por Héctor Ferrari pone en escena «Cita a Ciegas» del dramaturgo y periodista Mario Diament.
El elenco está integrado por Carlos Zelayeta, Friné Forno, Leo Barthelemy, Elena Woilloud y Agata Peralta.
La obra lleva al espectador al mundo de Jorge Luis Borges, sus pensamientos, sus modos, sus personajes.
Sentado en un banco de plaza, un anciano escritor ciego se encuentra ocasionalmente con distintas personas. En los diálogos se van revelando algunas historias de amor entrecruzadas y quizás, a partir de allí, cambie para siempre la vida de sus protagonistas
Diament describe la pieza como una historia de pasión donde aparecen algunos típicos temas borgeanos; los mundos paralelos, la casualidad o los desencuentros.
Poco después de la función del sábado 28 de octubre charlamos con Carlos Zelayeta, quien nos decía:
De su personaje:
Estoy muy contento con la obra por lo que es en si misma, incursionando en los universos planteados por Borges y presentes en toda su obra. Por otro lado, porque exige una particular creación del personaje. Si bien en ningún momento se dice que el personaje en escena es Borges, si se lo identifica con él.
En la creación he intentado, no hacer una imitación, sino un personaje que cuando el público lo vea, lo remita a él.
En definitiva, quien completa la imagen de Borges es el espectador. Una imitación sería más bien para un grotesco o para algo cómico. Los imitadores que tan bien hacen a diferentes personajes, incursionan en el campo de la comicidad.
En la creación para este tipo de obras tenemos que encontrar elementos a utilizar para engalanar el personaje. Imaginarnos como reaccionaría Borges en determinadas circunstancias, las planteadas en la obra, no las vividas por el Borges real, sino por el ficticio, y destinadas a ser vividas en la mente del espectador, según el concepto, según la imagen que cada uno tenga del escritor. Al crear el personaje no intenté dar el modelo terminado, sino dejar la terminación en la imaginación de quien lo ve.
La obra refleja una etapa de la vida de Borges donde está completamente ciego, ese es uno de los desafíos, el personaje debe mostrarse así. Yo realmente durante todo el desarrollo de la obra estoy ciego, estoy con los ojos cerrados, no los abro para nada, porque eso podría tentarme a reaccionar como un personaje que ve.
En el primer ensayo, cuando ya empezamos a mover la obra, tenía el texto más o menos asimilado porque si necesitas leer el texto, ahí se terminó la ceguera. En los primeros movimientos, para incorporar el personaje, ya empecé a trabajar con los ojos cerrados, para observar cómo siente, cómo es, cómo reacciona, cómo busca los lugares para sentarse, para desplazarse o para caminar. A la búsqueda la inicié desde allí.
Por supuesto, estaba acompañado de otros aspectos. Estuve mirando videos, escuchando cómo se expresaba, qué pausas hacía, cuándo apuraba sus palabras, cuándo lo ralentizaba, la manera de pensar una frase y luego, de manifestarla, observando todas esas características.
En cuanto a la ceguera, la duda posterior era, si quedaba bien estéticamente, si se veía bien que el personaje quedara con los ojos cerrados. En algún momento había pensado en usar anteojos oscuros, pero nunca lo vi a Borges con anteojos oscuros o cosas similares. Al notar en las personas presentes en los ensayos una buena recepción, decidí mantenerme así, con los ojos cerrados todo el tiempo.
De la obra:
Podemos tomar dos aspectos; quienes llegan allí son personajes reales que se encuentran con Borges en la plaza o por ahí desfilan personajes que están en su mente y él está haciendo un cuento.
Además los personajes están contenidos dentro de la temática de Borges y muchas veces, las expresiones de ellos, podrían estar en su boca o en un cuento suyo.
Del público:
Es una obra para meterse en la historia y seguirla con atención, con seguridad porque lo que se va diciendo desde el comienzo se va hilvanando con otras circunstancias. Para entender el desarrollo hay que seguirlo atentamente. Si uno se pierde en la mitad, si uno se evade un rato de la obra, se pierde.
El público debe gustar de este tipo de propuesta, de este tipo de teatro. De lo contrario, si no sigue el hilo, es difícil comprender después, aunque tiene algunas escenas que atrapan por si solas.
El público la ha recibido bien, esa es la sensación. Debería investigar como lo recibe la mayoría de la concurrencia. No tengo demasiada información. Tengo imágenes parciales, alguien se acerca, y me comenta, como vió la obra, como vió al personaje. Por allí faltaría reunir todos esos comentarios fragmentados y resumirlos de alguna manera, pero estas cosas llevan tiempo. Termina la función, la gente se va de la sala y te vas encontrando con algunos espectadores a la semana, a los 15 días, tarda tiempo, hacer un resumen más preciso.