Por Rodolfo Oscar Negri –
En apenas 20 días, pero doscientos años atrás, se sucedieron tres episodios históricos que marcarían el destino de nuestro país.
El 31 de enero de 1813 se reúne la Asamblea del Año XIII. Mas allá de lo que políticamente significó de criticable con respecto a nuestra zona puntualmente (rechazo de los diputados de Artigas y de las provincias bajo el dominio Federal), la Asamblea consolidó los símbolos patrios, aprobó la Bandera, el Himno y el Escudo nacionales, y declaró la libertad de vientre -mal llamada abolición de la esclavitud, lo que ocurrió recién en 1853 con la primera Constitución- que daba libertad a los hijos de esclavos nacidos a partir de esa fecha. También, suprimió todos los símbolos que hacían mención de Fernando VII, el rey de España.
El 3 de febrero el combate de San Lorenzo. Prueba de fuego de los Granaderos a caballo del Gral San Martín y paso que marca el creciente ascenso del Padre de la Patria en la política local.
El 20 de febrero el importantísimo triunfo en la batalla de Salta. Esta fue la batalla más trascendente de la gesta de la Independencia porque impidió el avance español en suelo argentino. Hay que pensar que si Belgrano (desoyendo las instrucciones que tenía del gobierno de Buenos Aires) no los hubiera frenado, los realistas hubiesen llegado cuanto menos a Córdoba, y sacarlos hubiese sido prácticamente imposible.
Es notable como las desobediencias de nuestros héroes patrios, son las que hicieron la patria: Belgrano, con esta acción y San Martín, negándose a reprimir a las huestes federales.
Hombres inmensos, decisiones trascendentes y momentos claves para una Patria que nacía.
Esta nota fue publicada por la revista La Ciudad el 16/2/18