Las actividades tecnológicas y a distancia son las ganadoras en el medio de la cuarentena. La línea blanca y los servicios esperan para recuperar. Mientras que esparcimiento y de conglomeración de personas corren riesgo de una crisis extendida.
Entre los “ganadores” de la economía del coronavirus están los rubros que se pueden desarrollar gracias a la tecnología, como la educación a distancia, los entretenimientos on line, las herramientas para el trabajo remoto, la atención médica telefónica o en videollamada, y los planes de salud y seguros de vida, entre otros.
En el segmento de la demanda expandida disparada por el inicio de la crisis, como la alimentación (de primerísima necesidad), los productos de limpieza (lavandina) y de cuidado de la salud (alcohol, alcohol en gel, guantes, barbijos), no lograron empujar al sector hacia el primer segmento de la producción debido al derrumbe de venta del resto de los productos de la cadena.
Un empresario de una de las principales alimenticias del país lo explicó de esta manera: “Es errónea esa idea de que somos ganadores. Se vendió fuerte en los primeros días de la cuarentena productos como fideos, polenta, azúcar, arroz y leche, pero se estancaron los yogures, las galletas y otros que tenían un ritmo superior. Esa psicosis duró diez días, el resto fue estancamiento”.
El economista en jefe del Centro de Estudios de la UIA, Pablo Dragún, afirmó que “si bien hay una concentración en los productos de primera necesidad, se están consumiendo un poco más como un adelantamiento del consumo, lo que no implica que se mantenga”. Sucede que la capacidad de compra es, en el mejor de los casos, igual que antes de la pandemia porque no hubo expansión del ahorro sino que las personas mantuvieron e incluso perdieron capacidad adquisitiva.
A esta situación hay que agregarle que la actividad fabril está “mostrando altos niveles de ausentismo y dificultades en la parte productiva”, le dijo Dragún a BAE Negocios, quien además sostuvo que “afectan a la cadena de valor en general”.
Algo similar le sucede a los servicios de internet, que dependen de las reparaciones en calle y en los domicilios de los inconvenientes técnicos y que tuvieron una expansión limitada por la falta de capacidad de consumo.
En el cuadrante de abajo, en donde se concentra el 70% de la producción y el comercio, están los sectores con demanda afectadas fuertemente por la cuarentena ya que no pueden producir o vender. Aunque unos esperan que una apertura gradual les permita resurgir rápidamente, otros estarán afectados al largo plazo.
Entre los primeros está la producción de línea blanca, como electrodomésticos, productos de belleza, ropa, zapatos y accesorios, y servicios de belleza. Algunos de esos rubros mantienen una actividad a través el e-commerce aunque con limitaciones.
Sin embargo, su reactivación es un signo de interrogación porque si bien manifestaron su necesidad de volver a abrir las fábricas, su éxito dependerá de la demanda. “Pueden tenerla por el sector externo o por ser industria de industria, e incluso algunas se están tratando de reconvertir hacia algo que pueda parecerse a primera necesidad, como el caso de algunos textiles que pueden estar haciendo barbijos o productos para el sector hospitalarios”, explicó Dragún.
El Gobierno anunció que relajará la administración de la cuarentena para los sectores de reparación de automóviles y producción y venta de neumáticos, lo que abrió una ventana para reactivar rubros de la metalmecánica, pero no será para todo el sector ya que la demanda será acotada a los vehículos que obtienen el permiso de circulación.
Lejos de la reactivación están los gimnasios, los cines y teatros, los salones de fiesta, los hoteles, los restaurantes y los viajes de turismo. “Las cosas que requieran conglomeración de gente, como esparcimiento y demás actividades, están muy por el piso”, confirmó Dragún.
“Todos estamos aprendiendo de esto, tanto empleadores, trabajadores como el Estado mismo para que con la responsabilidad de todos se pueda cumplir la cuarentena y que no se vaya por el tacho el esfuerzo, pero tampoco que le pasé lo mismo a la economía”, evaluó el economista del CEU de la UIA.
Lo cierto es que los empresarios esperan “un salvoconducto para los sectores que tienen fuerte caída de la actividad por hundimiento de la demanda y que les permita asistir a los que están funcionando en la actualidad para que, con los cuidados extremos necesarios, vuelvan a producir”.