En diciembre de 2017 nació el billete de 1.000 pesos. En una primera instancia, registró una equivalencia a u$s56, pero no tardó en desplomarse hasta los u$s12,74 a diciembre de 2019. En menos de 2 años (2017-2019), la depreciación del billete de mil pesos, frente al dólar estadounidense, perdió un 75.45%.
El dato más curioso y grave lo constituyó el hecho de que a pocos meses de comenzar su circulación, el billete de $1.000 ya había perdido más del 50% de su valor. Concretamente, en septiembre de 2018, y a sólo 10 meses de su lanzamiento, el papel de máxima denominación representaba sólo u$s26, situación que implicaba un descenso de 54% frente a los niveles iniciales de diciembre de 2017.

Tras la pandemia, los avatares de la guerra rusa y la inflación suscitada entre 2019 y 2022, hoy el billete de $1000 vale u$s2.85 (tomando otra vez como referencia un valor actual promedio de $350)
Para dimensionar la pérdida de valor que tuvo la moneda argentina, una canasta básica familiar en diciembre de 2017 costaba $16.027, mientras que su valor en el mismo mes de 2022 fue de $152.515. En tanto, para adquirir una canasta básica alimentaria, una familia tipo (dos hijos) pasó de necesitar $6.568 en diciembre de 2017 a $67.187 para comprar la comida indispensable, y no caer en la indigencia.